Dos jóvenes tapatíos desaparecen en Culiacán; señalan a policías municipales

DIEGO.

Diego Iván Alejandro Núñez González tiene 31 años. Es mecánico de oficio y se dedica, según narra su familia, a la compra y venta de vehículos siniestrados. Un contacto de Monterrey le comentó la posibilidad de venir a Culiacán durante noviembre y Diego aceptó.

Es oriundo de Jalisco y el trabajo lo emocionó. Pronto anunció a su familia que no pasarían un mal diciembre. El único inconveniente era viajar. A bordo de su carro Dodge Attitude marchó a la capital sinaloense. Y eso fue lo último que se supo de él.

Junto a Diego desapareció Luis Carlos Ávalos Muñoz, de 30 años y de oficio comerciante. Son amigos desde niños. Crecieron juntos en la colonia Ferrocarril, en Guadalajara. Con ellos viajaba Jonathan, otro amigo también de Guadalajara, y un hombre de Monterrey, de nombre Teodoro Alexander, supuestos testigos de la desaparición.

Y a casi dos meses del hecho sus familias los buscan. Primero la denuncia ante la autoridad estatal en su lugar de origen, y luego a ratificarla en Sinaloa. Ellos sólo venían a trabajar, señala su familia.

Nadie les da razón ni motivo. De los hechos tienen solamente borrones. Nada concreto. Ni de parte de la autoridad ni de posibles testigos. Sucedió la noche del viernes 23 de noviembre. Estaban en el estacionamiento de Walmart Tres Ríos, al norte de Culiacán. Ese fue el último paradero que tuvieron de los jóvenes tapatíos.

Debido a las herramientas, Diego viajó a Culiacán a bordo de su vehículo, con placas Y09-AYM de la Ciudad de México, color gris plata. El vehículo también está desaparecido. Él llegó el día 22 de noviembre y compartió fotografías y videos en sus estados de WhatsApp.

Se hospedó en el hotel La Jolla, por la calle Morelos en el centro de la ciudad. Llegó a la habitación 42. Ahí iba a esperar a sus demás amigos, y mientras tanto, trabajaba en la agenda para comenzar a revisar los vehículos que podría comprar para posteriormente repararlos y revenderlos.

Luis Carlos y las otras dos personas viajaron en avión. Ellos debieron llegar el 22 al mediodía y llegaron hasta el viernes 28 a las 8:00 de la mañana. Por la noche se trasladaron a Walmart Tres Ríos a revisar un vehículo, y eso fue lo último que supieron de Diego y Luis Carlos.

Sentadas alrededor de una mesa en una cafetería, las mujeres comparten su preocupación. No conocen a nadie en Culiacán y sólo quieren encontrar a los muchachos, y no solamente desconocen el paradero de Diego y Luis Carlos, sino que nadie les da información clara de los hechos.

LUIS CARLOS.

Las mujeres señalan que supuestos agentes de la policía municipal abordaron a Luis Carlos, quien se encontraba dentro del Dodge Attitude. Algo salió mal que Diego regresó a ver qué sucedía y a él también se lo llevaron. Acto seguido, las llamadas a los familiares.La explicación que reciben no es clara. No les precisan si los supuestos agentes llegan en una patrulla ni tampoco si esta patrulla tiene número. Lo que sí es preciso es el último mensaje que salió del celular de Diego. Tiene como hora marcada las 20:48 horas, y luego nada.

“Me avisaron uno de los amigos que venían con él, eran como a las 9:00 de la noche cuando se lo llevaron, que le marcara”, explica Elisa, esposa de Diego.

Después de eso, Elisa explica que coge su teléfono y le marca a Diego. “Le marqué y me mandó al buzón. Hasta la fecha le marco y me manda al buzón”.

Casi de manera simultánea, Guadalupe, mamá de Diego, recibe también la llamada por parte de la misma persona, en donde le alertan que policías se llevaron a su hijo. Ella también buscó comunicarse pero el resultado fue el mismo. El buzón.

También revisa la última ubicación del celular de Diego y marca como sitio el Walmart Tres Ríos.

Lo mismo con la familia de Luis Carlos. Leslie, su hermana, señala que a ellos también les dieron aviso. Rápidamente buscaron hablar con él, sin embargo la suerte fue idéntica; incluso, la ubicación de su celular también.

“De hecho nosotros queríamos saber con quién habló mi hermano por última vez, porque tenían registro, no recuerdo la hora, pero sí fue alrededor de esa hora y quisimos ver si nos daban el registro en Guadalajara pero nos dijeron que no”, explica Leslie, hermana de Luis Carlos.

Las mujeres explican también que para la madrugada del sábado 24, una patrulla pero de supuestos agentes estatales arribó al hotel. Señalan que buscaron ingresar a la habitación 42 pero que la administración no les permitió el paso.

De esas versiones la autoridad no ha dado posicionamiento.

De visita en Culiacán, las mujeres vinieron a las pruebas de ADN y a entregar el expediente de la denuncia que se levantó en Guadalajara ante la Fiscalía Especializada, la cual se hizo desde el 24 de noviembre, y debido al cambio de administración, el documento no había llegado a Culiacán.

Durante la madrugada previa a los hechos y el día del evento, las familias coinciden en que ambos jóvenes estuvieron interactuando con sus familiares a través del teléfono, e insisten en la última ubicación en el Walmart Tres Ríos.

Y es ya la segunda vez que vienen a Culiacán. Insisten en que no buscan problemas, sólo a Diego y Luis Carlos, a quienes supuestamente se los llevó la policía municipal la noche del viernes 23 de noviembre.

Artículo publicado el 13 de enero de 2019 en la edición 833 del semanario Ríodoce.

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