Jesús Aroldo Quevedo Flores pasó de ser implicado en un caso de desaparición forzada a coordinador del Nuevo Sistema Penal Acusatorio, y terminó asesinado a tiros.
El crimen de quien fue encargado de la ayudantía del ex alcalde, Eleazar Rubio Ayala, y ex empleado en la burocracia del vecino municipio de Choix en el actual periodo de Juan Acosta Salas, fue el tercero en una racha de cuatro homicidios, que calentaron al llamado municipio mágico.
El cadáver fue encontrado por civiles que llamaron a la policía y ésta arribó pasadas las 08:30 horas.
El Lolo tenía los ojos tapados con una bolsa de plástico, atadas las manos. Vestía casual, de mezclilla. Y lesiones de bala en la cabeza.
El cuerpo fue arrojado en un camino vecinal que conduce al poblado nuevo San Felipe, en el municipio de El Fuerte. Estaba a cien metros de la caseta de vigilancia de la presa Miguel Hidalgo, un camino poco transitado.
Hasta ahora, no hay versión pública de cómo llegó hasta allí Jesús Aroldo. Tampoco hay antecedente policial de que éste hubiese denunciado hostigamiento o haberse sentido bajo amenaza.
La única acusación pública que se recuerda es haber sido implicado en la desaparición de su propio compañero de trabajo, Bardo Alberto Gutiérrez Ibarra, cuando ambos trabajaban para la familia del alcalde, Eleazar Rubio Ayala, en enero del 2013.
El hoy occiso era el hombre cercano al presidente municipal, y Bardo estuvo asignado a la seguridad de la esposa de Rubio, Vianey Meléndrez.
El 24 de enero del 2013, luego de que Bardo retornó de un viaje a Culiacán, fue llamado por Jesús Aroldo para que se reportara a una fiesta de policías. El convidado salió de su casa, pero ya no regresó. Tres años después, su paradero aún es desconocido.
La familia de Bardo responsabilizó a Aroldo del destino del muchacho, y en más de una ocasión fue encarado para que revelara el destino de este. Nunca lo dijo.
El caso quedó en el olvido, aunque la familia de Bardo continuó asistiendo a marchas para exigir la aparición del joven, la demanda nunca encontró eco.
A este homicidio le precedió otro asesinato. El cadáver de un hombre hasta el momento desconocido y asfixiado con un torniquete en el cuello fue encontrado en las inmediaciones del ejido el Jípago. Hasta ahora, ninguna corporación policial ha informado si ambos homicidios tienen relación.
El asesinado del Coordinador del Nuevo Sistema Penal Acusatorio fue antecedido por otro homicidio, el de Bernardo Javalera Gutiérrez, quien fue masacrado el 27 de agosto, cuando pretendía escapar de sus victimarios, a quienes descubrió en una taquería en donde acostumbraba cenar.
De acuerdo con fuentes consultadas, Jalavera buscó ponerse a salvo, pero no lo consiguió. Hasta ahora no hay un móvil para la ejecución, excepto la traición.
Según los archivos consultados, Javalera Gutiérrez estaría relacionado con las víctimas de otro atentado perpetrado el 20 de noviembre del 2015, en el bulevar Paso El Fuerte. Entonces, Antonio González Ruiz fue emboscado cuando conducía una camioneta línea Hummer de color rojo, y recibió tantos disparos de grueso calibre que terminó muerto. Sus acompañantes, un hermano, y los jóvenes “N” Leal Chinchillas y “J” Gutiérrez Chaparro sobrevivieron heridos al ataque.
En la racha de asesinatos, un joven residente del ejido Los Torres, en la sindicatura de Constancia mató a su tío por defender a su hermana y madre del agresor.
De acuerdo con policías que conocieron del caso, éste fue un crimen del orden común totalmente esclarecido, con la detención del sospechoso. Sin embargo, la información fue reservada.
Hasta el cierre de la edición, ninguna autoridad investigadora revelaba detalles de las carpetas iniciadas ante esta ola de homicidios en la región y que han calentado al pueblo mágico.
