La persona más cercana física y emocionalmente no es necesariamente la que más se conoce. La pareja se puede considerar de determinada manera, pero ignorar que ese otro con el que se comparte la cama, puede llegar a ser el peor enemigo, y para muestra está la más reciente película de David Fincher: Perdida (Gone Girl/EU/2014).
El director es experto en tener al espectador en la incertidumbre y, muchas veces, hacerlo que salte en la butaca; como ejemplo, valgan Se7en (1995) y Red social (2010). Con la que nos ocupa ahora no se queda atrás, y entrega una cinta en la que hace que el público esté muy atento de cada uno de los detalles que lo llevarán a determinar al culpable de la desaparición de una persona, sólo como una jugarreta, porque luego de la segunda mitad, el filme toma un giro inesperado en el que tampoco se puede pestañear.
Justo el día de su quinto aniversario de casados, y cuando, aparentemente, ya se tenían planes para celebrar, Amy (Rosamund Pike), esposa de Nick (Ben Affleck) desaparece, y la única pista que deja es un desorden en la sala de su casa, por lo que el preocupado marido llama a la policía para que empiece con las averiguaciones.
Después de revisar ciertos detalles y algunas declaraciones de Nick, las autoridades determinan que éste es el principal sospechoso de la desaparición, así que los medios de comunicación se encargarán de realizar una campaña para dar con el paradero de ella y, por otro lado, desprestigiar al esposo.
Para festejar un año más de casados, la pareja tenía la costumbre de realizar un juego en el que dejaban pistas en lugares estratégicos, y cuando esto se vuelve una posibilidad para saber en dónde está Amy, Nick prefiere guardarse esa información, a pesar de que puede ayudarle a salvarse.
Finalmente, la misma Amy se encargará de mostrar el lugar en el que se encuentra, pero lejos de sentirse mal o estar en malas condiciones, buscará que nadie sepa dónde es, mientras su esposo se hunde cada vez más como el principal culpable.
Perdida es una película que se mueve lenta, pero segura. Puede ser que en todos esos minutos que la conforman haya momentos que si no están no pasa nada, pero eso no se percibe, porque si algo la caracteriza son las constantes sorpresas de las que se vale para mantener la atención. Uno espera un efecto a partir de una causa, y resulta que no lo es, porque de manera muy hábil, Fincher nos lleva al lugar menos pensado y a la situación no imaginada: simplemente piense en esa vuelta de tuerca, cuando ya se sabe dónde está el personaje del título.
Y si la película funciona muy bien, también es por las excelentes actuaciones de la pareja. Ben Affleck es muy convincente, con sus gestos y su discurso, en ese papel del esposo que no nada más busca a su mujer, sino, además, debe decidir qué hacer con un matrimonio que ya no funciona nada bien.
Rosamund Pike va mucho más allá y entrega una interpretación sorprendente, que va desde la esposa en una relación en la que aparentemente no pasa nada, y que reacciona, tal vez no de la mejor manera, cuando sabe de los malos comportamientos de su marido, a una que es capaz de llegar hasta las últimas consecuencias para vengarse.
Una película que lo hará cuestionarse sobre esa otra persona con la que se vive una relación de pareja, tan conocida y tan extraña, a la vez. No se la pierda… bajo su propia responsabilidad, como siempre.
- Autor | Iván Páez
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