Al enfatizar que no acepta la muerte impuesta o trunca como la sufrida por el periodista Javier Valdez, la presidenta de la Junta de Coordinación Política, Graciela Domínguez Nava, expresó que frente a este tipo de muertes como también las de los 53 estudiantes desaparecidos y las de Acteal no hay olvido.
Durante la inauguración del tradicional altar de muertos que cada año se coloca en los pasillos del edificio legislativo, reiteró la disposición de legislar a favor de la protección de periodistas para proteger a quienes se dedican a la labor de informar.
Este año, el altar de muertos fue dedicado a un total de ocho sinaloenses destacados, entre ellos tres periodistas: Mario Montijo de la Rocha, recientemente fallecido con 53 años de trayectoria, fundador de Noroeste y directivos de El Debate y el Sol de Sinaloa. José Caro Medina, periodista que llegó a ser alcalde de Badiraguato. Javier Valdez, fundador de Ríodoce y un destacado periodista mexicano que se convirtió en una referencia nacional obligatoria para conocer el México convulsionado.
En el altar de muertos, se incluyó también al profesor universitario Jorge Verdugo, quien fue director de la Escuela de Historia de la UAS. Rolando Luque Rojas, académico e investigador de temas políticos electorales. Al artista plástico Roberto Pérez Rubio y al actor Carlos Niebla Camacho.
Ante la presencia de familias y amigos de los familiares de los sinaloenses homenajeados con el altar de muertos, se leyó también la semblanza del médico Jesús Kumate Rodríguez, quien tuvo una destacada contribución en la lucha contra la poliomelitis en beneficio de la niñez mexicana y la de diversos países, y cuyo nombre fue recientemente colocado en letras doradas en el Muro de Honor de la Sala de Sesiones del Poder Legislativo.
La diputada Flor Emilia Guerra (Morena), presidenta de la Comisión de Educación Pública y Cultura, expresó durante su participación que las muertes debiesen ser por vejez, no por falta de medicamentos, ni por otra circunstancia.
Expresó que el altar de muertos forma parte de un homenaje y un recuerdo de sinaloenses destacados, cuyo cuerpo no está presente, pero cuya alma y legado está presente.
