La última entrevista del actor y cantante sinaloense Pedro Infante

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Milenio Novedades

MÉRIDA, Yucatán.-Con motivo del 57 aniversario luctuoso de Pedro Infante, la promotora cultural Bekina Fernand compartió con el periódico Milenio Novedades la que se considera la última entrevista concedida por el actor e intérprete sinaloense.

Bekina Fernand declaró que la conversación con el actor se realizó en el hotel Bolívar, en la ciudad de Lima, Perú, durante los primeros días de enero de 1957, cuando el cantante viajó a ese país para presentarse en el City Hall.

La charla fue realizada por el reportero Luis Jaraba Sanz y publicada en el periódico El Informador.

A continuación, el texto íntegro de la plática:

Con el torso desnudo y un ligero pantalón bombacho nos recibe Pedro Infante en su departamento del Hotel Bolívar. Se halla completamente atareado en levantar una pesa de 150 kilogramos.

—¡Pasa! —me dice.

—Paso —le contesto—, pero que conste que no quiero nada con la pesa.

Nos había concedido una entrevista el día anterior, cuando en este mismo departamento había ofrecido un cóctel a la prensa especializada de Lima, capital de ese país.

—¡Pregunta no más! —invita.

Acepto el whisky que me tiende el fiel Madrid, secretario de Pedro y acepto la invitación de dar inicio a las preguntas.

—¿Qué te ha parecido el recibimiento tributado a tu persona?

—¡Magnífico! ¡Ojalá no defraude a este cariñoso público! Quiero quedar bien por este pueblo y por mi país.

—¡Quedarás! Radio y teatro, ¿cierto?

—Ajá.

—¿Boite?

—Nada. Mi contrato lo prohíbe.

—A otros tiempos, Pedro ¿Pensaste siempre en ser actor?

—Jamás, ni de lejos. Me vino de repente y me agarró de repente.

—¿Veamos ese de repente?

—Eduardo Quevedo, productor mexicano, me conoció en una emisora de radio. Yo trabajaba de carpintero y a ratos cantaba. Me llevó para el cine y allí me quedé.

—Hoy ¿plenamente satisfecho?

—El cine cambió mi vida. Ahora bien, me disgusta el no poder sacar más partido a mi trabajo. Quiero dirigir, soy de los que observan con atención las cámaras, decorados y máquinas en general. En fin, quiero superarme en mi trabajo artístico.

—¡Suerte! Dime una cosa. Si por un accidente del destino, dejases de ser lo que eres, ¿volverías a la carpintería?

—Creo que con lo que tengo me alcanza para no volver a ser carpintero.

—¿Ahorrativo?

—Sí. No me abstengo, pero tampoco derrocho.

—¿Puedo llamarte millonario?

—Puedes.

—¿Cuántas veces?

—Diez.

—¡Polémica, Pedro! ¿Cierto que le pegaste a un chiquillo en Caracas, al preguntarte si usabas bisoñé?

—Es la más burda patraña que jamás oí. Le pegué, sí, pero no a un chiquillo.

—El que recibió, ¿cuántos años tenía?

—Le calculo treinta.

—¡Ya tenía barba, caramba! ¿Cómo fue?

—Estaba yo firmando unos discos. Cuando salí a la calle tropecé con ese elemento. Me jaló de los cabellos y se puso a tirarme con todas sus fuerzas durante un buen rato… ¿Tú que hubieras hecho?

—¡Cosquillas, desde luego que no! Y tú, ¿qué le hiciste?

—Le solté un revés.

—¿Resultado?

—Un ojo hinchado.

—A eso le llamo “ojo por pelo”. Ahora responde, ¿qué pasa con tu pelo?

—No pasa nada.

—¿Usas…?

—No uso nada. Simplemente me volteo el cabello, en la forma en que tú ves, o sea sobre la frente, para taparme una placa de vitalium que llevo, de 2.8 pulgadas.

—¿Por qué la placa?

—Por un accidente de aviación, hace nueve años.

—¿Dolor?

—Ninguno. Mi único trabajo es voltearme el pelo.

—¿Luego de lo dicho no hay nada?

—Si te refieres a que uso algo, desde luego que no. Uso peluca sí, pero cuando mis papeles así lo requieren. Además ¿no usa Bing Crosby, Frank Sinatra, Charles Boyer y otros y otros? Jamás peiné a ninguno de ellos.

Fervor infantilista en el 57 aniversario luctuoso

MÉRIDA, Yucatán.-Pedro Infante sigue presente tras 57 años de su muerte. Así lo demuestran los homenajes conmemorativos organizados por fans de México y en especial en Mérida, ciudad en la que vivió sus últimos años y donde murió en un accidente aéreo.

La familia Canto García rindió tributo, como cada año, al charro de Guamúchil, ofreciendo una misa oficiada por el padre Raymundo. Además se realizó un festival cultural encabezado por Armando El torito Infante, hijo del artista, quien ha asistido desde hace 16 años a los homenajes de su padre.

Las actividades tienen su sede en la confluencia de las calles 54 x 87 centro, lugar donde cayó la avioneta de Pedro Infante el 15 de abril de 1957.

En el área, donde se pueden ver ofrendas florales, se ubica un busto y una placa conmemorativa que indica el lugar de su muerte. Las actividades culturales en homenaje al actor se desarrollan hasta pasadas las 20:00 horas.

También la Cineteca Nacional exhibe el documental Fervor infantilista (México, 2013) del cineasta Luis Lupone, en la que se refleja el fanatismo y admiración por el actor mexicano.

Lupone recopila testimonios de Ismael Rodríguez, Pedro de Urdimalas y de los llamados “infantilistas” en un documental que muestra cómo durante décadas, cada 15 de abril, miles de admiradores se congregan frente a la tumba de Pedro Infante para rendirle homenaje.

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