La escena habla por sí sola, un visitante jalando su maleta mientras camina desenfadado sobre la banqueta del malecón de Mazatlán.

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Lo primero que hace el recién llegado es mirar el mar unos minutos, después se encamina rumbo al norte de la emblemática Avenida del Mar.

Llegó solo, no a bordo de los enormes autobuses, los llamados chárter, que trasladan decenas de familias de distintas partes del país.

No hay extranjeros haciendo selfies ni los jóvenes a bordo de las llamadas “pulmonías” cerveza en mano escuchando música a todo volumen.

La arena se mantiene intacta, sin castillos ni fortalezas donde los niños se guarecen de las olas.

Estos son apenas los primeros efectos del coronavirus, pero que ya prefiguran una de las peores crisis económicas que vivirán quienes directa e indirectamente dependen del turismo.

Mazatlán, la llamada Joya de la Corona, no se ha devaluado, solo resiente el efecto de quienes ya no quieren ni pueden darse el lujo de tomar vacaciones, pues anteponen la salud.

Guías de turistas sin turistas

El consumo que mueve la economía local lo provocan en gran parte los guías de turistas, eslabón clave en la cadena productiva de esta lucrativa industria.

Empero, Melesio Omar Quintero, presidente de la Asociación de Guías de Turistas “Rafael Buelna”, declaró que desde la cancelación de cruceros y vuelos de Estados Unidos y Canadá, su actividad es equivalente a cero.

La actividad de los guías depende hasta en un 80 por ciento de los cruceros y, el resto, de los hoteles que obtienen a través de las agencias de viajes.

“Nosotros somos los que hacemos una distribución equitativa de la gente que baja de los cruceros, y como además manejamos paseos aquí dentro de la ciudad y la zona rural, al Mercado Municipal Pino Suárez, con vendedores de Olas Altas por el Cerro del Vigía, Zona Dorada, en restaurantes de El Quelite, La Noria, sus artesanos, a Copala, todo eso prácticamente ahorita no tiene ninguna entrada”, expuso.

—¿Cayó entonces en un 100 por ciento esta actividad?

—Al 100 por ciento, así es, está paralizado todo

Explicó, que son 48 socios, 48 familias que desde la llegada del último crucero, hace dos semanas, se quedaron prácticamente sin trabajo, pues esa era la mayor fuente de ingresos que tenían, siendo la segunda los hoteles, pero tampoco hay trabajo para ellos en estos centros de hospedaje.

“Estamos paralizados, tenemos 48 Vans, acabábamos de renovar la flota y estamos con los pagos de los vehículos y nos vamos a empezar a atrasar”, dijo.

Las cancelaciones y reprogramaciones que está haciendo la gente a los hoteles, dijo, provoca que no esté llegando turismo.

“Posiblemente para Semana Santa pueda llegar algo, pero va a ser mínimo, y lo que es el turismo nacional, tenemos muy poca demanda nosotros en nuestros servicios”, explicó.

Los que hacen fuerte a los guías de turistas son los cruceristas, además de canadienses y estadounidenses que llegan a la ciudad por otras vías, indicó.

En promedio, con la llegada de los cruceros mueven alrededor de 500 personas al día por nave.

“Estamos hablando que con las 48 Vans, con un promedio de 300 dólares por Van, estamos hablando como de 15 mil dólares más o menos por día, durante siete meses, que comprende de octubre a abril”, explicó.

Hasta el cierre de esta edición (viernes) el anuncio que recibieron fue que en abril se iba a reactivar la llegada de cruceros, sin embargo están conscientes de que no hay seguridad de que así sea.

“Pero no hay nada seguro todavía, todo depende de lo que pase en Estados Unidos, uno de los países que está más fuerte con el tema de la salud, no sé si se lo vayan a soltar las líneas navieras las salidas, pero de todas maneras si las suelta, no creo que vayan a venir en su máxima capacidad”, consideró.

En un escenario en el que sí llegaran a venir, sería con el 50 por ciento de su capacidad o menos, estimó.

Además del envío de escritos al gobierno federal, dirigidos al secretario de Turismo Miguel Torruco, para solicitar su apoyo, han encontrado un paliativo a través del programa emergente de Red Fosin.

“Necesitamos tener algo para poder solventar los gastos fijos que tenemos como los vehículos y para nuestras familias porque prácticamente no estamos teniendo ningún ingreso por ningún lado”, asentó.

La mayoría de los agremiados no cuenta con una actividad adicional, solo uno que otro invirtió en pesca deportiva en la Presa Picachos, Comedero y El Salto, pero como no hay turistas, toda la actividad turística colapsó.

Ante la cancelación de entre un 30 y 40 por ciento de los vuelos de Interjet, Vivaerobus y Aeroméxico a Mazatlán, no se avizora un buen panorama.

“Esperamos que pronto finalice este problema de salud y que el gobierno pueda solucionar esta situación lo más pronto posible porque son dos problemas, el de salud y el económico; si dura mucho tiempo esto, pues puede provocar otro problema más, que es el delictivo, porque mucha gente se está quedando sin ingresos y puede provocar que volteen a ver a la delincuencia como una opción”, observó.

Hoteleros de Mazatlán no ven la luz al final del túnel

Con ocupación hotelera de apenas el 20 por ciento, para Semana Santa, las reservaciones rondan el 30 por ciento, cifra cambiante, pero que refleja el comportamiento que tuvo la actividad el fin de semana”.

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Habla José Ramón Manguart, presidente de la Asociación de Hoteles Tres Islas.

“Sin dejar de mencionar que puede cambiar; cada rato cambia la información, porque como pueden entrar, como pueden seguir reprogramando”.

—¿Y qué van a hacer?

—Pues…morir en la raya, ¿no? Tenemos que buscar la forma de salir adelante, es un tema muy complicado, cada empresa está tomando decisiones y esperemos que esto se pueda resolver lo antes posible para poder darle un giro a esto de 360 grados
La postura de los hoteleros es que se haga lo que se tenga que hacer, respetando lo que emitan las autoridades de salud, dijo, para disminuir la tendencia de crecimiento ante la pandemia que se enfrenta en el mundo.

“En preferible en el corto plazo tomar decisiones un poco más severas, a estar mucho tiempo así, pero a final de cuentas estamos acatando lo que las autoridades de salud tengan que tomar, pensando en el bien común, esto nos afecta a todos, y lo importante es que se pueda detener lo antes posible por el bien de todos”, mencionó.

Y es que si esto sigue a largo plazo será muy delicado, sobre todo para los pequeños y medianos hoteles.

—¿Serían los primeros en resentir esta crisis hablando de la posibilidad de cierres?

—Depende de cada empresa, porque algunas pueden estar endeudadas y otras no, puede haber pequeñas endeudadas y es más difícil, lo mismo pasa con las grandes.

“Si nos vamos a que esto dure dos meses, tres, va a ser una situación que nos va a poner a muchos a temblar”, agregó.
Y el efecto sobre los empresarios es solo el principio, pues las familias de los trabajadores que dependen de estos empleos, también resentirán la crisis.

“Por eso es importante que puedan salir líneas de acción concretas en términos de apoyos a pequeños y medianos”, consideró.
Y para ello ya se han analizado líneas de acción con el gobierno del estado, pero hacerle frente al pago de servicios e impuestos federales, complica la situación, indicó.

“No me pongo en el canal de no pagar, sino más bien, que den tiempo para hacerlo, deberían de generarse prórrogas de dos, tres y cuatro meses, no contamos con información para determinar si esta situación durará uno o tres meses, eso es la incertidumbre que tenemos todos”, mencionó.

Hay pánico en redes, y hay quien a lo mejor visualiza este problema más serio de lo que es, agregó.

“Sí es serio, pero no vemos la luz al final del túnel, hasta qué fecha, eso es lo que nos tiene en la incertidumbre al sector empresarial, esto va a trastocar todos los gritos”, asentó.

Artículo publicado el 29 de marzo de 2020 en la edición 896 del semanario Ríodoce.