Resucitando al sistema de salud
En menos de un mes, los Servicios de Salud de Sinaloa recibieron una inyección de casi 150 millones de pesos, solo para equipo, medicamentos e insumos. Equivale al 20 por ciento del presupuesto anual, donde la mayor parte es para pago de nómina.
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La emergencia sanitaria obligó a echar mano de todo: Aportaciones extraordinarias, subsidios estatales y parte del presupuesto para salud vía INSABI antes del Covid-19. Un intento desesperado por salvar un sistema siempre al borde del colapso, igual a un paciente hipertenso, obeso y diabético.
En marzo se armaron las convocatorias, las licitaciones y los requerimientos, pero no se gastó un peso extra. A medida que pasaban los días se iba señalando que las camas hospitalarias serían insuficientes para el pico de la pandemia, lo mismo que los respiradores artificiales. Había protesta reclamando lo esencial: tapabocas, guantes, trajes de seguridad.
En abril es cuando los contratos se cerraron, fluyó el recurso y se estuvo entregando parte del equipo a los hospitales generales del estado y los centros de salud que estarían atendiendo pacientes Covid.
Las bases de datos están desde la semana pasada en una plataforma del sitio oficial de los servicios de salud de Sinaloa. Es la información presupuestal y técnica sobre la pandemia. Sinaloa se había tardado, estaba rezagado en el país con respecto a otras entidades en transparentar las tres vertientes: cuánto se está gastando, dónde se reparte el equipo e insumos, y las fichas con los datos técnicos de la epidemia (casos confirmados, pruebas realizadas y muertes).
Aun así, la organización Transparencia Mexicana considera insuficiente la información incluida en el sitio oficial de Sinaloa. En una iniciativa para el seguimiento a recursos públicos para la emergencia sanitaria, denominada #Susanavigilancia. El 30 abril señala en su reporte a la entidad, entre aquellas que no incluyen información sobre el monto de recursos para la emergencia ni sus efectos económicos, tampoco desglosa cuánto se destinará a la emergencia sanitaria y cuánto a la recuperación económica.
Dinero=equipo
Los Servicios de Salud de Sinaloa informan en este micrositio que se abrieron licitaciones o adjudicaron 49 contratos. En total suman 146 millones 972 mil 783.81 pesos. Solo dos quedaron pendientes. De los 47 contratos cerrados nueve de ellos concentran el 60 por ciento de los recursos: 89.3 millones. Todos ellos además son adjudicaciones directas y solo se describe el servicio como equipamiento hospitalario o medicinas.
Los nueve contratos adjudicados con el 60 por ciento de los recursos se otorgaron a seis empresas: Instrumentación Médica, Ingeniería Médica Integral, Ingeniería Médica Integral del Noroeste, Industrias Unidas, Medicamex y Productos y Servicios Hermes, todas sociedades anónimas.
De ellas, una sola se lleva una quinta parte del recurso total. Instrumentación Médica tiene tres contratos adjudicados por 9.8, 7.7 y 14.2 millones de pesos, para sumar 31.7. Todos con el concepto de equipamiento hospitalario.
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Del universo de los 47 contratos de Sinaloa, 12 de ellos concentran tres cuartas partes del monto total: 108.2 millones de pesos. Ahí se incluyen las nueve adjudicaciones más tres licitaciones públicas.
Dos meses y contando
A Sinaloa el coronavirus llegó rápido. El 28 de febrero estaba aquí el caso positivo número dos del país. Pero en marzo no se invirtió un solo peso en salud a pesar de la amenaza de la pandemia que se acercaba inexorablemente.
Peor, aun estaba caliente el debate por la desaparición del Seguro Popular y el surgimiento del Insabi –Instituto de Salud para el Bienestar-, cuando el coronavirus opacó cualquier discusión pública. Algo estaba claro en México, y en Sinaloa, el sistema de salud no soportaría la llegada masiva de pacientes contagiados.
Sin embargo, marzo cerró en Sinaloa con solo tres muertes y 27 pacientes activos.
Fue en abril donde el virus se expandió. El estado cerró el mes con 142 muertes y 869 casos confirmados. Todo el mes se ubicó como una de las cinco entidades de México con el más alto número de pacientes activos y de muertes.
De Sinaloa el epicentro es Culiacán, con más de la mitad de los casos activos y con seis de cada 10 muertes ocurridas en la entidad.
La información sobre la emergencia ha sido otra de las deudas del sistema de salud. No solo en los recursos públicos, sino en el conteo de los casos confirmados y las muertes.
El viernes 24 de abril, de manera sorpresiva, el sistema estatal anunció 25 muertes por Covid. No se trataba de defunciones de un solo día, sino del rezago en la plataforma de información. Las muertes correspondían en dosis pequeñas a 10 días anteriores al del informe.
Lo mismo sucedería en días posteriores: el 25 de abril se sumaron nueve rezagados; el día siguiente cuatro más; y el lunes 27 de abril 14 muertes que no se había contado en su momento.
El viernes 1 de mayo, el vocero federal para la pandemia, Hugo López-Gatell, diría en la conferencia vespertina que Culiacán había pasado ya el pico de la enfermedad. Es decir, el más alto número de pacientes graves, internados en terapia intensiva. Solo que dos días antes, el Secretario de Salud de Sinaloa, Efrén Encinas, calculaba que faltarían dos semanas al menos para llegar al pico de la pandemia.
¿Entonces?
Artículo publicado el 03 de mayo de 2020 en la edición 901 del semanario Ríodoce.