La política migratoria que aplica el Presidente de México Andrés Manuel López Obrador, está respondiendo a los caprichos y a la última decisión del Presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y tampoco se puede hacer nada porque las reglas del juego para negociar el tema migratorio en la región están muy disparejas, criticó el doctor Jorge Agustín Bustamante Fernández, del Departamento de Estudios Sociales del Colegio de la Frontera Norte.

El conflicto se agudiza para México porque estamos en una condición de vulnerabilidad que nos impone por la fuerza Estados Unidos y en foros internacionales como el de la ONU no hay condiciones para debatir estos temas con criterios justos porque Estados Unidos no le hace caso a la ONU, señaló el especialista en temas de migración y derechos humanos del Centro de investigación sobre las relaciones México-Estados Unidos.

En su opinión, México quedó acorralado. Está haciendo todo lo posible por cumplir los caprichos del Presidente Trump mediante el envío de la Guardia Nacional a la frontera sur de México y en el plano internacional el acuerdo pactado días atrás para evitar la aplicación de cargas arancelarias a los productos mexicanos por parte del vecino país, no puede modificar.

La decisión del Presidente mexicano de enviar elementos de la Guardia Nacional para frenar en la frontera sur la migración centroamericana hacia los Estados Unidos tal vez no fue la apropiada, pero fue tomada en un contexto muy desigual donde la economía más importante de Occidente le impone una orden a un país que tampoco puede exigir condiciones por su estatus de país dependiente.

Bajo este enfoque, el especialista del Colef aseguró que la política migratoria que México aplica para poner a salvo a la economía mexicana de un eventual castigo por no frenar la migración centroamericana, está respondiendo a los caprichos del Presidente Trump, que de entrada forzó al gobierno mexicano a desplazar seis mil elementos de la Guardia nacional para cercar la frontera sur.

“Con eso el gobierno de México espera cumplir con el reclamo de Estados Unidos, aunque queda pendiente de si le damos el gusto o no. Pero no lo sabremos hasta que tome una decisión si lo que hizo el Gobierno de México fue satisfactorio o no.

Consideró que el escenario actual no abona nada para que el Gobierno de México recupere su papel de liderazgo en la región latinoamericana.

El Doctor en Ciencia Política y Sociología por la Universidad de NotreDame, en Estados Unidos, cuestionó la gran incongruencia que hay en el rol que está jugando México para solucionar el conflicto migratorio en la región y destacó que hay grandes asimetrías de poder entre México y Estados Unidos.

—Y frente a estas asimetrías que obligaron a México a asumir una actitud sumisa en aras de una conciliación, ¿qué se puede esperar?

—Que nos peguen más fuerte. Es la única consecuencia esperable. Ya lo advirtió Trump que si México no cumple nos van a imponer el estatus de tercer país seguro y eso es contrario a los intereses de México.

En este conflicto estamos sujetos a las asimetrías de poder. Nos está pegando Estados Unidos porque es más fuerte que México y hasta ahora el Presidente López Obrador no ha encontrado una solución para revertir ese abuso de poder frente al vecino país.

Lo más preocupante es que a estas alturas poco o nada se puede hacer para cambiar las condiciones, porque enfrentarse a reglas del juego parejas frente a un país como EEUU, cualquier cosa que se sugiera no va a modificar lo que el gobierno mexicano ya se comprometió a hacer.

No se sabe si fue un error de Estado, dijo, hasta que se cumplan los plazos acordados por ambos países para responder a la presión de EU. Es difícil hablar de algo que está sujeto a los caprichos de los Estados Unidos.

—¿Y hay condiciones para que México lleve el tema migratorio en la región a foros internacionales como la ONU para buscar una salida menos pesada para el país?

—No, no la hay porque Estados Unidos no le hace caso a la ONU. Les impone su poder y eso es lo que tenemos que entender. Estamos en una condición de vulnerabilidad que nos impone Estados Unidos con su fuerza y frente a eso no se puede. Ahora no queda más que acatar lo que se ordena porque hasta ahora no hay nada que proponga el gobierno de México más que enviar a la Guardia Nacional a la frontera sur.

Mientras tanto, empresarios estadunidenses destacaron que mientras el Gobierno de Donald Trumpo cierra las puertas a los inmigrantes, el país está requiriendo de 7.5 millones de trabajos que los inmigrantes pueden ocupar. Sin embargo, esta población está buscando países menos rígidos en sus leyes migratorias como Canadá.

El sector empresarial estadounidense ponderó sobre las ventajas competitivas que deja la inmigración a Estados Unidos y demandaron actualizar la demanda de mano de obra a raíz de los graves problemas que enfrentan últimamente para conseguir y retener a los empleados que requieren.

De acuerdo con el estudio de la Fundación Orrin G. Hatch, “Barriers to Recruiting and Retaining Global Talent in The U.S”, el límite en el número de migrantes que el país puede atraer no ha sido actualizado desde 1990 de manera significativa, a pesar de que la economía de Estados Unidos ha crecido; por esto, el informe analiza las ventajas competitivas que ha dejado la inmigración a lo largo de los años.

Artículo publicado el 16 de junio de 2019 en la edición 855 del semanario Ríodoce.