Los 450 inmigrantes abandonados a la deriva por la tripulación de un barco en el Mediterráneo y rescatados por la guardia italiana fueron llevados, sanos y salvos, por misión europea a un puerto de Calabria.
Fuerzas de rescate que fueron llevadas a bordo de la embarcación en helicóptero tomaron el control del barco abandonado por la tripulación. El carguero “Ezadeen” de bandera de Sierra Leona fue remolcado hasta el puerto de la ciudad de Corigliano Calabro, en Calabria, por un barco islandés de la misión fronteriza de la Unión Europea (UE) “Tritón”.
El mal tiempo hizo que se modificara el plan original de remolcar a la embarcación hacia Crotone. Varios médicos fueron trasladados también a bordo del “Ezadeen” para ayudar a los migrantes que se encontraban en la embarcación, construida en 1966 para transportar ganado y que se dirigía originalmente al puerto de Séte, en Francia. Antes había pasado por Tartus, en Siria, y por Famagusta, en el norte de Chipre. Según la guardia costera italiana el barco se dirigía sin tripulación hacia la costa de Italia, lo que forzó a poner en marcha una operación de rescate en la noche del jueves.
El carguero fue descubierto por un avión que intentó ponerse en contacto con la tripulación y no recibió respuesta. Una pasajera logró finalmente comunicarse por radio y explicó que la tripulación había abandonado el barco.
¿Barco programado para estrellarse?
Se trata del segundo suceso similar en pocos días, después de que en la noche del martes al miércoles otro carguero, el “Blue Sky M”, con 796 inmigrantes a bordo -según las últimas cifras- y sin tripulación, se librara por poco de una tragedia, al dirigirse en piloto automático hacia las costas de la región de Apulia. Si la guardia costera no hubiera tomado el control, habría chocado contra la costa, aseguraron fuentes oficiales.
El fenómeno de los barcos cargados de migrantes y dejados a su suerte en el Mediterráneo sin tripulación que los dirija muestra “un nuevo grado de crueldad”, señaló hoy la portavoz de la agencia de protección de fronteras de la UE Frontex, Eva Moncure, en Varsovia. “Es uno de los nuevos fenómenos de este invierno” (boreal), señaló.
El tráfico de refugiados es un “negocio multimillonario”, ya que “a cada inmigrante se le cobran varios miles de euros o dólares para el transporte”. Y si además se deja el barco a la deriva sin tripulación y combustible en el mar, les resulta muy rentable, añadió. (Deutsche Welle)