Intolerancia, pobreza y coronavirus

taqueros

Los mexicanos estamos enfrentando al mayor reto a nuestra salud y a nuestra economía, de los últimos cien años. En ese lapso, ningún desastre natural había involucrado a toda la población del país ni se ha dado un descenso del 7 por ciento de la producción en un año, como se prevé suceda ahora.

La vida y el bienestar de las personas deben estar por sobre cualquier consigna o proyecto político. El propósito de lo que hagamos debe ser la vida de las familias mexicanas.

Es momento de analizar sistemáticamente las acciones públicas. Se requiere evaluar constantemente para evitar errores y para irse adaptando a situaciones que nunca se habían presentado. Se requiere flexibilidad para responder a los constantes cambios que irán aconteciendo.

No es tiempo de cerrar los oídos ante las alertas. Particularmente desde el poder, desde el grupo en el poder, desde el partido en el poder y desde el movimiento social en el poder se requiere la capacidad de escuchar.

Visión política que descalifica a priori se cierra las puertas de la mejora.

Quien disiente no es enemigo, simplemente propone un camino diferente.

En el plan anunciado por el presidente hay vacíos importantes e insuficiencias que hay que cubrir aprisa para apoyar a los mexicanos más pobres.

No hay apoyo para 8 millones de mexicanos que viven en las zonas urbanas que se autoemplean sin contratar a nadie más, esto es, los lava coches, servidoras domésticas, plomeros, vendedores ambulantes. Ellos perdieron su fuente de ingresos y no son jóvenes construyendo el futuro, ni estudiantes de bachillerato, ni campesinos, ni pescadores ni cotizan al ISSSTE ni cotizan al IMSS ni al INFONAVIT… y muy pocos son adultos mayores.

A ellos debe dárseles un apoyo de, al menos, el costo de una canasta alimentaria urbana, 1 mil 623 pesos por cada mes que se les pida que se queden en su casa.

Existen 4 millones y medio de microempresas, de hasta 10 empleados. Papelerías, abarrotes, estéticas, taquerías, etc. Van a estar cerradas por lo menos dos meses. Se anunciaron 800 mil créditos por un monto total de 3 mil 400 millones de pesos.

Prestarle a quien no va a tener ingresos no es gran apoyo, pero además prestarles a pocos de ellos, solo al 18 por ciento, y prestarles muy poco —el promedio es de 4 mil 500 pesos—, no va a evitar que una gran parte cierre y ello es grave pues le dan trabajo a cerca de 10 millones de personas en el área urbana.

Porque deben ser primero los pobres, se debe apoyar directamente a los trabajadores de estas microempresas para que no se pierdan sus fuentes de empleo.

También se anunciaron 442 mil créditos de vivienda  a derechohabientes del FOVISSSTE y 670 mil créditos personales a derechohabientes del ISSSTE.

Que bueno que se los den pero estamos hablando de un problema de pérdida de fuentes de empleo e ingreso y estas personas no están en ese caso. Son trabajadores del gobierno que tienen seguros su plaza y su sueldo. Al igual que los 619 mil créditos del INFONAVIT son acciones que ya estaban previstas independientemente que sucediera el coronavirus y no tendrían porque ser presentadas como acciones que van a solucionar los problemas económicos ocasionados por esta crisis sanitaria.

En el caso de los adultos mayores y de los pescadores no habrá un apoyo extra sino solo se les adelantará el recurso ya programado. Es un alivio pero es previsible que la profundidad de la crisis económica de las familias ocasione que para la etapa de la recuperación no cuenten con recursos.

La promesa total de creación de empleos para el año es de 2 millones, pero en el discurso del Presidente sólo hay esto: Se contratarán 45 mil nuevos médicos y paramédicos. Defensa y Marina tendrán 31 mil elementos más. Las obras de agua potable para viviendas marginadas generaron 50 mil empleos. Las obras de infraestructura previstas en el Istmo generarán 7 mil 300 mil empleos y las del Tren Maya, 80 mil.

No todo es negro. Evidentemente el aumento al salario mínimo y la creación de nuevos programas sociales fortaleció a principios del 2019 la economía familiar.

A partir de la crisis sanitaria muchos mexicanos están perdiendo su fuente de ingresos, se requiere compensar esa nueva carencia con nuevos ingresos para ellos. Todavía falta para cubrir la loable meta de que primero sean los pobres.

El gobierno federal informa que en junio habrá el mayor número de casos de contagio. Urge el apoyo económico en el tamaño que se necesita y en forma más adecuada.

Pensémosle.

Columna publicada el 12 de abril de 2020 en la edición 898 del semanario Ríodoce.

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