Año con año proyectos obstruidos, como el del drenaje pluvial en Culiacán
Perteneciente a la cuenca del río Culiacán, el dren Bacurimí abarca 4 mil hectáreas. Es la cuenca más grande de las más de 57 que existen en el municipio. Y la mañana del jueves 20 hizo un recordatorio a ciudadanos y autoridades: el agua que ahí fluye es mucha.
El problema viene de años atrás. Sin embargo, Culiacán no cuenta con un Plan de Drenaje Pluvial, y es por ello que desde hace poco más de seis años, los colegios de ingenieros de Culiacán, Navolato y Sinaloa impulsan un proyecto que mitigue el problema de las aguas pluviales.
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Así lo explica el especialista en hidráulica, ingeniero Carlos Alfaro Morales, integrante del Colegio de Ingenieros Civiles de Sinaloa y coordinador del proyecto del Plan de Drenaje Pluvial Sustentable para la Zona Metropolitana Culiacán-Navolato.
“En la ciudad hay muchos puntos problemáticos donde los colectores que existen no funcionan adecuadamente y otras partes donde, debiendo haberlos no los hay”.
Una de las ocasiones más recientes en que el proyecto fue presentado de manera oficial fue durante la sesión 13 de Cabildo Abierto en marzo de 2015. El entonces alcalde Sergio Torres Félix recibió la solicitud con folio 748. Sin embargo, no hubo acciones de por medio. La misma solicitud tocó antes la puerta del despacho de Aarón Rivas y en 2017 la de Jesús Valdés. El resultado fue el mismo: se archivó.
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Solamente unas intervenciones: algún revestimiento, un dragado, inversiones mínimas para una cuenca que abarca más de 10 colonias y poblados que se extienden de Bacurimí a la Platanera.
“En el dren Bacurimí ha habido varias intervenciones a lo largo de los últimos años, donde se han construido tramos, tramos pequeños por cierto, pero sin un proyecto integral, lo que ha implicado que se hagan especie de pegotes, de parches a lo largo del dren, problematizando en cierta medida el flujo del agua”, señala Alfaro Moreno.
Ese dren, ubicado al norponiente de Culiacán, es uno de los que más impactan mediáticamente la opinión del ciudadano y también se resienten por sus pobladores. Del resto de las cuencas de la ciudad ninguna llega a las 2 mil hectáreas y existen más de 40 con más de 100 hectáreas, de ahí la relevancia de llevar a cabo el drenaje pluvial.
Guadalupe Loaiza pudo confirmar la fuerza del dren Bacurimí. Ella vive en Valle Alto. Sólo salvó bases de mesas y camas que son de herrería y las televisiones porque están empotradas. Todo lo demás se perdió. La fuerza del agua llegó e inundó todo.
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“Más que la vez pasada, más que con Manuel”, acota. Ella vive en la esquina que forman las calles Valle Sereno y Calma del Valle del fraccionamiento que fue una de las zonas más golpeadas por las lluvias del 20 de septiembre, que arrojaron como saldo millonarias pérdidas y 11 municipios declarados como zona de desastre.
Para Guadalupe el nombre de las calles donde está su hogar es hasta irónico.
“Ya nos quitó la tranquilidad varias veces. En cuestión de segundos… nosotros vigilábamos el agua pero de repente vimos la mancha negra de ahí del boulevar y dijo mi hijo ‘mamá, se desbordó el canal, hay que salirnos’; sacamos los carros como pudimos pero en menos de tres, cuatro minutos el agua ya había llegado hasta acá”.
La causa de las inundaciones es el dren de Bacurimí. O eso sospecha ella. Y sin ser una experta, da su punto de vista. Lo basa en dos inundaciones en menos de cinco años, eventos en que lo perdió todo.
“No fue tanto eso, yo creo que el agua de la lluvia no nos hubiera causado tanto, fue la mala planeación me imagino que de las autoridades, yo no sé la verdad pero me imagino que fue la mala planeación y al contrario, están conectado otro fraccionamiento y lo están bajando al mismo canal”.
El 22 de septiembre representantes de los colegios de ingenieros civiles se reunieron con vecinos del sector norponiente. Posteriormente, el lunes 24, llevaron a cabo la presentación del proyecto del Plan Maestro. El tema debe ser puesto en la mesa.
Además, Culiacán, con calles en mal estado, mal hechas o mal trazadas en varios sectores de la ciudad, se forman lagunas, y en algunos casos bastante grandes en donde el agua no tiene salida.
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Y a esa cuenca le aporta agua también el colector pluvial del Humaya, el cual atraviesa el Mercado de Abastos de dicho sector hasta el río Culiacán. También se inunda. La obra es insuficiente.
“Estos son errores que se cometieron desde hace años por diferentes administraciones y que a la fecha cargamos con ellos, por eso muchas veces el agua se queda en las calles porque esas calles no tienen la geometría ni la pendiente longitudinal adecuada, pero puntos problemáticos hay muchos”, explica Carlos Alfaro.
El especialista, quien fuera director de la Facultad de Ingeniería de la UAS en los 80, señala que mientras no exista un soporte técnico suficientemente sólido en términos académicos y científicos para que la Federación aporte recursos extraordinarios, se va a seguir recibiendo a cuenta gotas ese recurso, y con ello las obras continuarán siendo insuficientes.
Por ello, un proyecto cualquiera que implica alguna obra pluvial tarda entre cinco y seis años en desarrollarse completamente, y el trámite para que lleguen los recursos, se hace largo.
Y sentencia:
“Estamos en un punto en donde no se admiten más excusas y más pretextos, tenemos que llegar a elaborar el plan y yo digo que 2019 es el año en el que debe concretarse la elaboración de este plan de drenaje pluvial”.
Artículo publicado el 7 de octubre de 2018 en la edición 819 del semanario Ríodoce.
