Alrededor de 30 policías y soldados murieron en ataques de los talibanes en el oeste de Afganistán, afirmaron este miércoles las autoridades, tres días después del final de un alto el fuego declarado por los insurgentes.

“Más de la mitad de los muertos fallecieron en una emboscada y por la explosión de bombas en el borde de una carretera que alcanzó a un convoy de refuerzos”, declaró a la AFP el gobernador de la provincia de Badghis, Abdul Qhafoor Malikzai.

Los otros agentes y militares murieron en un asalto a sus bases el martes por la noche, añadió.

Los talibanes reivindicaron estos ataques en un mensaje enviado a los periodistas a través de la aplicación WhatsApp.

“Durante el alto el fuego, los talibanes enviaron informantes para recabar informaciones sobre las bases y planificar los ataques”, aseguró el jefe del consejo provincial, Abdul Aziz Bek, quien ha confirmado el balance.

En octubre de 2001, tras los atentados del 11 de septiembre, una coalición internacional expulsó del poder a los talibanes. Diecisiete años después, estos últimos decretaron un alto el fuego inédito con las fuerzas afganas que estuvo en vigor de viernes a domingo de la semana pasada.

El presidente afgano, Ashraf Ghani, decidió por su parte interrumpir los combates durante una semana, desde el martes pasado. El sábado, anunció una prolongación de diez días. El domingo los insurgentes avisaron que no continuarían con el suyo.