En Sinaloa se agotan camas y crecen contagios

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Los pacientes por Covid-19 en clínicas privadas versus hospitales públicos

 

La Clínica Culiacán está al filo. Es la segunda unidad médica privada con mayor capacidad en Sinaloa, después del Hospital Ángeles. De sus 35 camas disponibles, 25 están ocupadas con pacientes Covid-19.

Es el viernes 24 de abril por la tarde. Afuera de la clínica unos cuantos familiares esperan en las banquetas y deambulan por la calle Mariano Escobedo, en el centro de Culiacán. Traen los tapabocas descansando en el cuello. El aire afuera es respirable sin protección.

De acuerdo a los datos oficiales, que concentra la Dirección General de Epidemiología, y que todos los días se abren para su consulta, uno de cada cuatro pacientes Covid-19 en Sinaloa están en clínicas privadas. Aunque la capacidad pública es mayor, muchos optan por la atención privada. Aunque les cueste 25 mil pesos diarios un doctor de cabecera con respirador artificial o 15 mil sin respirador. Lo que importa es la vida.

De los 239 pacientes hospitalizados al corte de datos diario, 66 estaban en clínicas privadas. Casi uno de cada cuatro.

El Hospital Ángeles, en el Desarrollo Urbano Tres Ríos, tiene el cuarto piso completo preparado para la atención a pacientes Covid. Son 12 camas con todos los requerimientos. El resto del hospital –en total tiene 40 camas-, se mantiene abierto para cumplir con el Convenio firmado por la red de hospitales privados del país con el gobierno federal, o para atender pacientes con otras condiciones, como partos o emergencias.

El Ángeles aun no llega a la mitad de la capacidad, que por ahora dispuso para la emergencia sanitaria. Cuando se acerca el último fin de semana de abril, solo tiene cinco camas ocupadas con pacientes Covid, de las 12 disponibles.

Con una enorme torre de consultorios, con todas las especialidades, y una unidad de análisis clínicos, en el Hospital Ángeles siempre hay fuerte un movimiento de pacientes y médicos. Ahora no. Los consultorios de especialidades están desolados, el estacionamiento abierto sin costo, y la torre de internamiento casi en silencio.

Otras unidades privadas con camas disponibles para hospitalización, como la Clínica de Rehabilitación y Especialidades, por la carretera a Sanalona en Culiacán, decidieron rechazar pacientes Covid-19. Los refieren a otras clínicas, señalando que se mantendrán en la atención a emergencias o partos programados.

Pero son las menos.

 

El epicentro

En Sinaloa el epicentro de la Covid-19 está en Culiacán. La mitad de los casos confirmados y el 74 por ciento de las muertes han ocurrido en la capital del estado, a unos días de cumplirse dos meses que arribó a estas tierras el primer paciente positivo en México y en Culiacán.

Aquel 28 de febrero en que se anunció que a Culiacán había llegado por vía aérea una persona que era sospechosa de portar la enfermedad, parece lejano. Solo han pasado dos meses, y después de ese día todo se revolucionó.

Culiacán está ahora en el lugar número dos de los municipios con más casos confirmados en el país –los datos cambian constantemente, pero la presencia de la capital de Sinaloa en los primeros lugares del país se sostiene.

Este viernes 24 de abril –día del cierre de la edición-, Culiacán está apenas por debajo de dos municipios de Ciudad de México: Iztapalapa, con 268 casos activos y un millón 800 mil habitantes, y Gustavo A. Madero con 172 pacientes activos.

En muertes, Culiacán está en el lugar número tres de todo México, con 68, por debajo de Tijuana (104), Gustavo A. Madero (56).

En otros de los indicadores a los que se da seguimiento en esta emergencia sanitaria, como casos acumulados o letalidad, Culiacán también está en los primeros lugares.

 

Reconversión

Mientras el sistema de salud público se preparaba a marchas forzadas para lo peor de la pandemia: Reconvertían hospitales, compraban insumos, peleaban los gobernadores con el presidente, y los médicos se quejaban porque no tenían ni lo básico, calladamente en el sistema privado igualmente reconvertían sus instalaciones para recibir a los pacientes con Covid-19.

No fue necesario que crecieran su capacidad instalada, o que improvisaran nuevas camas o espacios, solo reforzaron la ya existente.

La Nueva Clínica Santa María es pequeña. Aun así tenía el fin de semana cuatro pacientes Covid-19, ninguno de ellos en cuidados intensivos. El área de hospitalización y la de consultorios están en el mismo edificio, también pequeño y no cuenta con áreas de descanso para los familiares que acompañan a algún paciente. Por eso en la recepción se restringe el acceso y algunos de los familiares esperan en la entrada principal.

Algo parecido ocurre en la Clínica Cemsi, en la colonia Chapultepec. Ahí se reportan siete pacientes Covid al cierre de la semana. Dos de ellos en Terapia Intensiva y cinco en atención intermedia. Con esos siete pacientes, ocupan una quinta parte de la capacidad de la clínica.

 

Los datos

Los datos de hospitalización en el sistema particular son casi un enigma. Las autoridades de salud estatales no desagregan números, pero sí en la base de datos abierta de la Secretaría de Salud Federal, que se alimenta a su vez con lo que cada unidad médica y cada estado agrega.

En la base de datos de la Dirección General de Epidemiología hay 71 pacientes en el IMSS; 60 en el ISSSTE; 42 en la Secretaría de Salud; 30 en el Hospital Civil (Hospital Covid en Culiacán) y 66 en las clínicas privadas.

Con esos datos, la red privada de hospitales aun está holgada si se relaciona la capacidad en camas y el número de hospitalizaciones por Covid. Sin embargo, hay otras causas de internamiento en las clínicas, y de ellos por el momento no se lleva la contabilización.

 

Los precios

En el sistema público la emergencia llevó a una férrea pelea por los respiradores artificiales. El desarrollo de la enfermedad en el mundo, fue dando entendimiento a los países donde se propagaba. Y por eso la necesidad de respiradores, cuando la enfermedad se complica.

Cuando llegó a México, el debate se abrió por la falta de respiradores, que sería imposible conseguir en un plazo tan corto. Las clínicas particulares cuentan con ellos, aunque tampoco en la posibilidad de un respirador por cada cama.

Según algunos médicos consultados, si un paciente requiere de un respirador artificial en una clínica particular, tendrá un costo mínimo –dependerá de la clínica- de 25 mil pesos por día. Más los honorarios correspondientes por medicamentos y el costo diario de la clínica, que varían entre 2 mil 500 y 3 mil 500 diarios.

Otros médicos han referido que muchos pacientes, luego de algunos días en las clínicas particulares, tienen que ser trasladados a las opciones públicas, ante la imposibilidad de mantener el pago de las facturas.

La situación empeora si el paciente requiere de cuidados de terapia intensiva, o si la estadía se prolonga.

Artículo publicado el 26 de abril de 2020 en la edición 900 del semanario Ríodoce.

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