Somos una sociedad huérfana de héroes, dice la historiadora Patricia Galeana 
Andrés Villarreal 
Benito Juárez, el obcecado presidente de México que llevó errante el poder en un carruaje, el indio zapoteco que contra todo no dejó que el naciente país se desmoronara o volviera a ser colonia, calza exacto para explicar mucho de lo que pasa en este país siglo y medio después.
La historiadora Patricia Galeana ha sido desde su nombramiento —hace más de un año— como Directora del Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México (INEHRM), una férrea crítica del uso político de la historia, pero especialmente en los últimos 12 años de gobiernos panistas.
El PAN enfocó todo contra Benito Juárez, la idea era bajarlo del pedestal de héroe. Primero desterrándolo de Los Pinos —no es metáfora, es literal: Vicente Fox sacó el retrato de cuerpo entero de Juárez y no ha vuelto desde entonces— y la otra acción sostenida en el tiempo fue retirarle el nombre a 417 parques, plazas y estatuas que llevaban el nombre del Benemérito de las Américas.
Hoy México no tiene héroes, dice Galeana, quien ha escrito varios libros sobre Juárez y la historia de México: La Correspondencia con Margarita Maza o La fascinación por el Imperio. Y una sociedad sin héroes, repite, es una sociedad huérfana.
“Imagínese un pueblo huérfano de héroes. ¿Entonces ningún mexicano la ha hecho? No, no es así. Hemos tenido gente muy brillante, muy culta, y tenemos que enseñarles eso a los jóvenes para sacarlos de esa idea de que no valemos nada. Eso es terrible, es suicida para una nación”.
Patricia Galeana es, lo que podría decirse en el espectáculo, una estrella. Atrae a cientos a una conferencia en El Colegio de Sinaloa a media semana y en un horario matutino.
En el bicentenario, la otra figura histórica que había que denostar era Miguel Hidalgo: “Si el padre de la patria es un cura sanguinario, libertino y sin proyecto, qué nos espera. Es grave e injusto. Que vean la abolición de la esclavitud, no se había hecho en ningún lugar en el continente americano. Estados Unidos lo va a hacer medio siglo después, solo lo hizo Haití en 1804. (Hidalgo) Era un hombre brillante, con ideas sociales, y que todo eso se borre de un plumazo y se diga: era un tipo libertino y sin proyecto. Hubo una intencionalidad política. Se trataba de acabar con Hidalgo, porque Hidalgo no era bien visto por sus ideas heterodoxas”.
La democracia como una forma de vida 
—¿Cómo evitar un manoseo político de la historia, porque si el PAN lo hizo en los últimos 12 años, el PRI igualmente lo hizo 70 años antes?
—Como historiadora creo que debemos de llegar a lo que podríamos llamar una actitud democrática (frente a la historia). Fue Jaime Torres Bodet quien escribió la definición que tenemos de democracia en el artículo tercero constitucional y a mí me parece la definición más completa: la definió como una forma de vida. No nada más es ir a votar, es toda una forma de vida que va desde la relación con su pareja, su relación con los niños, ellos también tienen derechos también hablan y opinan, y un respeto y armonía mutua.
“Tenemos que llegar a esa madurez en nuestra historia también. En el que (digamos) Juárez tuvo estos aciertos, estos errores, pero en el balance fue un hombre que logró lo que ningún otro hombre en su nación zapoteca había logrado nunca. Y además logró cohesionar a un país que estaba a punto de desaparecer.”
—Un historiador no juzga…
—Un historiador no sienta en un banquillo de los acusados a los personajes de la historia, no, no condena o absuelve. Hay la obligación de entender la época y el personaje, y explica sus razones. Alcanza a verlos como seres humanos.”
—Pero somos los mexicanos una sociedad ingrata con nuestros personajes de la vida pública y de la historia.
—Hay una actitud que debemos superar de autodenigración. Y esa actitud yo la he oído en España, tenemos una herencia en ese tema… una actitud autodestructiva, aquí además se une también una baja autoestima, que creo que es muy negativa: todas las guerras nos las han ganado, hemos perdido todo…”
El narco, esa tentación
En un salto histórico al presente, lo que más podría preocupar, dice Patricia Galeana, es el nivel de violencia en México, pero sobre todo una generación completa en la “tentación” permanente de “enriquecimiento fácil”.
La historiadora ve a los jóvenes en la idea de dejar todo por esa “tentación” que significa el negocio del tráfico de drogas. “Todo está sustentado en esta idea, muy peligrosa, de enriquecimiento rápido y fácil.”
Porque todo va más allá incluso de entrar a las células delictivas, sino parecer y aparentar que se forma parte de ellas: “Y de decir, esto es el éxito y de identificar el traer una camioneta con los vidrios oscuros para que crean que yo estoy en el narco. Estos jóvenes, que no estando en el crimen organizado, de todas maneras para que les hagan caso las muchachas piensan que si se presentan como si fueran miembros del crimen organizado, entonces van a tener más éxito con las muchachas.”
El presente
Hasta hoy el retrato de Juárez —un óleo de Enrique Delauney de 1958, copia de un cuadro del siglo XIX de Tiburcio Sánchez— no ha regresado a Los Pinos, con todo y pronunciamientos y peticiones de legisladores de todos los partidos, menos el PAN, al presidente Peña Nieto. Lo que sí regresaron fue el busto de Juárez a la plaza central de Bustamante, Nuevo León, después de 13 años que en su lugar estuvo uno de San Miguel Arcángel –—igualmente coincidió con la llegada y permanencia de alcaldes panistas.
Aun así, en el país, 6 mil 122 escuelas de nivel básico llevan su nombre, ningún otro personaje histórico siquiera se acerca.