TLAPA DE COMONFORT, Gro.- “Toño, murió; el gobierno lo mató”, gritaron más de 3 mil personas que salieron a las calles para exigir justicia cargando el féretro de Antonio Vivar Díaz, el estudiante y activista asesinado a tiros durante un desalojo realizado por la Policía Federal y el Ejército el domingo 7 en contra de los opositores al proceso electoral.
Al respecto, miembros del Movimiento Popular de Guerrero (MPG), responsabilizaron de este crimen al presidente Enrique Peña Nieto y criticaron la complicidad del gobernador Rogelio Ortega Martínez, a quien calificaron como “el principal incitador de la violencia” en este lugar considerado como el corazón de la Montaña.
Cerca de las 13:30, el contingente conformado por familiares, profesores, estudiantes y amigos, así como los padres de los 43 normalistas desaparecidos de Ayotzinapa, partieron en marcha del domicilio donde velaron durante dos días al joven de 28 años conocido como “El comandante Toño”, ubicado en la colonia San Antonio.
Luego, la indignación y rabia cimbró este lugar considerado como El corazón de la Montaña, donde las lágrimas y el coraje se transformaron en consignas contra autoridades y políticos.
El funeral prácticamente se convirtió en una manifestación pública donde señalaron que el gobierno impuso a sangre y fuego una elección blindada por soldados y policías “sin legitimidad popular”.
En la marcha también participaron miembros del magisterio que participaron en el movimiento de 1979, cuando el exgobernador Rubén Figueroa Figueroa envió a policías estatales a Tlapa para desalojar a profesores que exigían mejoras laborales.