Dios en Culiacán

Maradona 2

Dieguito. Maradona. Pelusa… Dios tiene infinidad de sinónimos y estará en Culiacán, Sinaloa, para dirigir el equipo de futbol Dorados en la liga de ascenso mexicana.

Maradona en Culiacán es, desde el anuncio que más parecía una fake news que algo real, un golpe mediático de un calado que trasciende el futbol, el deporte, el espectáculo, los memes. Su papel como técnico es lo menos importante para la mayoría de mortales, y quienes saben de futbol tienen claro que su gloria no está dirigiendo un equipo. Pero mientras tanto no se deja de hablar de ello, con sorna y burlas o con la profundidad apasionada que amerita el deporte más popular en el planeta.

Lleva un cuarto de siglo retirado de las canchas como jugador, la actual generación de jóvenes escucha de él como si se tratara de un héroe patrio caído en desgracia. Su aparición pública más reciente fue desde las alturas, como corresponde a un dios, cuando la transmisión del mundial de Rusia 2018 lo enfocaba ante millones de televidentes mientras se contorsionaba y ponía en blanco los ojos.

Nadie puede permanecer impávido ante el anuncio de Maradona en Culiacán. Hasta quienes dicen que les vale, que el futbol los tiene sin cuidado están enterados. Lo mismo da que Maradona ni siquiera supiera antes donde quedaba Culiacán, quizás todavía ni lo sepa. Al final lo treparán a un avión y luego a otro, se bajará para subirse a un auto blindado, y luego lo encerrarán en alguna casa enorme con vista al lago o al río.

El futbol es un negocio y a la par un show, en segundo plano es un deporte profesional, y lo abarca por entero una pasión religiosa. Incomprensible para quienes no padecen ese apasionamiento, aunque comparable a las muchas otras pasiones que padece o enfrenta el ser humano. Todo eso encarna Diego Armando Maradona. Es negocio y espectáculo, es religión y deporte.

Podrá ser un mal director técnico o llevar al campeonato a un equipo que lleva años sin lograr el ascenso a la primera división, o podrá terminar anulado entre el fetichismo por ser quien es y la posibilidad de ser ninguneado por quienes lo consideran un prodigio como jugador pero una farsa como estratega. En cualquiera de los extremos, Maradona no pasará inadvertido. Será un escándalo en el buen sentido del término –y también en el malo.

Margen de error
($) Difícilmente existe en México un negocio legal de las dimensiones del futbol. Basta ver quienes están dentro para darse cuenta: los Azcárraga, los Salinas Pliego, Slim, Hank —el actual dueño de Dorados, por cierto. El mito es que el hombre mejor pagado en México (en salario vía contrato, no de algún Presidente, gobernador o Secretario que se adjudique obras) es el Director Técnico de la Selección Mexicana.

Maradona encaja exactamente en eso. No necesita hacer nada, decir nada, solo aparecer al aire libre, gesticular, ganar o perder y será noticia mundial. Con él Culiacán, Sinaloa, tristemente célebre en el mundo por una razón de otra índole pero con un atractivo mediático parecido. De hecho, la asociación de ideas en el imaginario colectivo que ahora se mide en las redes sociales fue en el sentido de Maradona y drogas. El Pibe en una foto cual Cara cortada, o con el bigote blanco de polvo.

El prodigio del futbol, capaz de una gambeta imposible para cualquier mortal, merecería otra interpretación, también Sinaloa, pero es lo que es y sobra cualquier reproche.

¿Sería distinto si Maradona fuera contratado por un club de una ciudad con una fama diferente a Culiacán?

Mirilla
(No es fácil ser Maradona) Tampoco debe ser fácil ser Maradona. Cuando se abandona la mortalidad y alguien se vuelve una deidad, nada lo puede tocar. Siempre asediado, en la mira eternamente. El mundo entero buscando una selfie.

Maradona ha tenido menos fortuna con sus posiciones políticas que como jugador. Muchas veces estuvo con Fidel Castro y renegó de Estados Unidos, otras más con Evo Morales, el presidente de Bolivia o con el desaparecido Hugo Chávez. Llamó a George Bush basura o a Joan Havelange, el eterno líder del organismo mundial del futbol, un mafioso y corrupto. Igual le sucede con cualquier personaje del espectáculo o la cultura. Maradona es protagonista de canciones famosas y de documentales de cineastas consagrados. Le firma una camisa a Pelé y este le regresa otra firmada a él, sin entender quien admira más a quien.
Alguien así desconoce cómo pasar inadvertido, cómo quedarse al margen. Por eso decenas de medios mundiales estarán en Culiacán esta semana. Ninguno, sin embargo, mirará más allá de cualquier gesto del eterno 10 de Argentina.

Deatrasalante
(Sobreviviente) Los humanos somos mortales, la vida eterna está reservada a los dioses. Maradona fue capaz de sobrevivir a sí mismo, en un episodio de excesos a escala gigantesca. Juan Villoro diría en Dios es redondo: “El crack que burló a media docena de ingleses en el estadio Azteca, por una vez se burló a sí mismo”. Y aun con millones de kilos a cuestas, centenares de gramos de coca, todo a una velocidad vertiginosa, Maradona volvió y sigue vivo. Fidel no, Hugo Chávez tampoco (PUNTO)

Columna publicada el 9 de septiembre de 2018 en la edición 815 del semanario Ríodoce

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