Quirino tiene claro lo que cuesta el gobierno. El gasto corriente, la deuda, los hoyos financieros que dejó el malovismo, las inversiones, la nómina gubernamental. Vamos, hasta los aguinaldos, que fueron pagados antes de ser reclamados por los trabajadores al servicio del Estado.

Y es que Quirino estuvo todos los años del aguilarismo en finanzas  y sabe, cómo alguna vez me lo confió, donde están las fugas y los desvíos de las finanzas estatales, ha tenido sus méritos como ha sido la bancarización de los servicios del gobierno que ha disminuido el dinero en ventanilla.

Así que ahora cuando la presión social y política lo llevó a dar marcha atrás en el cobro de la tenencia, realizó esa jugada que no le funcionó, como es el pago del refrendo vehicular, pero aun así siguió hacia adelante y se tendrá que pagar.

Ahora pagarán hasta los que no pagaban ese impuesto. Y eso es dinero constante y sonante para las arcas del gobierno. Quirino necesita recuperar lo que no se obtendrá con la tenencia que ronda los 500 millones de pesos.

Se calcula que serán más de 500 mil vehículos los que van a pagar el incremento del 200 por ciento y casi 700 mil incrementos en un 50 por ciento, lo que va significar un ingreso al gobierno de mil millones de pesos, es decir, el doble de lo que se captaba vía tenencia.

Pero no sólo eso, circula en las redes sociales un aumento en todas las multas a los automovilistas, otra vez los automovilistas. Así, hay incrementos ya aprobados en la Ley de Ingresos para 2018:

Esta política recaudatoria choca contra la permisividad que se tiene con quienes atentaron contra las finanzas públicas del año pasado. No se ha recuperado un solo peso de los faltantes y hasta podríamos decir que se está invirtiendo en ello vía salarios e insumos a sabiendas que muy probablemente no se recupere nada.

Al estar amparados los acusados llevan el juicio en libertad. No hay ningún tipo de coacción para que  busquen una salida negociada para evitar ir a parar al Penal de Aguaruto. El día que uno de ellos pise la cárcel y lleve en sus manos una sentencia, las cosas van a empezar a cambiar, pero la morosidad en la aplicación de la ley contra el peculado cometido –que, por cierto, no es la figura jurídica que el gobierno utilizó para demandar, sino una más light que permite lo que como sociedad estamos viendo.

Los acusados llevan una vida normal. Nadie los molesta y solo esperan que el tiempo haga su trabajo, el olvido.

Es cuando la política recaudadora del gobierno quirinista le parece al ciudadano promedio una agresión a sus ingresos. No puede ser que haya multas de primer mundo con salarios de tercero. Que unos paguen y otros no. Afortunadamente las próximas elecciones es oportunidad para castigar al partido en el gobierno.

El escenario de la competencia ya se ha montado y al menos en el caso de los candidatos presidenciales está claro junto con los aspirantes al Senado de la República. Excepto claro en el caso del PRI que no sabe todavía quiénes integrarán su fórmula de mayoría para la Cámara Alta.  Subir impuestos en año electoral nunca ha sido una buena decisión, los ciudadanos tienden a castigar al partido en el gobierno. Y eso no parecería verlo los funcionarios del tercer piso del Palacio de Gobierno, pues sus operadores siguen viendo el estado como un negocio donde la caja registradora no debe dejar de trabajar.

Y esto no es un hotel.

Artículo de opinión publicado el 17 de diciembre de 2017 en la edición 777 del semanario Ríodoce.