Si hablamos de propiedades alimenticias y versatilidad para cocinar, los champiñones son un buen ejemplo.
Su contenido de vitaminas y minerales y la sutileza de su sabor hacen que se conviertan en un infaltable en las compras de supermercado.
Aquí les presentamos algunos de sus beneficios:
 
-Fortalecen el sistema inmune y son anticancerígenos
 
-Los champiñones (Agaricus bisporus) mejoran la función inmune. Tienen un alto contenido de selenio, lo que estimula la formación de las células T, las cuales combaten células cancerígenas e impiden la creación de tumores.
 
-Ayuda a disminuir los niveles de azúcar en sangre.
 
-Nutriólogos de la Universidad de Búfalo, en Estados Unidos, descubrieron que los champiñones también son capaces de disminuir los niveles de azúcar en la sangre. Este efecto sería particularmente notorio en mujeres.
 
-Son ricos en fibra y ayudan a controlar la presión.
 
-Son ricos en potasio y sodio, lo que hace que la presión arterial se mantenga en niveles adecuados y previene enfermedades cardiovasculares.
 
-Ayuda a bajar de peso.
 
-Los champiñones contienen dos tipos de fibra: los beta-glucanos y la quitina, que aumentan la sensación de saciedad y ayudan a controlar el hambre.
 
 

 
Consejos
 
Seis simples hábitos para mantenerte delgado:
 
El estar a “dieta” por temporadas es proporcional a comerse un hot dog con un refresco “light”… no sirve. Es promover el autoengaño; es querer caber en un atuendo para después volver a nuestra voluntaria anormalidad: los kilitos de más.
Por eso y más te presentamos los siguientes consejos para llevar una vida de buena alimentación y métodos saludables que te harán bajar gradualmente hasta alcanzar tu peso y mantenerte en él, sin la pesada carga de llevar una dieta rigurosa.
 
 
1- Desayuna proteínas
 
El desayuno es el inicio de la alimentación de cada uno de tus días, por lo que empezar incluyendo proteínas hará que mantengas una sensación de saciedad y utilices de manera más efectiva la energía en tu cuerpo.
Un desayuno bajo en proteínas hará que para las 10 de la mañana tengas hambre de nuevo, lo que motivará que te salgas del camino para llenar ese hueco de hambre.
 
2- Bájale a los almidones y harinas
 
Nadie engorda por comer mucho pollo asado. Son las pastas, el arroz, las papas y muchos otros acompañamientos los que nos promueven el aumento de peso. Trata de no llenarte de puré de papa, arroz, frijoles o pastas, cómelos en menor medida, justo como lo que son, acompañamientos.
 
3- Come grasas buenas, pero no exageres
 
El hecho de que las grasas más ricas sean además las mejores, no significa que te puedes atragantar con ellas. El aceite de oliva, aguacate, almendras, son algunos ejemplos de grasas buenas, pero no son mágicas.
Aun cuando están clasificadas como saludables debemos de mantener un control y comerlas en proporciones razonables.
 
4- Come un tercio de tu comida cruda
 
Los vegetales crudos son una gran fuente de vitaminas y minerales, si éstos son cocinados pierden una gran cantidad de su contenido saludable.
Añade vegetales de tu agrado a tus platos en la proporción de un tercio del total de tu comida aproximadamente.
 
5- Sáltate los postres y botanas lo más posible
 
Deja los postres y botanas para ocasiones especiales, consumirlos constantemente hará que difícilmente notes un progreso en tu salud. Su contenido está prácticamente diseñado para acumularse en tu cuerpo: harinas refinadas, mucha azúcar, grasas vegetales, etc.
Si sientes la necesidad de comer algo dulce, toma una fruta o algún dulce de tamaño pequeño, que mate la cosquilla, nunca para llenarte.
 
6- Sé persistente
 
Nada se puede lograr sin ponerle algo de empeño. Ve tomando ritmo poco a poco, dando espacio a comidas trampa para evitar el estrés de los antojos y sigue adelante semana con semana.
La salud no es una carrera de 100 metros planos, es una maratón, por lo que es mejor ir paso a paso firmemente que correr a tope y cansarnos en un tramo corto, y recaer. Volver al peso no ideal.