La debacle del cuenismo

cuen y rector

Al abogado Carlos Ontiveros me lo encontré en la presentación del libro sobre la vida y la obra del periodista sinaloense Alejandro Avilés, que en agosto presentamos en el Museo del Arte de Mazatlán junto con los compiladores de la excelente obra, Fred Álvarez y Leopoldo González.

Ontiveros había ido a escuchar los pormenores de una vida excepcional y a encontrarse con su amigo Fred. Al finalizar la presentación nos fuimos a un barecito donde siguió la tertulia sobre literatura y otros temas más mundanos.

Así, estando el ex abogado de la UAS era inevitable que saliera el tema de la UAS. Creo que Fred me presentó como el mayor crítico de Cuen Ojeda lo cual obviamente es exagerado, pero Ontiveros afortunadamente atenuó diciendo que “Ernesto es una referencia”. Mejor.

Pero luego me sorprendió el tono crítico contra quienes dirigen la casa Rosalina, raro entre quienes han servido a esto que se conoce como cuenismo, es decir, los dueños de la UAS.

Nos despedimos a la medianoche con el sabor de una noche aprovechada entre literatura, periodismo y charla ligera.

Ahora, que ha salido a flote los desencuentros de Carlos Ontiveros con el rector Juan Eulogio Guerra Liera, y que ha terminado con su salida de la administración universitaria y la subsecuente demanda contra la institución por “despido injustificado” me lleva a cavilar sobre el presente y el futuro de esta élite que está nerviosa.

La primera reflexión que me provoca es que la élite universitaria que se formó en 2004 con la llegada de Cuen Ojeda a la Rectoría y que se afianzó en 2009 con la constitución de la Asociación civil Cuenta conmigo y se consolidó con la formación y registro del Partido Sinaloense en 2012, más la obtención de sus primeros diputados en 2018, ha entrado en un momento de declive con la derrota electoral del pasado 1 de julio, sus activos se han visto disminuidos sensiblemente y con ellos los márgenes de actuación pública.

El PAS ha dejado de ser un “partido bisagra” y mañana será uno más de la raquítica chiquillada. No tiene margen de maniobra que anime a la negociación política. Quirino Ordaz ya ni lo menciona y mucho menos se hace la foto luego de los resultados de 2018.

Y ante esa ruptura de facto, el cuenismo se repliega con sus todavía seis diputados y no le da el voto que el gobernador necesitaba para sacar adelante la iniciativa y así dotar de plena autonomía a la Auditoria Superior del Estado (ASE).

Para muchos fue una reacción emocional más que una preocupación por profesionalizar la transparencia y la rendición de las cuentas públicas.

Craso error porque si le hubiera aportado los votos legislativos, el PAS hubiera podido negociar al menos cuatro alianzas en el segundo tramo de la gestión de Quirino Ordaz: Protección de sus intereses en la UAS, blindaje a sus alcaldes que terminan sus funciones el último día de octubre, posiciones en el gobierno estatal y una eventual alianza con el PRI para las elecciones generales de 2021. No se diga la contención de las fuerzas que Rubén Rocha busca organizar para “recuperar” la UAS y con ello pavimentar su candidatura al gobierno del estado.

Ahora, ante estos errores estratégicos, a Cuen Ojeda se le ve aislado, frágil, levantando de nuevo la bandera de la iniciativa ciudadana para el cambio del horario de verano y llamando a sus fieles a prepararse para el 2021.

Sin embargo, no tiene futuro, el PAS resiente todavía los daños que le ocasionó el tsunami Andrés Manuel, su base en la UAS no tiene incentivos para seguir apoyando un proyecto que a muchos los tiene en la incertidumbre laboral y la marginalidad económica, por los contratos por tiempo y obra determinada.

Entonces, esto ha generado tensiones en la élite burocrática de la UAS, el piso se ha movido y con ello se ha creado una atmosfera de incertidumbre, ha empezado la debacle y es el momento de ver en el horizonte.

Eso explica quizá el frenesí de los cambios, entre ellos el de personajes como Carlos Ontiveros, que despierta sentimientos encontrados; por un lado, su gestión en el jurídico que dejó a muchos lastimados con sus decisiones, pero también hay síntomas de optimismo, por su coraje para denunciar lo que era un secreto a voces, y seguramente no soltó todo, habrá de tener todavía información que comprometa aun más el maridaje entre las autoridades universitarias y los dirigentes del PAS.

En definitiva, aquella noche veraniega no solo sirvió para charlar con amigos, sino también para tener un adelanto de lo que hoy está sacudiendo para bien en nuestra querida universidad.

Artículo de opinión publicado el 16 de septiembre de 2018 en la edición 816 del semanario Ríodoce.

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