En sus argumentos iniciales durante el primer día del juicio contra Joaquín el Chapo Guzmán, el abogado de la defensa Jeffrey Litchman, aseguró que dos presidentes mexicanos, Enrique Peña Nieto y Felipe Calderón, recibieron sobornos del Cártel de Sinaloa.
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De acuerdo a la defensa, Ismael el Mayo Zambada, es el verdadero líder del Cártel de Sinaloa. En este escenario, Guzmán Loera no es sino un chivo expiatorio del gobierno, incriminado desde 1993 tras el asesinato del Cardenal Juan Jesús Posadas. De acuerdo a Litchman, el gobierno y el Cártel de los Arellano Félix conspiraron para asesinar al cardenal y culpar a Guzmán Loera.
Por su parte, el fiscal Adam Fels presentó el caso de la fiscalía, argumentando que Guzmán Loera tuvo una infancia complicada en condiciones de escasez y pobreza y logró convertirse, mediante su astucia, en el líder de una de las organizaciones criminales más importantes del mundo.
De acuerdo al caso de la fiscalía, Guzmán Loera trafico cientos de toneladas de heroína, metanfetaminas, cocaína y mariguana de 1989 a 2014.
“Este caso es sobre drogas. Este caso es sobre dinero. Este caso es sobre violencia. Este caso es sobre un vasto imperio global de tráfico de droga”, dijo Fels.
La fiscalía intentará probar, mediante grabaciones de llamadas, mensajes de texto, documentos y testimonios de testigos, que Guzmán Loera dirigió el Cártel de Sinaloa, ordenando asesinatos, lavando dinero y utilizando armas de alto calibre.
“Los testigos de la fiscalía son traficantes que han infectado nuestro país con droga. Son degenerados, violentos”, dijo Litchman refiriéndose a los testigos de Honduras, Colombia y México que van a cooperar con la fiscalía.
El juicio, planeado para las 9:30 horas de este martes, empezó a las 15:30 horas después de que dos miembros del jurados pidieran ser excluidos del proceso. Una de ellas escribió una carta a mano dirigida al juez explicando problemas de dalud derivados de la intensa ansiedad que había experimentado por estar en el jurado.
Durante el primer día del juicio, la esposa de Guzmán Loera, Emma Coronel se veía tranquila. Vistiendo un traje negro y zapatos de tacón negros, usó los audífonos para traducción inmediata de manera intermitente.
Guzmán Loera, mientras tanto, escuchaba los argumentos a través de la traducción instantánea de una intérprete. Por una infección en el oído no podía usar audífonos. De manera constante buscaba la mirada de su esposa en las bancas a su izquierda.
Mañana, miércoles 14 de noviembre, continúa la segunda parte de los argumentos iniciales de la defensa.