En un video en YouTube aparece una actriz que un joven, en Europa, identifica como una de sus amigas. Hace una captura de pantalla, la publica en su muro de Facebook y otros coinciden con él en que se trata de la misma persona o de alguien, extrañamente, idéntica a la que ellos conocen.
Cuando la chica en cuestión, criada en Francia, que ahora radica en Londres, mira la fotografía, se ve a sí misma. Está segura que no es ella, pero también de que no es una simple coincidencia.
Es tanto lo que le intriga el parecido que busca a la otra joven en internet, le escribe y encuentra que nacieron el mismo día y en el mismo lugar: el 19 de noviembre de 1987, en Corea del Sur, por lo que todo indica que son hermanas gemelas.
Anais Bordier, desde Francia, le advierte a Samantha Futerman, en Los Ángeles -cuando la invita en ese primer contacto por Facebook a ver sus imágenes-, que el parecido entre ellas es más obvio en los videos que en las fotos, pero que no se asuste.
Las chicas comienzan una relación a través de Skype, donde lo único que harán es encontrar similitudes que las llevan a confirmar que efectivamente tienen un lazo de sangre, lo cual queda claro después de la prueba de ADN.
Más que usar ropa similar, pintarse las uñas del mismo color sin ponerse de acuerdo, entre muchas otras cosas, las hermanas se darán cuenta que al reencontrarse, también compartirán que a lo largo de su vida sentían que les hacía falta algo —la mamá de una de ellas les pedía a niños que si querían jugar con su hija, porque se sentía sola, y aun con esa compañía, ella seguía con la misma idea— y que encontraron al verse 25 años después de haber sido separadas.
Twinsters (EU/2015), dirigida por la misma Samantha Futerman (también escritora del filme y actriz en Memorias de una geisha, 2009) y Ryan Miyamoto, es un documental basado en una historia real por demás interesante: encontrar a través de internet a tu gemelo que vive al otro lado del mundo, del que no sabías que existía, no es nada común ni muy frecuente; es de esos casos extraños en los que queda claro que hay que tener mucho cuidado con las palabras “destino” y “casualidad”, que a veces se enfrentan en una guerra difícil, ¿cuál de las dos es en esta situación?
La cinta no sólo muestra lo extraordinario que puede ser encontrar a un hermano de esa manera, sino cómo lo tomas y vives con eso a partir de ahí, y en ese sentido, estas gemelas muestran una empatía, un amor entre ellas, que pareciera que siempre han estado juntas y conocen todo de cada una.
Twinsters contiene entrevistas con los más cercanos a las gemelas, con ellas mismas y nos lleva en un recorrido por ese trayecto desde el contacto, el reencuentro, las visitas que se hacen una a la otra en sus respectivos países, hasta el viaje a Corea del Sur en el que Anais y Samantha conocen a sus madres de crianza antes de ser adoptadas.
Es interesante cómo el documental hace que el espectador se involucre en las conversaciones a través de Skype o WhatsApp, al grado de que parece que es él quien conversa con cada una de ellas.
Por si fuera poco, la cinta -que puede ver en Nexflix-, se da el lujo de brindar un final abierto con respecto a la madre biológica de las chicas, que no por triste, deja de ser esperanzador. No deje de verla… Bajo su propia responsabilidad, como siempre.
