Los problemas de precios bajos para el maíz blanco y otros granos básicos en la alimentación tienen un solo origen: la traición de los diputados al campo, principalmente de los sinaloenses, afirmaron los líderes agrícolas Cecilio Gámez Portillo y Jorge Alberto López Chávez, el primero del Valle de El Carrizo, y el segundo de Constancia, El Fuerte.
Ambos coincidieron en que la lucha de los campesinos de la entidad y de los pequeños propietarios por obtener un precio justo es sospechosa, porque oculta a los verdaderos instigadores y, a destiempo porque fue tardía.
“Por eso no van a lograr lo que esperan. Ni los cuatro mil que exigen a grito abierto, berrinche y bravata de por medio”, consideró Gámez Portillo.
Veterano de tensas batallas agrícolas y de momento obligado a callar por medio de fusiles de asalto y balas disparadas al por mayor a su casa, Cecilio asegura que los actuales líderes de los maiceros simularon la lucha por el mejor precio y sólo despertaron a la voz de una orden superior.
“Esa lucha debió haber sido antes, no en las calles, no en carreteras ni en las casetas, sino con los diputados de todos los partidos, en el Congreso. Esa lucha debió emprenderse cuando se discutía el presupuesto. Era el momento de la movilización, de presionar a los que ahora pretenden convertirse en los salvadores de las recurrentes crisis agrícolas y que solamente son un puñado de rateros, que trafican con el sudor del productor, que se embolsan con la diestra lo que les ofrece el Ejecutivo y con la siniestra lo que les dan los grandes industriales, los diputados federales”.
Estos legisladores, ahondó, incluyendo a toda la clase política de Sinaloa traicionaron por parejo, al mismo tiempo y con la misma aprobación al campo sinaloense, cuando decidieron reducir el presupuesto al campo, dar menos dinero a la comercialización.
“Cuando recortaron el presupuesto, estos líderes de ahora, esos que llaman a la movilización, callaron, taparon sus bocas y nada dijeron. Eran también los cómplices de un despojo que ya se veía llegar, tarde o temprano, pero hoy se dicen complacidos, cuando jugaron el papel de tontos útiles”.
Gámez Portillo dice que hoy se dicen contentos los líderes por haber logrado tres mil 800 pesos a la tonelada de maíz blanco, pero ¿de dónde va a salir ese dinero si no hay presupuesto?, preguntó.
En realidad, sostiene, “no han logrado nada, sólo promesas, y de promesas, sencillamente, ya estamos hasta la madre”.
Por separado, Jorge Alberto López Chávez asegura que la movilización campesina de poco sirve cuando no hay presupuesto para estirar, para sacar dinero de donde darle un sobreprecio al maíz blanco.
López Chávez ya no alza la voz como años atrás, porque dice, los poderosos del gobierno y sus patrones, las casas semilleras, se pueden molestar.
“Pero es necesario que el campesino ya no se deje manipular, debe de entender que estas luchas son estériles y de poco resultado cuando no se sabe de dónde va a fluir el dinero. Si creen que van a doblegar a las casas agrícolas están idiotas, locos de atar, de remate, porque eso nunca va a suceder”.
Se dice sorprendido que tras tantas luchas recurrentes, el productor no vea que es él mismo el que con su trabajo engorda a los industriales, y que sus legisladores una y otra vez los traicionan.
Afirma que la solución a la crisis recurrente es darles una patada a los industriales, buscar nuevos mercados, vender en forma directa, y pagar sus créditos contratados.
“¿Por qué le vas a vender a quien te estafó el año pasado, o al que te dio una miseria por tu trabajo? Al campesino lo chingan una vez, dos veces y tres veces, y de todas formas no levanta la cabeza”.
López Chávez dice que la principal carga de culpa del desastre agrícola es esa clase de rateros llamados diputados, que en el discurso se rasgan las ropas, pero que tras las cortinas, en lo oscurito, se embolsan dinero de todos lados.
“Al campo, para los jodidos de 10 hectáreas o menos le quitan recursos, pero se los dan a los billetudos, a los adinerados, a los inversionistas, a las semilleras. Esos tipos lo chingan a uno y se quedan con el presupuesto federal. Qué gran negocio. Y los diputados, pues nomas chitón”.
CFE, la gran ladrona
El campesino no fue el único sector que llamó traidores a los diputados federales, sino también la dirigencia del Comité de Usuarios y Servicios de Los Mochis.
Guillermo Padilla Montiel, vocero del organismo, dijo que los diputados sinaloenses aprobaron quitarle a miles de usuarios de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) la defensa legal en contra de abusos.
“Ya no hay mecanismo de defensa. Ahora, la CFE es parte, juez y ejecutora de sentencia. Los legisladores, todos, terminaron traicionando al pueblo que dicen representar”.
