Condenan a vecino de Choix y a dos cómplices por asesinar a su suegro

confesiones

“Ya no te va a causar más daño, ya pagó”, le dijo Jesús Martín Chávez Arredondo a su esposa, Diana “Q”, cuando retornó a su casa para dormir la resaca que le comenzaba tras suspender una parranda con dos de sus amigos, a quienes arrastró a su venganza personal, destruyendo a cuatro familias: la propia, la de sus suegros, y las dos de sus compinches.

De todos, él fue el mejor librado, pues por el crimen que planeó, ejecutó y confesó, se acogió a un acuerdo con la Fiscalía General de Justicia del Estado para evitar una pena de entre 22 a 50 años de prisión por el delito de homicidio calificado cometido en ventaja en contra de quien fuera su suegro, Ignacio Sánchez Bejarano, un adulto mayor, de oficio albañil y quien tenía una pierna fracturada, hecho que concluyó en el expediente 300/2018, sancionado en la Sala Regional de Justicia Penal Adversarial y Oral Norte, apenas en septiembre de este año (2019).

Antes y a manera de concluir su caso, Jesús Martín aceptó un juicio abreviado: declarándose culpable y confesando su culpa a cambio de una sentencia benévola, 14 años 8 meses por haber ahorcado con un torniquete a su suegro, y abandonado el cadáver en el monte, en donde fue alimento de fauna carroñera hasta casi su desaparición.

Su cómplice, José Rodolfo Rodríguez Sauceda, eligió un camino distinto: juicio oral, puesto que su amigo y quien lo orilló a la venganza se declararía culpable y lo exoneraría de toda culpa.

La jugada no sorprendió a la jueza, quien lo condenó a 24 años, nueve meses y 18 días de prisión y al pago de 409 mil pesos como reparación del daño por ser penalmente responsable del delito de homicidio calificado con ventaja en agravio de don Ignacio.

Por su plan de defensa, José Rodolfo pasará 10 años más en la cárcel que el autor intelectual y material de una venganza.

Al tercer participante, Jordan Alexis “Q”, que a los17 años participó en el crimen, aún se le sigue el proceso en el Tribunal de Justicia de Adolescentes; sin embargo, al declarar en el juicio oral, aceptó que los tres mataron al señor, ahorcándolo con un torniquete, jalándolo cada extremo de la cuerda hasta que convulsionó y dejó de moverse.

De acuerdo con la reconstrucción del caso ocurrido el 10 de septiembre del 2017, en Choix, planteado por la Fiscalía General de Justicia del Estado, después de iniciar la parranda con sus amigos, Jesús Martín retorno a su casa. Adentro discutió con su mujer, y ella, por causa que no explicó en el juicio, le contó que su padrastro, Ignacio, había abusado de ella durante cuatro años consecutivos, sin que su madre hiciera algo por detenerlo.

Aquella confesión ofuscó al joven marido, quien salió de la casa sin decir nada.

En su noche de diversión llamó a su suegro, lo retó a encontrarse, aquel se negó. El albañil también se embriagaba con un amigo. Pero por cosas del destino, ambos se encontraron en una calle. Allí, yerno y suegro discutieron. “Él me amenazó de muerte, quiso sacar algo como una pistola de la cintura, y mi amigo, Jordan Alexis lo atacó con un desarmador. Entre todos lo subimos al carro, un Thunderbird tinto, y lo llevaron hacia el rancho La Colmena, siete kilómetros a las afueras de Choix”.

La fiscalía supo que allí descendieron del auto. Sentaron a Don Ignacio en una cubeta, mientras Jesús Martín lo golpeaba, y lo torturaba aplastándole los testículos con unas pinzas “perras”.

“No se arrepintió de lo que le había hecho a ella”.

Nadie dice quien bajó la soga del carro, pero coinciden en que la enrollaron en el cuello y jalaron los extremos hasta que el anciano convulsionaba.

Tomaron sus pertenencias, las enterraron, y continuaron la borrachera como si nada los hubiese sorprendido. Incluso, ayudaron a un joven a que recibiera atención médica por la picadura de un alacrán.

Jesús Martín regresó a su casa, y le dijo a su esposa: “Ya no te va a causar más daño, ya pagó”. Luego se fue a dormir.

Al día siguiente. Los tres se volvieron a reunir, llevaron veladoras a la Virgen de Bajósori, sellaron un pacto y se separaron. Incluso dos de ellos se fueron del pueblo.

La madre de la joven comenzó a buscar a su esposo, pero no lo encontró. Su hija nada le dijo de lo que le comentó a su esposo, y un velo de misterio se corrió en la ausencia de don Ignacio.

El 10 de diciembre del 2017, el misterio comenzó a descorrerse, cuando vaqueros encontraron parte de una osamenta, un cráneo, un fémur con una placa metálica incrustada y ropas. La esposa supo que era su marido, pero esperó algunos meses hasta que se lo confirmaron las pruebas genéticas. Allí inició la investigación, pero la hija de don Ignacio guardó silencio.

Cuando su esposo regresó al rancho, él supo que el cadáver ya había sido encontrado, y le contó a detalle lo que aquella noche del 10 de septiembre sucedió. Le pidió que le hablara a su suegra, y después repitió su venganza. Y le dijo: “Después de esto, haga lo que quiera. Y si le parece, me entrego”.

Jesús Martín terminó confesando y sentenciado a casi 15 años de cárcel. Jordan Alexis está bajo la tutela del Tribunal de Justicia de Adolescentes, y confeso también.  “Debo pagar lo que hice. Defraudé a mi padre, a mi madre, los convertí en la vergüenza de mi rancho. Destruí mi vida. Lo sé, y debo pagar por eso. Todos lo hicimos, le quitamos la vida a una persona que nada nos había hecho”, dijo  a la juez. José Rodolfo eligió el juicio oral y guardar silencio. Recibió la condena más alta, casi 25 años de prisión. Ella se quedó sin marido y alejada de la familia. La viuda, retirada de la hija y sin esposo.

Artículo publicado el 6 de octubre de 2019 en la edición 871 del semanario Ríodoce.

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