Trump pone a México a cargo de su pesadilla migratoria

Trump pone a México a cargo de su pesadilla migratoria

Foto: EFE/Alejandro Zepeda

Ya es oficial. México ha aceptado el ingrato papel de convertirse en antesala de la desesperación de miles de migrantes que huyen de la violencia y la miseria en Centroamérica para buscar asilo en Estados Unidos.

Y, aunque el gobierno mexicano ha asegurado que la decisión de convertirse en el cancerbero de Estados Unidos es “sólo temporal” y “por razones humanitarias”, todo parece indicar que la intención de Donald Trump es dejar a México a cargo de su pesadilla migratoria, mientras proclama que “de alguna forma” el vecino del sur ya paga “el Muro” que prometió durante su campaña.

Pero, más allá de la incontinencia verbal incendiaria de Trump, es importante resaltar la “línea del tiempo” tras de un acuerdo que ha sido presentado como “histórico” por la Secretaria de Seguridad Interna (DHS), Kirstjen Nielsen.

Durante la audiencia celebrada el pasado jueves ante el comité de justicia de la Cámara de Representantes, Nielsen señaló que personalmente ella ha estado detrás de este acuerdo “durante mucho tiempo”.

Y, aunque efectivamente esta decisión ha sido presentada como una medida “de carácter unilateral”, lo cierto es que el gobierno de México fue informado con antelación para hacerse cargo de los miles de migrantes que permanecen entrampados en ciudades fronterizas como Tijuana.

“Nosotros notificamos al gobierno de México sobre nuestra intención y ellos se comprometieron a facilitar este proceso”, aseguró Nielsen durante esa misma audiencia.

En este contexto, es importante subrayar algo que Nielsen no dijo ante ese comité legislativo, pero que era un rumor que había cobrado mayor fuerza en el curso de las últimas semanas. Y es que, según varios medios, el futuro de Nielsen estaba en la cuerda floja ante el continuo reclamo del presidente Trump por la falta de resultados a la hora de contener el flujo migratorio que llegaba desde Centroamérica.

Las escenas de Trump, gritándole a Nielsen en la oficina oval de la Casa Blanca y amenazándola con el despido, se habían convertido en una escena recurrente.

Nielsen sabía que tenía los días contados en el cargo y que su futuro político dependía, y mucho, del posible acuerdo con México. Un acuerdo que se le negó bajo la presidencia de Enrique Peña Nieto pero que, de forma sorpresiva, se consiguió con el inicio del gobierno de Andrés Manuel López Obrador.

¿En qué cambiaron las cosas? ¿De qué forma se alinearon las estrellas a favor de Kristjen Nielsen desde México?

Todo parece indicar que, el deseo del presidente Andrés Manuel López Obrador, de mantener una atmósfera cordial con Donald Trump, y sus propios planes para impulsar un plan de desarrollo en Centroamérica —con la inversión inicial de más de 30 mil millones de dólares—, han estado detrás de este cambio que ha favorecido a Estados Unidos y a la propia Nielsen.

¿Pero hasta qué punto estas expectativas del recién inaugurado gobierno de México se corresponden con la realidad? ¿Hasta qué punto es razonable pensar que Donald Trump hará honor a los compromisos de inversión que ha lanzado sin el respaldo del Congreso para sumarse a México en un proyecto que ha sido presentado como un Plan Marshall para rescatar a Centroamérica de la pobreza y la violencia?

Para un sector mayoritario de analistas y líderes comunitarios en Estados Unidos, el gobierno de México “no sabe en la que se ha metido” al “pactar con el diablo”, según palabras de varios líderes de la comunidad migrante.

“A mí, francamente me preocupa que México se involucre en un asunto que es interno de EU haciéndose partícipe en una violación del derecho de asilo”, aseguró Juan José Gutiérrez, un veterano dirigente de la comunidad migrante en Los Angeles.

Organizaciones como la Oficina de Estados Unidos para América Latina (WOLA), han considerado que, con esta decisión, la crisis humanitaria sólo empeorará hacia ambos lados de la frontera.

“La administración Trump está eludiendo sus responsabilidades legales y las que contempla el derecho internacional al obligar a las personas que buscan asilo a esperar en condiciones potencialmente peligrosas a lo largo de la frontera en México, un país que acaba de registrar el año más violento”, aseguró esta organización al hacerse eco de un acuerdo que ha dejado tras de sí más preguntas que respuestas.

Pero, sobre todo, con el convencimiento de que con este nuevo esquema de “colaboración”, México sólo ha heredado la pesadilla migratoria creada por el propio Donald Trump.

Artículo publicado el 23 de diciembre de 2018 en la edición 830 del semanario Ríodoce.

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