Más negro que la noche

mas negro que la noche
Si hay un cine de suspenso de culto en México es el de Carlos Enrique Taboada, específicamente con las cintas Hasta el viento tiene miedo (1968), El libro de piedra (1969) y Más negro que la noche (1975). Independientemente de su calidad, tienen un lugar muy especial en muchos espectadores.
Sus películas tienen elementos que las hace especiales: un ambiente de incertidumbre, la música, personajes con actitudes y gestos que invitan a pensar que algo no anda bien en ellos, sombras terroríficas e historias con las que, sin duda, el espectador se identifica.
La idea de rehacer las películas de Taboada no es mala, lo que sí es el resultado que se obtiene, al menos en las que me ha tocado ver: Hasta el viento tiene miedo (Gustavo Moheno/2007) y la que nos ocupa, Más negro que la noche (México/2014), de Henry Bedwell, en donde lo más parecido a la película original es el título y el nombre del gato.
Justo cuando Greta (Zuria Vega) debe pagar la renta y no tiene suficiente dinero, le anuncian que su tía Ofelia (Lucía Guilmáin), que acaba de morir, le heredó una mansión y algunos millones, con la única condición de que cuide muy bien de Becker, un extraño gato negro.
Inmediatamente, la chica y sus amigas Pilar (Eréndira Ibarra), Vicky (Ona Casamiquela) y María (Adriana Louvier) se mudan a la residencia, donde Evangelina (Margarita Sanz), el ama de llaves, les muestra a cada una sus habitaciones y les presenta a Becker.
Al principio todo parece marchar normalmente, pero cuando el gato mata a la mascota de María y ella se venga, comienzan a suceder cosas extrañas que alteran la tranquilidad de las cuatro amigas: se escucharán voces y pasos, y las inquilinas notarán la presencia de alguien más, situación que cada vez será más grave, hasta cobrar algunas vidas.
La cinta es un completo desastre, lo único que vale la pena rescatar es la siempre disfrutable interpretación de Margarita Sanz, quien con el tono de voz, las palabras, las miradas, la pulcritud y la rectitud, le da ese toque de miedo a la cinta, que se supone debe de estar en otros personajes y situaciones. Del resto del elenco, ninguno tiene una actuación destacable.
Es cierto que se debe buscar la originalidad y creatividad en lo que se hace, pero cuando no se tiene la capacidad, no hay cómo lograrlo. ¿Para qué destrozar la historia de la versión de Taboada que ya funcionó? Era más coherente y está en el gusto de millones de personas, en vez de traer nuevos elementos que lejos de ser atractivos, son confusos y no cumplen con el objetivo de asustar.
El filme cuenta con subtramas que no tienen razón de ser (la historia de amor que explica la razón por la que la tía es mala) y personajes que si no están presentes es mejor, porque nada tienen que hacer ahí (como el novio de una de las chicas y la hermana de Greta).
Para completar el cuadro, Más negro que la noche termina de una manera en la que no creo que alguien quede satisfecho, mucho menos los seguidores del filme de 1975, y deja fuera a personajes de una manera injustificada. La bonita decoración de la casa no es suficiente para que sea buena. Vaya a verla… bajo su propia responsabilidad, como siempre.

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