John F. Kennedy, presidente de los Estados Unidos de América,visitó la Ciudad de Berlín, Alemania, el día 26 de junio de 1963. En una presentación pública, Keneddy fijo la posición de su país con respecto al comunismo y de manera especial sobre la construcción de un muro que dividía la ciudad de Berlín, iniciadoel 13 de agosto de 1961.
John F. Keneddy dio uno de sus mejores discursos. Con claridad y precisión defendió la democracia y la libertad y combatió la construcción del Muro de Berlín. Parte de su discurso es el siguiente:
“Hace 2 mil años la frase más orgullosa del mundo era “Civis Romanus Sum” (somos ciudadanos romanos); hoy en el mundo libre, la frase más orgullosa es “Ich Bin Berliner” (Soy un Berlinés). La libertad está llena de dificultades y la democracia no es perfecta, pero nunca hemos tenido que levantar un muro para que la gente se quede o para evitar que se vaya”.Discurso completo (http://www.youtube.com/watch?v=zVg_bGfk_O4).
Los imperios para cuidar su territorio y sus bienes, siempre han construido muros. Así lo hizo el emperador romano Adriano, entre los años 122-132, en Britania, isla que por cierto nunca visitó.
Que lejos está Donald Trump, candidato del Partido Republicano a la Presidencia de Estados Unidos, del pensamiento expresado en 1963 por el presidente John F. Kennedy en Berlín.
En el debate celebrado el pasado lunes 26 de septiembre, quedó demostrado lo que Jorge Ramos, en el libro titulado El Show de Trump, de Mark Singer, nos dice: que Trumpes una persona de ideas básicas, cargado de frases hechas y de superlativos “grande”, “gigante”, “el mejor”, “el primero”, “fantástico”. Pero entendió muy bien dos cosas: que el pueblo norteamericano estaba harto de sus políticos tradicionales y que necesitaban a un enemigo. Así, su primer ataque púbico como candidato fue contra los mexicanos.
En el debate demostró su falta de ideas, y de entendimiento del mundo capitalista globalizado. Desea acabar con el Tratado de Libre Comercio, y manifestó su inconformidad con Japón, China, Korea, Europa y América Latina. Seguramente no lee nada. Opina en base a sus prejuicios.
En cambio el discurso de Hillary Clinton fue más sensato, buscando fórmulas de integración y no de exclusión. Sin exaltarse, su estado de ánimo fue ecuánime.
Se impuso la sensatez contra la violencia verbal, esperemos que esto se exprese en las urnas el 8 de noviembre.
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