El socialismo cubano se acerca a su fin: Juan Valdez

La Isla. En la peor crisis ideológica, cultural, económica y social.

 

El socialismo cubano se acerca a su fin. La economía de la Isla avanza un poco y luego retrocede, pero vive ya su etapa de agonía, de tal forma que los líderes de la generación histórica decidieron desestatizarla y abrir sus fronteras a la entrada del capital trasnacional en rubros clave como la agricultura y el turismo.

“No sabemos qué va a pasar, si continuaremos con un socialismo adaptado a las condiciones actuales o al modelo chino que plantea mayor apertura al mercado y a la inversión extranjera u otro tipo de economía, pero lo que sí está claro es que la población cubana joven no está dispuesta a sacrificar más el estilo de vida que exige el socialismo universal y empuja a un cambio del cual se desconoce su magnitud”, advierte el politólogo Juan Valdez Paz, ideólogo de la Revolución Cubana cercano a los Castro Rush.

Por lo pronto, en un hecho sin precedente en casi 60 años de la Revolución Cubana, la Isla elegirá el próximo 19 de abril al nuevo presidente que continuará con el mando heredado por Fidel Castro y su hermano Raúl y el nombre del sucesor se dará a conocer en el marco de los festejos alusivos al 57 aniversario de la Primera Derrota que sufrió el Imperio Estadounidense en América Latina, ocurrido en Playa Girón en la Bahía de Cochinos.

Conforme se acerca la fecha, las expectativas sobre el destino de este país que alcanzó logros muy importantes en materia de salud, educación, ciencia y deporte —reconocidos por la ONU— se desbordan. El ambiente en la Isla asoma el sentir de miles de jóvenes que exhiben cuerpos tatuados y perforados con “piercing”, rapados y pelos multicolores que evocan a los icónicos “millenians”. Es la generación apolítica que anuncia una nueva era marcada por el hartazgo de un estilo de vida y de una revolución que les negó la posibilidad de vivir siquiera los beneficios que sus padres y abuelos disfrutaron medio siglo atrás.

JUAN VALDEZ. Despidiendo al actual socialismo.

El gran desafío

En su charla con académicos del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM, donde compartió sus experiencias sobre el modelo socialista construido durante la Revolución Cubana, Valdez Paz no oculta la frustración colectiva que viven los cubanos de la primera y segunda generación que ahora rayan en los 80 y

60 años, respectivamente.

“Pasar la antorcha a las nuevas generaciones siempre será un gran desafío”, expresa con marcada nostalgia.

Para el investigador en temas agrarios y los relacionados con la Revolución Cubana y catedrático de la Universidad de la Habana, hay muchas interrogantes acerca del sujeto de esa Revolución.

Retirada esta generación histórica y abierta la Isla al mercado ¿Quién va a sostener los proyectos de la Revolución? ¿Podremos trasladar el compromiso difícil, agónico, resistente a las nuevas generaciones?, se pregunta. Ese es un enorme desafió, se responde.

El problema del progresismo es que nunca se ha tenido el poder suficiente para generar el cambio en las masas populares.

Abrirse al mercado mundial

En la visión de los intelectuales y la dirección del país predomina la idea de que esta apertura les permitirá experimentar formas distintas de construir un socialismo con características propias que garanticen mantener vigentes las conquistas construidas durante el régimen de la Revolución Cubana.

Sin embargo, admite que todo está supeditado al ritmo de la economía global regido por las grandes potencias económicas, que al cabo de unos días están por poner fin a una economía de corte socialista creada y alimentada a la sombra de la extinta URSS (Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas).

La política cubana de inversión extranjera actual es: gran capital, tecnología de punta y mercado asegurado, tratando de resolver varias cosas a la vez. Cuba experimentó que tiene la tecnología avanzada pero no puede vender un pomo de medicina si no es mediante un acuerdo político con los gobiernos.

En cuanto a las aperturas pensábamos que serían mínimas pero serán más que las que hubiesen querido. La economía cubana tiene problemas de todo tipo, restricciones de divisas, restricciones de crédito. Casi el 25 por ciento de la divisa del país se destina al pago de la deuda externa. Hay sectores como el de la agricultura que no se recuperan y no hay dinero para importar los alimentos que consumen los doce millones de cubanos, más los cinco millones de turistas.

Lo que ahora se debate en la dirección cubana es “no quiero abrir pero tengo que abrir y cuanto voy a abrir. Todo en cuba transcurre de esa manera. No nos queda más remedio que desestatizar. La discusión ahora en Cuba no está en aceptar si es necesaria la apertura comercial, sino qué tanto nos vamos a abrir”. La ley estatal exige tener el control del 51 por ciento sobre la inversión extranjera, pero… ¿hasta cuándo se podrá sostener esto?

En realidad no hay tanto problema acerca de las medidas como en el debate acerca de la magnitud de este cambio. El gobierno cubano busca ahora preservar todas las conquistas de la Revolución pero… ahora estamos en la peor crisis ideológica, cultural, económica y social y no sabemos que vaya a pasar con el modelo de socialismo cubano.

Cuba es un país tercermundista, dependiente y subdesarrollado, con algo que llamamos socialismo pero que en realidad ser un país del Tercer Mundo y con soberanía, en una América secuestrada por la Doctrina Monroe, es una hazaña inenarrable. Y si tenemos soberanía e independencia, probabilidad de desarrollo y justicia social, creo que Cuba sigue siendo una excepción en la historia. Y no está de más que tratemos de imitarla un poco.

Considera que la Revolución Cubana logró tener bajo su control el poder militar, económico, comunicacional e ideológico- cultural y los gringos se llevan a la guarda social de la contrarrevolución en Cuba.

Nadie imagina todo el tiempo que Fidel Castro dedicaba a estudiar a los Estados Unidos que para Cuba fue el principal enemigo. Y se estudia su economía, su sociedad, sus tendencias, actores internos y externos en cada una de las administraciones y hay contradicciones enormes en la sociedad norteamericana, en su clase dominante y el sistema político. Unos ganan, otros pierden y esto confirma que es una fuente de conflicto.

Y lo ilustra: las últimas elecciones de los Estados Unidos, que produjeron a Trump, reveló una polarización de la sociedad norteamericana. Nadie jamás hubiera imaginado que Bernie Sanders, un político que hablaba de socialismo pudiera reunir el 40 por ciento de los votos de ese país. El fondo de todo esto es que EEUU le apostó a la globalización y ahora le está produciendo perdedores al interior de la sociedad norteamericana.

JÓVENES. En una plaza de Cuba.

A la izquierda le falta unidad

—¿Qué va a pasar con los gobiernos latinoamericanos que están intentando seguir la ruta del socialismo cubano en sus países? —se le pregunta a Juan Valdez.
—Bueno, estamos esperando una reacción del movimiento popular y que los sectores de izquierda se construyan la suficiente unidad para poder recuperar lo que ya se tenía, que eran los gobiernos progresistas, voluntad de cambio, concertación política entre los gobiernos de la región.

—¿Y cómo observa la situación de la izquierda en América Latina? ¿Está resurgiendo?
—Sí pero no se unen, hay demasiadas izquierdas. Les hace falta unión. Hay un fenómeno muy creciente de grupos de izquierda y partidos de izquierda apoyando alternativas contra los gobiernos progres, es muy complejo lo que ocurre con la izquierda latinoamericana. Se está derechizando. Una cosa es declararse de izquierda y otra es ser de izquierda.

El politólogo cubano coincidió con aquella crítica que hiciera Enrique Dussell, filósofo argentino nacionalizado mexicano, contra esa izquierda venezolana que sin el menor escrúpulo respaldó las iniciativas de la derecha venezolana para derrocar el régimen de Nicolás Maduro. Esas izquierdas simuladas, asegura, no abonan nada a los procesos de emancipación de América Latina.
Y destacó esas “alianzas perversas” que están tejiendo grupos y partidos políticos supuestamente de izquierda atendiendo los intereses de los grupos conservadores para instaurar gobiernos que favorecen la política neocolonial de los Estados Unidos sobre países como México.

México perdió su liderazgo en AL
—¿Cómo observan a México desde Cuba?
—Estamos muy preocupados por la evolución de México en las últimas décadas. México siempre tuvo una política exterior desalineada de los EEUU. Ejercía un liderazgo progresista en América Latina; tenía relaciones a favor de la integración latinoamericana y en los últimos tiempos ha dejado de jugar ese papel, tal como nosotros lo entendemos. Nosotros aspiramos a un México que represente los intereses de América Latina frente los Estados Unidos y que juegue el papel histórico que le corresponde.
—¿Y no lo está haciendo?
—Parecería que no.
—¿Es muy servil la actitud del gobierno mexicano?
—Pues no sé si sea servil o no, pero digamos que no está cumpliendo su rol histórico que le corresponde.
—¿Y cómo observa el escenario entre Oriente y Occidente a partir de la disputa por el poder entre Rusia y Estados Unidos?
—No, todo eso es un juego mediático de Estados Unidos que busca seguir controlando las economías de los países periféricos. Una vez que Rusia se recupera después de la caída del bloque soviético, forma una alianza con China y hace que EEUU pierda hegemonía relativa en el sistema internacional, (por lo que) reacciona con una campaña negativa contra Rusia utilizando todos los recursos que ya le conocemos para decir cosas estúpidas, como que este último país va a intervenir en las elecciones mexicanas. En si el trasfondo es limitar la creciente influencia y presencia de Rusia y China en América Latina.
—¿Por qué?
—Porque este es el coco de los Estados Unidos. ¿No recordamos acaso la Doctrina de Monroe “América para los americanos”? China es el principal inversionista de la región en este momento y Rusia ha hecho convenios muy importantes para venderle tecnología militar a los países de la región. Y en su intento de recuperar la hegemonía mundial, Estados Unidos reacciona con temor y busca excluir a todos los demás países que ve como amenaza a sus intereses.

Valdez Paz afirma que “navegar contracorriente con un bloqueo comercial y económico a cuestas, es muy complicado. Nos dimos cuenta que no basta preparar a los mejores médicos, deportistas, bailarines o ingenieros. Un mexicano podría tener la capacidad de crear un gran invento. Para convertirlo en una producción necesita financiamiento y el banco no se lo da. Pero aun así lo logra, luego viene una política de apertura y ese mismo producto lo hace también un japonés o un chino y en esta apertura comercial nadie te protege. Son muchas cosas las que confluyen y no solo basta que tengas una gran idea”.

Artículo publicado el 8 de abril de 2018 en la edición 793 del semanario Ríodoce.

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