Historias bajo el agua; no hay un plan maestros contra inundaciones

ZONA DORADA. No llegaron apoyos, pero sí más pérdidas.
ZONA DORADA. No llegaron apoyos, pero sí más pérdidas.

Lluvias arrastran el patrimonio familiar
I
Jacobo Rochín salvó su auto de “Manuel”, el huracán que inundó medio Sinaloa el 19 de septiembre de 2013, porque se quedó varado en el estacionamiento de su trabajo. Pero de las lluvias del pasado jueves 21 de agosto ya no, la corriente entró a su cochera e inundó el auto tipo Cruze dado como pérdida total por la aseguradora. Siguió a la sala, al comedor y al patio del fraccionamiento Zona Dorada —por la carretera a la sindicatura de Imala, al oriente de Culiacán—.
Cuando logró despertarse, luego de que los vecinos le estuvieron tocando en la cochera, el agua ya estaba en el segundo escalón de la escalera. Al menos Jacobo y su familia estaban a salvo y no fueron de quienes tuvieron que ver cómo el refrigerador, las pantallas de televisión, computadoras y demás enseres salían por la puerta de su casa, luego de que la corriente del arroyo derribó paredes y arrasó con todo en la vivienda.
Hubo quienes se quedaron atrapados en las segundas plantas, con la imposibilidad de bajar porque quedaron completamente inundados. Ya no había forma de poner a salvo los autos, ni subir a la mesa los sillones.
Zona Dorada es un fraccionamiento tipo medio que conformó la constructora sinaloense Homex a un lado de Los Ángeles. Una reserva territorial que los De Nicolás han vendido a precio de tierra prometida. Pero los vecinos ya le cambiaron el nombre en la red social: Zona de Desastre. Abrieron una página en facebook llamando a la empresa mentirosa y culpable de fincar en área de riesgo, y a las autoridades las califican de cómplices. Saben que es imposible reclamar a Homex porque sería como buscar un fantasma, pero aun así están esperando un documento oficial de Protección Civil para los reclamos.
Zona Dorada es apenas uno de los tres puntos de inundación en Culiacán luego de la lluvia del jueves 21 de agosto, que llegó solo con el pronóstico de intensa. Los otros son en Infonavit Humaya —en la salida al norte, por la carretera México 15— y sus alrededores; y la colonia 6 de enero y viviendas en el cauce del arroyo de El Piojo.
Quienes perdieron su patrimonio ya pasaron a la irritación social. Los vecinos de la colonia 6 de enero llevaron la queja y protesta al Congreso del Estado; los de Infonavit reclaman y amenazan con bloquear la carretera; y los de Zona Dorada buscarán una acción civil para recuperar su inversión en las viviendas.
—Seguimos vivos. Cuenta Jacobo que se despierta diciendo una de sus dos hijas después de una noche de lluvia y levanta los brazos. La frase es de la película infantil Los Croods, y la dice con euforia; pero la hermana no lo tomó con el mismo humor, con ella es tragedia. Cuando se percata de la lluvia pregunta si se van a ahogar. Ambas salieron en brazos de sus padres con el agua al pecho y subiendo de nivel el pasado septiembre con “Manuel”, y ahora en cada lluvia ven inundación.
Y no están muy equivocadas. El domingo siguiente a aquel jueves 21 de agosto una lluvia menos intensa amenazaba otra vez con inundación, el agua del arroyo subió de nivel y se acercó a las cocheras de las casas.
Hay quienes en Zona Dorada abandonaron sus viviendas. Unos desde el Huracán “Manuel”, y otros en estas lluvias de agosto. Sellaron protecciones y tal como quedó la vivienda después de la inundación, así está ahora.
II
En el Infonavit Humaya ya perdieron la cuenta de las veces que se han quedado bajo el agua. Lo peor fue con “Manuel”, pero desde antes con un pretexto o con otro, han perdido su patrimonio. Hay quienes cuentan que aun no terminan de pagar la sala y ya se perdió otra vez.
Primero, en el 2009, les dijeron que un “vocho” que arrastró la corriente se atoró en un túnel del colector pluvial y taponeó el desfogue del agua provocando el encharcamiento. Después que fue una precipitación inesperadamente alta… y así les vienen diciendo.
Ya bloquearon la carretera. Ya exigieron. Ya reclamaron. La nueva promesa es que la ampliación del colector evitará en el futuro cualquier inundación.
La situación en Humaya se complicó desde la construcción del paso a desnivel, a la siguiente lluvia se inundó el mercado y las viviendas adjuntas. Después, ya remansada el agua llegó a alcanzar viviendas a más de 300 metros del colector pluvial.
III
La explicación de las deficiencias y problemas del arroyo “El Piojo”, aplica para el resto de la ciudad de Culiacán. Su ejemplo se replica en cada punto cardinal de la capital. Una semana después de las lluvias del 21 de agosto, un hilo de agua sigue corriendo en el arroyo del “Piojo” aunque son siete días sin lluvia. Y es que colapsado el drenaje, las alcantarillas vierten las aguas negras al cauce que provocó múltiples inundaciones en la década de los 90 en la colonia 6 de enero —al norte de la capital— y sus alrededores.
Fernando García Páez es experto en hidráulica y catedrático de la Universidad Autónoma de Sinaloa, junto a otros ingenieros de la facultad han evaluado lo que pasó en la zona, pues ni siquiera las lluvias del huracán “Manuel” provocaron esos daños e inundaciones en la seis de enero y alrededores. Incluso tampoco en la Zona Dorada.
La primera explicación es que las lluvias del jueves 21 fueron más intensas que en el huracán “Manuel”. Es decir, llovió más en menos tiempo. De acuerdo a la información de la estación climatológica de la facultad de biología de la UAS —justamente muy cerca de las zonas de inundación— fueron 71 milímetros en 5 horas. La estación permite conocer el comportamiento de la lluvia cada 10 minutos, y se desprende que de esas cinco horas, dos fueron de una lluvia muy intensa.
Por ello, dice García Páez, mientras se recorre la zona inundada, las nuevas obras deben ser diseñadas proyectando fenómenos de mayor intensidad en menor tiempo, como las lluvias del jueves 21, o las del huracán “Manuel”, y las que en periodos más cortos se vienen presentando. “Estos registros de lluvia no se habían presentado en esta zona. Hoy podemos tener lluvias de mucha intensidad en periodos cortos. Los métodos hidrológicos antiguos para calcular volúmenes de agua, los tenemos que modificar.”
El maestro de la facultad de ingeniería sabe que en “El Piojo” y su sinuoso recorrido modificado, tiene un estudio de caso. Ya planea traer a los alumnos al campo, a conocer cómo se comporta un arroyo en el sitio y cómo las obras resultan inútiles a la larga como se están planeando.
Técnicamente —explica como un maestro frente a grupo— hay dos conceptos para la inundación ocurrida y lo que debe tomarse en cuenta en el futuro que es ya, hoy: Probabilidad de ocurrencia y periodo de retorno. El primero se refiere al cálculo matemático al diseñar la obra, tomando en cuenta información disponible para conocer cuál es la probabilidad de que ocurra un fenómeno. Y el segundo concepto, se refiere al tiempo que se calcula para que una obra sea aun funcional. “Todas las obras de drenaje pluvial deben hacerse para periodos de retorno de 100 años. Porque ahora se esperan volúmenes más altos. Las obras hidráulicas deben ser más grandes.”
Tan recientes aun los daños del huracán “Manuel”, donde muchas familias aun no se reponen del gasto que implicó volver a comprar lo que se tenía, llama la atención que en todas las zonas actualmente inundadas no se realizó una sola obra nueva para evitar lo que ocurrió. Excepción del colector pluvial de Infonavit Humaya —inconcluso y en desarrollo en este momento—.
Con las inundaciones recurrentes en Culiacán, con un problema fuerte desde hace muchos años en otras zonas de la ciudad, el grupo de expertos de la UAS ve dos soluciones que al final son una sola: En lo ya construido, estudiar caso por caso para evitar las inundaciones; y en las nuevas obras exigir, primero que todo, en cada construcción y en cada desarrollo, un estudio hidrológico.
En “El Piojo”, como ejemplo repetido en todas las obras pluviales de la ciudad que suman 261 mil 554 metros lineales —entre pavimentados, terracería y las propias calles que hacen las veces de cauce—, hay dos claros errores: los soportes de los túneles que impiden el libre flujo del agua y constantes vueltas de 90 grados imposibles para un cauce. Además, en casi la totalidad de los tramos “no se respetó la franja de seguridad y amortiguamiento que marca la ley de aguas nacionales. Son 10 metros después de la avenida máxima conocida. Lo cierto, es que en algunas de las soluciones ninguna autoridad va a meterse, porque habría afectación a un número altísimo de viviendas o porque se trata de soluciones costosas. Pero, en otros casos se trata de pequeñas obras que solucionarían grandes problemas.
TRES HISTORIAS, LA MISMA HISTORIA
Infonavit, 6 de enero y Zona Dorada son al final la misma historia.
A Jacobo Rochín el Infonavit se comprometió a entregarle 10 mil pesos como parte de un seguro. Primero, los engorrosos trámites, después la promesa de que se aplicarían en lo que el beneficiario estableciera como prioridad y terminaron pintándole la fachada y haciendo arreglos menores en la casa.
Lo mismo pasa en Infonavit Humaya, donde los vecinos aun exhiben los talones de los apoyos que no llegaron. Terminaron siendo reliquias.
A casi dos semanas de las inundaciones más recientes —que también llevaron a declarar zonas de emergencia en los municipios de Mocorito y Culiacán—, lo claro es que colchonetas y despensas no solucionan una problemática que lleva a perderlo todo a muchas familias aun hoy en riesgo.
 

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