La insólita diligencia del rector de la UAS

La insólita diligencia del rector de la UAS

Busqué a José Antonio Ríos Rojo porque no quise escribir sobre este tema sin tener su punto de vista. Platicamos cinco minutos y entre chistes viejos y anécdotas de la picaresca rosalina me dijo: “El Congreso no puede legislar sobre la UAS sin tomar en cuenta a la comunidad universitaria”. Punto.

Y es verdad. Puede hacerlo, como lo hizo una de las legislaturas durante la administración de Jesús Aguilar Padilla para modificar la ley orgánica y quitar como método de elección del rector el voto universal, pero no es correcto. Tampoco fue correcto que la primera legislatura bajo el gobierno de Mario López Valdez legislara, a iniciativa de cuatro universitarios, para que el rector pudiera reelegirse. Los cambios profundos que le urgen a la universidad tienen que venir desde adentro.

Tampoco se trata de quitarle facultades al Congreso. La semana pasada el pleno le dio curso a una iniciativa presentada hace tres años y que por acuerdos en los sótanos del gobierno estaba congelada. Guillermo Ibarra, el ponente, la ratificó en febrero pasado. Lo que hizo el Congreso del Estado ahora fue darle trámite como lo ha estado haciendo con otras iniciativas que han corrido la misma suerte. ¿Va la presente legislatura a reformar la ley Orgánica de la UAS? Lo dudo. No debe hacerlo sin un proceso previo de consultas.

Ahora, la reacción del rector, Juan Eulogio Guerra, parece hasta paranoica. Sabe que la iniciativa será leída y retaca de acarreados el Congreso, entre ellos porros de vieja catadura. Fue leída porque alguien, ejerciendo sus derechos como ciudadano la presentó y está esperando que sea tomada en cuenta. Hay dos o tres más sobre el mismo tema —incluida la que llevó el rector el martes pasado— y si hay discusión todas deberán ser tomadas en cuenta.

Llama la atención que el rector proponga en su iniciativa modificar el artículo 92 bis de nuestra constitución para que no sea aprobada por el congreso ninguna reforma a la ley orgánica de las universidades públicas sin que antes sea llevada a consulta entre los universitarios. ¿Por qué no fue igual de diligente cuando se reformó esa ley para permitir la reelección del rector? ¿Lo recuerda, Doctor? Fue en julio de 2013 y usted ya había asumido el cargo. Y fue el primer beneficiado por esa reforma que nunca se llevó a las bases universitarias a pesar de que la reelección de los funcionarios públicos fue, durante décadas, un tema tabú. La razón, por supuesto, es que esta reforma fue parte del proyecto al cual el Locho Guerra pertenece y que comanda Héctor Melesio Cuen Ojeda. Y es la misma razón para que ahora se oponga a cualquier cambio. Ya tienen 16 años en el poder y van por más. Pueden ser otros 16 si la vida se los permite y los universitarios siguen tan apáticos como ahora.

Nunca la UAS había estado tan controlada como en estos años, desde que Cuen llegó a la rectoría. Visionario, trazó un plan de vuelo tan eficaz que en la casa rosalina no se mueve un pelo de gato si el ex rector no lo autoriza. Plazas, compras, planes de expansión, política interna, direcciones de escuelas, vicerrectorías, todo pasa por el ojo bigbrotheriano de Melesio. Se ha dicho estos años que hay un conflicto entre el rector y el líder del proyecto pero es mentira. Y, si lo hay, el que ocupa el cargo formal conoce sus límites. Puede diferir en cosas pequeñas pero no en lo fundamental. Y lo fundamental es defender el proyecto y consolidarlo. Y el proyecto trasciende la Universidad. Ya lo vimos. Va más allá. Están los ayuntamientos, que serían plataformas de relanzamiento y cajas, tesoros para el financiamiento del mismo; pero también el Congreso, desde donde impulsan leyes afines a sus intereses o las bloquean cuando les conviene… y la gubernatura. Las diputaciones federales y escaños en el Senado de la República son vistas como plataformas de paso y refuerzos a lo que les es central.

Por eso hicieron el PAS. Para eso.

 

Bola y cadena

LA INICIATIVA QUE SE LEYÓ EL MARTES plantea regresar a la no reelección, crear un tribunal que le dé seguimiento a los acuerdos del Consejo Universitario, crear la figura del contralor universitario con plena autonomía —que ahora no existe— y el nombramiento de directores a través de consultas directas en las escuelas. Solo por la creación de la contraloría vale la pena esta iniciativa si pensamos que la UAS tiene un presupuesto anual de alrededor de 7 mil millones de pesos que ahora se están gastando sin vigilancia alguna.

Sentido contrario

ALGO HA QUEDADO CLARO DESDE HACE mucho en la Universidad: solo un movimiento fuerte, sólido, inteligente, puede hacer, en el mediano y largo plazo, que la camarilla que ahora detenta el poder y se reparte los frutos, sea desplazada para brindar a la institución ordenamientos y estructuras más ligados a su misión.

Humo negro

EL PARTIDO SINALOENSE SUFRIÓ UN BAJÓN en las elecciones pasadas cuando sus seguidores creían que estaban a punto de llegar al cielo. Cuen, candidato a gobernador en 2016, hizo un buen  papel pero no le alcanzó. Sin embargo llegaron muy fuertes al Congreso. Y siguieron trabajando como hormigas antes de la lluvia. Toda su estructura basada en la UAS: maestros, alumnos, trabajadores, todos porque ganan algo si se registra testimonio de su actividad, desde calificaciones hasta horas clase, plazas y puestos directivos. Nadie gratuitamente y muy pocos por convicción real. De hecho casi desaparecieron de las estructuras de gobierno. Las regidurías se les vinieron abajo y de siete diputados se fueron a uno….. pluri. La esposa de Cuen. Cualquiera diría que es un partido en crisis, pero quién sabe. Todos los días hay eventos con gente acá y allá, siempre Melesio Cuen al frente. Creando estructuras. Los tsunamis, dicen, llegan una vez cada mil años.

Columna publicada el 30 de junio de 2019 en la edición 857 del semanario Ríodoce.

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