Auto representación agresiva

sexualidad

“Autor representaciones agresivas” suena a título de película o concepto filosófico; pero no lo es. Las personas tenemos como parte de la autoestima una autoimagen y un autoconcepto. La auto representación es resultado de la autopercepción y la realidad, es decir, es el resultado de lo que somos y lo que creemos que somos.

En ocasiones el obeso no se ve a sí mismo como tal, se representa normal y de buena imagen. El obeso en estos casos siente que no pasa nada, que los demás exageran, incluso piensa que se le envidia por tener un cuerpo robusto y según él, “lleno de vida”, aunque realmente está lleno de grasa.

La autoagresión parte de lugares inconscientes, surge como pago o tributo a la suerte, es el resultado de una deuda consigo mismo. Así el autocastigo surge como una relación sadomasoquista donde se disfruta la relación polar.

El obeso cruza una especie de entramado donde suceden dos cosas: por un lado la conciencia de la diferencia en relación a lo esperado en su salud física y mental, y por otra parte la representación mental de que no pasa nada e incluso de verse bien. Esta polaridad es la característica de los obesos que construyen desde la conciencia una realidad distorsionada.

Cuando los familiares o el profesional de la salud muestran la evidencia de la patología corporal, las personas obesas perciben exageración y se dan palmadas solas asegurando sentirse bien, aunque en la conciencia saben que mienten. Esta es la auto representación agresiva.

El problema de la obesidad es mucho más que el aumento del índice de masa corporal o la acumulación exagerada del tejido graso por un metabolismo alterado. El problema o uno de los problemas de la obesidad es la representación dismórfica o la percepción de una imagen que no logra alertar a la conciencia y menos a la voluntad.

En esta dinámica mental, los obesos viven otro mundo y experimentan reacciones distintas, tienen un lente mental que mira lo mismo de manera diferente tanto en la imagen como en el concepto, incluso se llegan a gustar, se miran como robustos (no gordos), fuertes, diferentes, incluso fantasean con la sobrevida y su fortaleza; en fin, se aplauden aunque al final saben que es un autoengaño.

Es como esperar que a la casa comercial se le borre el sistema y desaparezca la deuda en automático; así el obeso espera disfrutar de sus falsas percepciones y que no le pase nada, aunque en el fondo de su conciencia sabe que eso sería un milagro.

La obesidad como auto representación agresiva se esconde en el cerebro y da la cara en la voluptuosidad del cuerpo, tiene un tratamiento orientado a la conciencia más que a la alimentación. Estos obesos se saben de memoria las dietas para bajar de peso y son unos expertos en el tema del metabolismo corporal, sin embargo se mantiene en la autocomplacencia agresiva.

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