Economía política del coronavirus en México 2020

hospitales

En la reunión del G20 realizada el 26 de marzo, el presidente AMLO participó de forma virtual y de su mensaje solo advertimos consignas elementales de un activista de izquierda frente a los poderosos, pero no a un jefe de estado de un país y un mundo en crisis. Llamó a no especular con medicinas ni realizar acciones dañinas a las economías.

Esto que se advierte en su participación global, ocurre en lo interno, donde mantiene una eficaz política de pacificación de los ánimos de las clases bajas y sus seguidores, junto a una ausencia de estrategia de cómo enfrentar esta mixtura de crisis histórica de salud pública y del capitalismo, que afectará de manera salvaje en pocos meses a empresas, familias, instituciones.

Hasta hoy, el gobierno ha manejado correctamente la búsqueda de estabilidad macroeconómica.

Ha puesto en alerta al sistema nacional de salud. Sostiene que apoyará a los más pobres, sin renunciar a sus proyectos de infraestructura, pero omitiendo programas especiales para las empresas, con excepción de los changarros.

Esto tiene crispados a los grupos empresariales.

Hace días, el Consejo Coordinador Empresarial (CCE) le envió al Presidente una propuesta para enfrentar la crisis, y se quejan que al día de hoy no ha habido respuesta https://bit.ly/3bujx4Y.

El CEE propone 10 puntos que se pueden resumir así: asegurar la liquidez en el mercado financiero, seguir con austeridad y disciplina presupuestal pero dejar de lado la meta de superávit primario, tomar deuda de forma responsable, seguir con el Acuerdo de Inversión en Infraestructura, y anunciar de inmediato el plan de inversiones privadas en el sector energético, ejecución inmediata de la deducción de impuestos a inversiones de este año, preservar el empleo mediante apoyos fiscales a empresas y a ingresos de trabajadores, mantener el estado de derecho y evitar consultas para echar abajo inversiones, acelerar los pagos pendientes a proveedores de CFE y PEMEX, medidas para proteger la planta productiva.

Pero el punto político más importantes es crear una comisión tripartita, al estilo del que hizo Carlos Salinas para un manejo consensuado de la crisis entre Estado, trabajadores y empresarios.

El affaire de la consulta en Mexicali para cancelar la planta cervecera Constellation ha crispado aún más los desencuentros, y el Presidente parece navegar con piloto automático, como si su visión de la historia le permitiera clarividencia del futuro.

Sin embargo, si la crisis está obligando a los principales líderes del mundo a cambiar, ¿por qué él no tendría que hacerlo? Las medidas urgentes eran “para ayer”.

Incluso flota en el ambiente la necesidad de un ajuste entre sus colaboradores para crear un gabinete de crisis.

No hay día en que la Secretaria de Economía no reciba propuestas de qué hacer con el aparato productivo. Ildefonso Guajardo, negociador del T-MEX y secretario de Economía de EPN apareció en redes acongojado haciendo recomendaciones a la población de cómo actuar. https://bit.ly/39kS5VL. Se siente el vacío gubernamental.

Parte de esta preocupación, es el documento de Santiago Levy, publicado en Nexos, titulado “Superemos juntos la emergencia” https://bit.ly/2y2V4oH

Es una propuesta de política económica que hubiéramos esperado surgiera del gabinete económico, pues plantea una manera integral de cómo actuar. Levy parte de considerar que a finales del 2020 la crisis ya estaría pasando. Hay que actuar para que no nos encuentre maltrechos como país y con una planta productiva dañada.

El economista plantea realizar “un ajuste rápido a la política económica”, para minimizar los costos humanos de la pandemia sobre la población y el impacto regresivo de la crisis entre los trabajadores y los pobres, preservando la estabilidad macroeconómica para poder retomar el crecimiento una vez concluido el desastre.

En esta coyuntura, dice, lo primero es la salud, por lo que debe fortalecerse con dinero la capacidad operativa de todas las instancias nacionales y estatales de salud y subrogar servicios a hospitales privados.

Para proteger los ingresos de los trabajadores, sugiere una reasignación inmediata del gasto, posponiendo proyectos de inversión y apoyar la capacidad de gasto de grupos afectados por la recesión.

Habrá que distinguir a cuatro grupos de trabajadores en riesgo de perder ingresos: familias pobres beneficiarias del Programa de Becas Benito Juárez; asalariados inscritos en el IMSS; no asalariados inscritos en el SAT; y asalariados y no asalariados que no tienen seguridad social, no están en el SAT y no reciben BJ.

Cada grupo requiere un apoyo específico, por lo cual un ingreso mínimo universal, como se ha manejado, no sería la mejor alternativa.

Prioritario es apalancar el empleo formal a las empresas que lo sostienen y subsidiar sus ingresos. Si se pierden estos empleos, se sumarían a la ya de por sí mayúscula informalidad, que crecería.

Para evitar pérdida de empresas y empleos formales, posponer contribuciones a las AFORES, IMSS e Infonavit, y el gobierno apoyaría a los registrados antes del 29 de febrero de 2020, por al menos cuatro meses, con la condición de no hacer despidos.

El gasto público requerido no se tiene y no es posible endeudar al país que está con calificaciones de cuasi riesgo por lo que recomienda una mini reforma fiscal de corto plazo.

Lo primero es reasignar el presupuesto y posponer los gastos de proyectos e infraestructura en esta coyuntura: Santa Lucía, Tren Maya, Dos bocas, y otros.

En segundo término, acciones legislativas para aumentar el gasto público a partir de una sobretasa a los impuestos que se puedan pagar en 2020, manejándola con procedimiento específicos. Con ello se mantendría la confiabilidad de los mercados financieros en el país y su gobierno. Hasta aquí el documento de Levy.

Se siente una calma chicha. Ya casi no tenemos tiempo de prever. La discusión ideológica o política no tiene cabida. Es necesario hacernos cargo colectivamente de la economía política de la crisis del coronavirus como nos lo propone Santiago Levy y los empresarios organizados.

Artículo publicado el 29 de marzo de 2020 en la edición 896 del semanario Ríodoce.

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