La odisea de las madres trabajadoras para llevar la escuela en casa

aprende en casa

Es enfermera y trabaja en la atención de enfermos por Covid-19. Tiene tres hijas pequeñas: una en preescolar, otra en segundo año de primaria, y la más grande en quinto.

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“Necesito estar tranquila para no estresarme para poder que todos estemos bien y dar una buena atención a mis pacientes”, les dijo a las otras mamás en un mensaje por el grupo de WhatsApp, cuando les pidió apoyo para que hicieran llegar su mensaje a la directora de la primaria pública en donde estudian dos de sus hijas.

Había estado llorando de frustración en casa. Está entrando a la 7:00 de la mañana a su turno y en un receso para comer aprovechó para enviar el mensaje de auxilio a las otras mamás que tienen hijas en el mismo grupo de quinto grado.

“No estoy pidiendo que mis hijas no hagan las tareas, solo que me den la oportunidad de pasarla en cuanto me sea posible”, les dijo la enfermera que no tiene turnos fijos.

Desde que se reanudaron las clases en casa, la escuela primaria había entrado el programa federal de la SEP de seguir clases con el apoyo de la programación del canal de televisión Once Niños. De acuerdo a las indicaciones de las maestras ahora hay que enviar las evidencias del trabajo a horas específicas, hacer envíos de fotos a grupos de whastsApp y armar las “Carpetas de Experiencias”, para entregar éstas últimas el día que regresen presencialmente a la escuela.

Estaría pendiente de las tareas de sus hijas por las noches porque no puede a otra hora. Por seguridad no usa celular en el área de trabajo, y por miedo a contagiar a sus hijas, prefirió que se quedaran en la casa de sus padres.

Las jornadas de la escuela en casa han sido agotadoras para las madres de familia, especialmente para quienes alternan sus responsabilidades laborales con la supervisión del trabajo escolar.

“Nadie dijo que aprender desde casa sería sencillo, mucho menos con las tareas que nos tocan”, twitteó Juan Alfonso Mejía, dos días después de haberse reanudado el ciclo escolar en casa, tras días de receso académico por la Semana Santa, en medio del confinamiento.

María es madre de familia y tiene una hija que cursa la primaria, pero tiene también responsabilidades laborales en la empresa donde trabaja.  Relata lo pesado que han sido los días de  cuarentena para buscar continuar la escuela en casa. Ha tenido días que terminan con el trabajo escolar a las 10:00 de la noche. Lo más que han logrado es concluir entre las 7:00 y 8:00 de la noche.

El problema con las transmisiones desde el canal Once con “Aprende en Casa” que comparten las madres de familia es que en ocasiones la señal se corta. El problema se complica cuando la deficiencia de la señal se interrumpe cuando se plantean las preguntas que deben de contestar los alumnos. Quienes captan la señal mediante sistema de paga como Dish y Megacable, no tienen esa dificultad, y son a esas familias, que las otras madres acuden para preguntarle sobre los contenidos que no alcanzaron a captar.

Esto es un trabajo de tiempo completo solo con una hija para poder atender todo el envío de tareas, evidencias y organización de “Carpeta de Experiencias.”. Los envíos de actividades empiezan desde el domingo, así el único día libre es el sábado, explica María.

No sabe cómo le pueden hacer las madres que tienen más de un hijo para poder seguir la programación en televisión abierta, hacer las tareas, y enviar las fotos de evidencias que les exigen los maestros, hasta incluso el de educación física. Actividades a las que debe sumarse las tareas domésticas habituales.

Jesús no ha dormido bien en las últimas semanas. No es por el miedo al Covid-19, sino por la sobrecarga de trabajo. Su jornada concluye diariamente entre las 2:00 y 3:00 de la mañana. Realiza sus tareas domésticas, ha estado haciendo “home office” en la dependencia pública donde trabaja y tiene dos hijas en preescolar.

“Ha sido agotador”, responde cuando se le pregunta sobre sus días de confinamiento.

Los días se hicieron más complicados en la última semana cuando entró el seguimiento de clases por televisión. El Canal Once programó las clases para niños de Kinder de 6:00 a 8:00 de la mañana, un horario en el cual las niñas nunca están disponibles para poner atención, otras ni siquiera despiertas.

La mamá ve las sesiones para tratar de seguir la secuencia de actividades porque en el curso del día deberá enviar las evidencias fotográficas a la maestra. Como sus hijas están en grupos separados, el trabajo se duplica. Cada maestra tiene su propio cronograma de actividades. A cada hija le requiere invertir un promedio de cuatro horas para cumplir con la jornada escolar de principio al fin para comprobar a la maestra que la actividad programada fue cumplida.

Hace dos días el jefe de Jesús se comunicó con ella para informarle que había sido elegida para llevar un curso de actualización en línea que la dependencia había programado. Una responsabilidad más que se sumó a sus labores que ya estaban saturadas y para lo cual se había traído a casa su equipo de cómputo.

En las escuelas privadas el tener escuela en casa no ha sido tampoco fácil. Los alumnos no dependen de las transmisiones de Canal Once porque las instituciones han trabajado con sesiones virtuales apoyadas en plataformas como Zoom y otras herramientas. En otros casos los planteles ya contaban con algún antecedente interno de trabajo con herramientas en línea como el Colegio Altum con Schoology.

En todos los casos las jornadas se complican y los comedores de las casas, se han convertido en aulas multigrado. No era raro que después del medio día los alumnos continúen tratando de sacar adelante las actividades solicitadas que deben enviarse por correo electrónico, o vía youtube.

Para tratar de poner orden los profesores han puesto reglas, como asistir puntual a las sesiones, bañados, cambiados, no portar pijamas y no comer frente al monitor, como el caso de la Escuela Activa Integral en Culiacán. En centros educativos como el Anglo Moderno de Mazatlán, se ha pedido a los alumnos que incluso que estén frente al monitor desde temprana hora, como si fuese un día normal de clases, e incluso portando el uniforme reglamentario.

¿Qué hacer cuando nuestra normalidad se trastoca? Seguir presentes mediante las herramientas posibles, dijo en un tweet reciente el titular de SEPyC.

Artículo publicado el 26 de abril de 2020 en la edición 900 del semanario Ríodoce.

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