Un estudio de la oficina del Alto Comisionado para los Refugiados de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), indica que el 72 por ciento de los niños que ingresan ilegalmente a Estados Unidos huyen de la violencia en sus países y de éstos, cerca del 64 por ciento son mexicanos.
El reporte, llamado “Niños en Fuga”, se basó en 400 entrevistas a niños no acompañados de edades entre 12 y 17 años. Entre los resultados, destaca que alrededor del 58 por ciento de estos menores reúnen requisitos para contar con protección internacional, cifra que en el 2013 fue de apenas un 13 por ciento.
La mayoría de los encuestados puso a la violencia que padecen en sus países como la causa principal para emigrar a Estados Unidos: así lo planteó el 72 por ciento de los menores procedentes de El Salvador, un 38 por ciento de los que tienen su origen en Guatemala, 57 por ciento de Honduras, y un 65 por ciento de México.
En este escenario, de acuerdo con los resultados emitidos, un 48 por ciento lo hizo por motivos criminales y grupos armados, y un 22 por ciento por violencia en sus hogares.
“Hay dos pautas (patrones) de daños: 48 por ciento por criminales y grupos armados, y 22 por ciento violencia doméstica. En México hay un fenómeno distinto: reclutamiento y explotación por traficantes de personas (39 por ciento)”, indicó el estudio.
Datos de organismos ciudadanos y autoridades estadunidenses indican que más de 52 mil menores no acompañados han sido detenidos de octubre de 2013 a la fecha y se espera que en solo en el 2014 la cifra llegue a cerca de 90 mil.
De acuerdo con informes del Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos, publicados por el diario guatemalteco Prensa Libre, de 2009 hasta ahora han interceptado a 28 mil 770 menores de ese país centroamericano, pero la Dirección General de Migración de Guatemala reporta sólo 2 mil 270 deportados en ese lapso.
Categorías de la violencia
Entre las categorías de la violencia hacia los menores y que favorecen la migración ilegal hacia Estados Unidos, la Oficina del Alto Comisionado para Refugiados encontró que sobresale la evasión a extorsiones, testifican un asesinato, y amenazas contra sus personas o familiares de parte de parientes, amigos o vecinos.
También las amenazas de parte de servidores públicos en sus diferentes niveles —desde corporaciones policiacas hasta militares, y del servicio civil—, o debido a que éstos están vinculados con el crimen organizado, específicamente el narcotráfico.
En el caso de las niñas, éstas son obligadas a “ligarse” con pandilleros o son seleccionadas para “servir” de novia a algún jefe o sicario, o sufren violaciones, agresiones y todo tipo de atentados.
Muchos de los niños son asociados con pandillas o con la llamada mara salvatrucha, y que sin serlo son castigados por las autoridades o familiares. En muchos de los casos, los menores son obligados a formar parte de estas pandillas u organizaciones criminales.
Además, se dan los casos de niños cuyos padres fueron desaparecidos o asesinados.
“En Guatemala, 48 por ciento se identifican como indígenas, y ellos son desproporcionadamente más vulnerables a la pobreza y violencia doméstica. La mayoría de los niños no acompañados citaron mejores oportunidades para su educación y empleo, pero ésas casi nunca fueron las únicas razones por hacer este viaje tan peligroso”.
Botín político y discriminación
Ev Meade, catedrático y director del Instituto Transbordar, Escuela de Estudios para la Paz, de la Universidad de San Diego, señaló que los detractores de la migración infantil han argumentado que habrá más índices de criminalidad y hasta enfermedades, con tal de oponerse a que estos menores cuenten con refugios de Estados Unidos.
“Rumores circulan sobre la gran cantidad de niños no acompañados que llegan a nuestras fronteras. Las acusaciones de fraude, la criminalidad y la enfermedad son totalmente infundadas. Culpan a las víctimas para crear una crisis humanitaria, y ofrecen un comentario triste sobre nuestra voluntad de explotar a los niños para beneficio político a corto plazo”, sostuvo el académico.
El fenómeno, agregó, tiene causas diversas en los países de origen, como Honduras, México y Guatemala, donde se padecen no solo condiciones de pobreza y falta de oportunidades de desarrollo, sino violencia, narcotráfico, militarización, pandillas y corrupción y complicidad gubernamental. A esto se agregan actos discriminatorios de políticos estadunidenses.
“La suposición más inexacta por ahí es que estos niños son ‘delincuentes experimentados’. Irónicamente, esta afirmación viene directamente del testimonio de los niños que han sido las víctimas del crimen organizado, las pandillas callejeras y violencia doméstica”, advirtió.
Meade, quien ha trabajado el tema de la migración ilegal en la frontera sur de EU, cuestionó si seguirán el debate girará en torno a si continuarán usando a los niños ilegales como “combustible” para el debate ideológico y la política de inmigración, o se tomará a los menores como seres humanos y se buscará una alternativa.
“Tenemos la oportunidad de seguir un camino diferente y debe comenzar por tratar a estos niños primero como niños, evaluar sus reclamaciones individuales por sus méritos y colocarlos donde quiera imponer sus intereses. Mientras tanto, el mundo nos está mirando y los niños seguirán en hacinamiento en estaciones de la patrulla fronteriza, como sardinas”.
