AÑO NUEVO, GRASA VIEJA

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Dr. David Uriarte

La vida es de ciclos. Naces, creces, te reproduces y mueres. Parece que México es pionero en cambiar los ciclos. Naces, creces, engordas y te mueres.

La estadística mundial en obesidad apunta a México como un país innovador, es decir, como la cuna de la gordura.

La obesidad mórbida o aquella donde el índice de masa corporal es igual o superior a cuarenta, cuando veinticinco es lo normal, terminará generando infertilidad o incapacidad para el embarazo, esto por un trastorno metabólico hormonal derivado del exceso de grasa.

El tejido graso es propicio para el metabolismo de los estrógenos y en tanto hormona de las mujeres principalmente, su trastorno termina afectando la vida reproductiva de las mujeres.

El año nuevo arrastra ilusiones, propósitos, ideas, fantasías, pensamientos y emociones que terminan en frustraciones cuando de sexualidad se trata, es decir, una persona obesa necesita mucho más que un discurso “trillado” para el logro de sus objetivos conscientes.

Decir que en este año se regresará al peso ideal es una ilusión en algunos casos y una alucinación en otros. La grasa corporal convertida en una robustez y una estética atractiva solo para los anastimafílicos (personas que les atraen las personas obesas) es la excepción. La estética sustentada en la grasa, expandida y retadora de la gravedad, termina con el sueño de cualquier persona sana mentalmente.

Año nuevo grasa vieja será la frase que acompañe por un año más al obeso y las esperanzas de un mortal que reniega de su sexualidad y sus placeres, o bien, del que cambia el placer sexual por el placer de la comida. Al fin placeres y al fin un libre albedrío que decide a que placer le apuesta.

El núcleo accumben es la estructura cerebral encargada del placer, sin embargo, la corteza cerebral es la responsable de la voluntad y la razón. En este sentido se puede afirmar, según la neurociencia, que debido a una disfunción de la corteza cerebral, los adictos a la comida o a cualquier cosa están como están.

Los obesos, cuyo origen es un cerebro que no puede controlar el apetito, solo ven pasar los ciclos de la vida como un referente social, siguen esperando el milagro de que un año nuevo les traiga un cuerpo nuevo.

El ácido hidroxicítrico es una novedad en el mundo de la obesidad en tanto evita o disminuye la conversión de los carbohidratos en grasa, sin embargo parece que esto a los obesos no les funciona, por lo menos como ellos quisieran.

La ciencia le queda a deber mucho a los obesos en tanto no pueda resolver y disolver la grasa que los aprisiona peor que una reja de acero. Este año igual que el pasado, los obesos y la ciencia habrán de tener muchos diálogos, muchos encuentros, pero también muchos desencuentros.

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