El precio de la modernidad

alcohol y red

Mezclas de bebidas alcohólicas y sustancias tóxicas disparan las probabilidades de un infarto; es un suicidio su consumo, afirma el doctor Antonio Ávila

Existen altas probabilidades de que la llegada a una sala de urgencias de un paciente de entre 20 y 30 años de edad con problemas cardiacos severos, sea causada por el juego letal de consumir alcohol y sustancias tóxicas.

Alcohol, cocaína y obesidad es lo más común en las salas de urgencias, expuso el doctor Antonio Ávila Torres, jefe de Servicios de Prevención y Promoción a la Salud de los trabajadores del Instituto Mexicano del Seguro Social.

Enfermedades como la obesidad y sobrepeso en pacientes que toman bebidas alteradas son el precio de la modernidad, agregó, además de que se deja de lado la ingesta de alimentos naturales y de que existe un alto índice de sedentarismo.

Explicó que el consumo de alcohol, sumado a la obesidad, provoca que haya más grasas simples circulando en las arterias, como los triglicéridos.
“Al haber más triglicéridos circulando en la sangre, se convierte en un factor de riesgo cardiovascular; es decir que le puede dar un infarto al corazón o al cerebro, dos de las condiciones más comunes”, dijo.

Una de las enfermedades que se asocian al consumo de alcohol en personas con sobrepeso y obesidad, agregó, es la miocardiopatía dilatada, es un corazón que crece y que finalmente se vuelve insuficiente para enviar sangre a todo el cuerpo.

Las bebidas de moda en las que se mezcla alcohol con bebidas energizantes tienen un efecto potencial dañino.
“Es el efecto de la taurina más el efecto del alcohol; mientras una acelera el otro relaja, es como un suicidio, al final de cuentas ¿qué es lo que buscas?, relajarse o acelerarse o las dos cosas”, expuso.

Pero la resistencia al alcohol no se logra, porque primero consumen mucho alcohol, que por sí sólo tiene una fase inicial de euforia y luego la de depresión, y es cuando se está en esta condición que consumen sustancias tóxicas como cocaína y de nuevo están eufóricos, y de nuevo toman Valium o Rivotril y dan de nuevo el “bajón”, el problema es que siempre están en los extremos, explicó.

Estas mezclas de bebidas y energizantes remueven los triglicéridos provocando un factor de riesgo para las arterias, y es cuando viene un derrame vascular cerebral, o el corazón se detiene.
Cada semana se presenta un caso en la sala de urgencias de este hospital, dijo, anteriormente había infartados, pero mayores de 60 años, ahora apenas si rebasan los 30.

Dr. Antonio Ávila. El riesgo de los “cruzados”.
Dr. Antonio Ávila. El riesgo de los “cruzados”.

Una alerta a tiempo
El galeno alertó a las personas con sobrepeso y obesidad a estar alerta ante síntomas como palpitaciones, consumo excesivo de alcohol y pérdida de la noción del tiempo, y las invitó a realizarse exámenes médicos.

“El cuerpo humano tiene señales muy específicas de autorregulación, pero cuando andas bajo los efectos de alcohol o drogas, esas señales no las alcanzas a ver y las vuelve a mandar, pero no las percibe el paciente, hasta que finalmente el organismo truena”, indicó.

Y el primero que puede “tronar” es el corazón, acotó, porque es el que resiente toda la sobrecarga que trae.

“Nuestro corazón está diseñado para un peso ideal, pero si le agrego más peso ya no trabaja igual, puede seguir haciéndolo, pero bajo protesta, y si aparte se le agregan alcohol, drogas y tabaco, llega el punto en que dice ‘no más´ y ya no trabaja”, asentó.

Si la persona no muere, se queda con un órgano sensible y la calidad de vida ya disminuyó, y lo que preocupa es que este tipo de casos se presenta cada vez más en personas jóvenes, insistió.

Los mitos
– El alcohol consumido junto con la comida no se absorbe:

Falso: La comida hace lento el paso del alcohol hacia el torrente sanguíneo. Esto significa que el trago que se ingiera se absorberá y llegará a la sangre, pero en un tiempo mayor, a diferencia de cuando se toma sin haber comido.

– Al beber sólo cerveza, en vez de tragos fuertes, es posible manejar:
Falso: Las bebidas alcohólicas tienen distinta graduación, por lo que la diferencia está en el volumen ingerido. Una botella de 500 ml de cerveza (5.5 por ciento alcohol) es igual que tomar 250 ml de vino (11 por ciento alcohol)

– Las personas de mayor peso resisten mejor el alcohol y, por lo tanto, pueden manejar:
Falso: No influye mayormente el peso, aunque sí el porcentaje de grasa, ya que en personas con sobrepeso y obesidad, la metabolización del alcohol puede ser más lenta, pero su efecto es el mismo.

– La leche baja la concentración de alcohol en la sangre
Falso: La leche hace lenta la absorción. Además, el alcohol es poco liposoluble, es decir, no se disuelve bien en soluciones grasosas como la leche, por lo cual su ingesta no ayuda mayormente.

– Tomar un vaso de agua por cada vaso de alcohol permitirá manejar.
Falso: El agua no tiene mayor efecto sobre el alcohol, puede incluso favorecer su absorción.

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