Las precampañas presidenciales empezaron el 14 de diciembre del 2017, y concluirán el 11 de febrero de este año.
En este tiempo hemos visto a un Andrés Manuel López Obrador (AMLO) que se mantiene en la delantera, y que además, suma importantes personalidades de la política nacional. Sus actos de precampaña son grandes concentraciones y con adhesiones importantes.
El asombro se hace cotidiano, no tenemos tiempo para el aburrimiento.
Expresiones y adhesiones que antes eran impensables se están haciendo cotidianas.
El senador del Partido de Acción Nacional, Gil Zuarth, precisó en un diario de circulación nacional que “por más que se repita como mantra que ha alcanzado su techo y que difícilmente crecerá, es incontrovertible su posición en las preferencias electorales. Su conocimiento es alto, sus negativos se han estabilizado, tiene una estructura partidaria bajo su control, financiamiento público, una buena presencia en redes sociales y un número importante de promocionales gratuitos en radio y televisión.
“Si no comete errores, integra un equipo creíble y técnicamente solvente, suma nuevos respaldos y endorsos, sobre todo de perfiles que puedan movilizar al voto indeciso, Andrés Manuel podrá ver materializado el afán que ha movido su vida política”.
Destaca en esta precampaña el nombramiento del que fue objeto la sinaloense Tatiana Clouthier: Coordinadora de la campaña de AMLO. Su conocimiento de lo que hay que hacer es claro y preciso, lo expresó en una entrevista en el Periódico La Jornada: “La campaña se centrará en tres objetivos: Tocar los nichos que hasta ahora no se han logrado aglutinar para tener un triunfo contundente, como los millennials, la clase media, que es la que no está atrincherada en un partido y es la que gira, porque son los que razonan y fluctúan su voto, y también a los del voto útil. El mensaje es: van a elegir si su voto es a favor del neoliberalismo o si apuestan por un México distinto”.
El Andrés Manuel del 2018 es muy diferente al del 2006. Es más abierto a las alianzas y más incluyente. En otras palabras, suma a todo aquel que está dispuesto a transformar a México y terminar con esta corrupción. Lo primero es ganar la presidencia y luego la purificación de su movimiento, y no al revés como en 2006 y 2012.
La campaña macartista que hace el PRI y el PAN contra AMLO, nos recuerdan la etapa que vivió los Estados Unidos en la década de los 50 del siglo pasado en la guerra fría, pero no les está dando resultado. Cualquier luchar social, o luchador de los derechos civiles era tachado de pro-soviético. Hoy las condiciones son otras, hoy tenemos una sociedad más informada. Ya no asustan con el petate del muerto.
Por otro lado, el precandidato de la coalición que encabeza el PRI, José Antonio Meade, sigue sin encontrar un discurso que lo conecte con la gente. Su falta de oficio político y el no haber sido nunca candidato de algo, lo muestra débil y vulnerable. Además, el PRI no lanzó a su candidato mejor posicionado, que era Miguel Ángel Osorio Chong, secretario de gobernación, lo que ha generado un desgano y división interna. A lo anterior hay que sumarle que se le ve como el padre del gasolinazo, y su apellido está íntimamente asociado al FOBAPROA.
El candidato del frente sistémico, Ricardo Anaya, no encuentra su discurso. Todo el tiempo que ha gobernado Enrique Peña Nieto ha sido una especie de dama de compañía. Que ahora nos hable de los altos precios de la gasolina, de la electricidad y el gas, no le queda, pues él fue un fiel apoyador de la reforma energética de Peña Nieto. A nadie engaña.
Del PRD es mejor ni hablar, con el rumbo perdido y entregado al poder por algunas migajas.
Por lo pronto AMLO estará en nuestra ciudad de Culiacán el próximo martes 30 de enero, a las 11:00 horas, en la Isla de Orabá.
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Artículo de opinión publicado el 28 de enero de 2018 en la edición 783 del semanario Ríodoce.
