Obesidad y sexo: La Ilusión como tratamiento para la obesidad

 
ob y sex 24
La ciencia señala una relación entre obesidad y ansiedad. Al margen de los procesos fisiológicos, la lógica y los estudios empíricos evidencian un alto porcentaje de obesidad asociada a la ausencia de ilusiones.
Estar ilusionado es tener un pensamiento intrusivo que recorre y ocupa el mayor tiempo del día. Las personas enamoradas le invierten gran parte del día a pensar en ese ser amado, a imaginarse tantas cosas que terminan por olvidar otras, entre ellas comer con la consecuente disminución de peso corporal. La ilusión es una fantasía límbica, es decir, es un pensamiento que recoge recuerdos del pasado y los une al futuro en un presente que va muriendo conforme pasa el tiempo.
Esta reflexión es de sentido común, es como entender un suceso de fe que da por hecho algo que tiene que suceder aunque no exista la más elemental y remota posibilidad de que así sea. Los obesos que se ilusionan con una pareja, un trabajo o un acontecimiento futuro, desvían la atención a la comida al invertir tiempo en el posible suceso.
Cuando las personas viven un duelo inmediato ante la pérdida irreparable de un familiar o un ser querido, se olvidan de comer al fijar su atención en el hecho irreparable que representa la muerte. Las personas que son traicionadas en un proceso de infidelidad, se abandonan al sufrimiento de la pérdida de confianza y ante los pensamientos catastrofistas de una realidad que ocupa mucho tiempo en su mente.
Todo aquello que implique atención y represente una emoción positiva o negativa, hará a la persona víctima de la ilusión con resultados positivos para la obesidad, es decir, bajará de peso al invertir más tiempo al pensamiento intrusivo y a la fantasía ilusoria que a la ansiedad por ingerir calorías.
Los amantes bajan fácil de peso antes de sellar el compromiso religioso, jurídico y social del matrimonio, después, la ilusión se esfuma y la obesidad aparece como resultado de ilusionarse más por el platillo del día que por la presencia de la pareja.
Si el obeso no encuentra otra ilusión diferente al sabor, olor, textura y color de la comida, entonces su prioridad será aferrarse a esa ilusión placentera que descarga chorros de dopamina, la sustancia química del cerebro asociada al placer. La vida se mueve entre el placer y el sufrimiento, la conciencia repeler al sufrimiento y el inconsciente busca el placer. La ilusión como tal es la ventana al placer de mañana, es el motor que impulsa las acciones irracionales que solo el humano procesa.
Si después de muchos intentos por bajar de peso y decir adiós a la obesidad, esta persiste, entonces aún queda otra opción; ilusionarse por algo o por alguien. Los obesos enamorados bajan con más facilidad de peso que los obesos sin ilusión alguna. Con la ilusión, cuidado.

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