Piratas en el Pacífico

asalto barco 2

Grupo armado roba 2 mil 700 kilos de camarón al barco Kukulkán II en Altata, y los elementos de la Armada no responden a las llamadas de auxilio

 

Un grupo armado y encapuchado asaltó el barco camaronero Kukulkán II, en la bahía de Altata, Navolato, llevándose 2 mil 700 kilos de camarón grande, en la misma zona donde en la misma fecha, pero de 2013, asaltaron al barco Maros IV.

La noche del miércoles 9 de diciembre, en las instalaciones de la Policía Ministerial del Estado, ante familiares y amigos de las víctimas del asalto, parpadeaban las luces de un árbol navideño de plástico, pues 40 días de trabajo, desveladas y frío inclemente en altamar habían sido robados a mano armada.

En el mamparo de estribor de la caseta de mando del barco camaronero  Kukulkán II, destaca una imagen de la virgen de Guadalupe, y en babor la de San Judas Tadeo, santo patrono de las situaciones difíciles o desesperadas.

Eran aproximadamente las 22:25 horas del martes 8 de diciembre, cuando un grupo de al menos seis hombres armados con pistolas y fusiles AK—47, llegó en dos pangas de motores y sometieron violentamente a la tripulación del barco Kukulkán II.

Después de desatarse pies y manos, el capitán del Kukulkán II activó el satelital y disparó las luces de bengala, pidiendo auxilio a los elementos de la Armada de México, pero éstos nunca acudieron al lugar de los hechos.

El capitán que aceptó ser entrevistado por Ríodoce con la única condición de que no se publicara su nombre, reconoce que tanto él como su tripulación son devotos de San Judas Tadeo y de la virgen de Guadalupe, reina de los mexicanos: “traemos una virgen de Guadalupe por estribor y en babor a San Judas Tadeo”.

“Imagínate cómo se sentía uno apuntándote (los piratas) con las armas y amenazándote y cada palabra que decía: ‘te voy a volar la cabeza, o apúrate’ (a cargar el camarón a las dos pangas)”, relató.

—¿Por dónde llegaron los piratas?

—Ellos primero te llegan por popa, y luego acomodan la lancha, ya sea por estribor o babor, y se brincan. Los muchachos estaban en la cubierta trabajando, andábamos arrastrando, y ya agarraron al que iba en guardia y lo sometieron con el rifle. Yo había terminado de hacer la guardia en el puente de mando y me acababa de meter a mi cuarto.

—Estabas en tu camarote.

—Sí, cuando oí ruidos, pues que no eran normales, y cuando me asomé, me encañonó un bato encapuchado. Ya me sacaron a la cubierta, ya me tiraron y preguntaron cuántos éramos los que andábamos a bordo del barco. Yo les dije: ‘somos ocho’. Preguntaron: “¿Quién es el capitán?” No pues yo. Cuando me sacaron y me tiraron en la cubierta me volvieron a levantar, ya me llevaron al puente de mando para que neutralizara la máquina y detuviera el barco.

“Estando en la cubierta nos contaron cuántos éramos, ya ahora sí a sacar el camarón. Cuatro tripulantes para abajo de la bodega y cuatro acarreándolos y echándolos a las pangas. Eran 90 javas, que sumaban aproximadamente dos toneladas seiscientos o siete cientos de camarón grande. De a tiro, nos estuvieron amenazando, para que nos apuráramos”.

—Aparte de los gritos y amenazas, ¿los golpearon?

—Sí hubo golpes, así leves, cachetadas, a mi me pegaron con la punta del rifle en la espalda. Pero a la mayoría fueron golpes, así de “sopapos”, de cachetadas. Y el ‘apúrate loco’.

—¿Y los asaltantes cómo hablaban, de dónde serán originarios?

—Eran ahí de los campos pesqueros, la voz de como habla la gente de Navolato, de la gente de ahí de los campos pesqueros.

—¿Qué armas portaban los piratas?

—Yo vi dos (pistolas) escuadras y una ‘cuerno de chivo (AK—47)’, fue lo que vi, porque todo el tiempo nos cargaban mirando para abajo, no querían que miráramos para arriba, pero las armas sí se las alcanzábamos a ver. A ellos no les vimos la cara.

—¿Los mantuvieron separados a los tripulantes?

—Sí unos abajo, otros arriba, haciendo ‘trenecito’, acarreando las javas y echándolas a las lanchas y los rotaron. Estábamos tres abajo, uno en la escalera y dos acarreando. Echaban el camarón y las javas las echaban al agua. Subieron a un ‘pavo’ a una de las lanchas y el ‘pavo’ las vaciaba y ya vacías las tiraba al agua.

—¿Crees que falló el protocolo de seguridad y vigilancia de la Armada de México?

—Pues yo activé el satelital en cuanto logramos desatarnos, porque nos amarraron, pues, con unos cabitos que quitaron de las lanchas que ellos usan para los chinchorros. Nos amarraron de las manos y los pies.

—¿Ninguna autoridad fue a auxiliarlos?

—Pues no, nunca nos hablaron. Yo activé las alarmas, tiré bengalas, nunca hablaron al barco a ver qué estaba pasando. Nunca llegó La Marina. Nadie, hasta que llegamos acá a Mazatlán, fue cuando vimos a los primeros marinos ahí en La Puntilla.

—Se sintieron en la indefensión…

—Sí, cómo no, pero de todas maneras ya no había nada qué hacer, pues ya se habían llevado el camarón.

—¿Qué opinas de esa actitud de la Armada de México?

—De hecho nosotros nunca hemos estado conformes, ya ves que cuando asaltaron a mi hermano (capitán del barco Maros IV), pues estaba una patrulla a un lado del asalto. Y yo me di cuenta y empecé a tirar alarmas, y hasta la hora, hora y media, empezaron a contestar los radios y qué era lo que estaba pasando.

—¿Es por eso que algunos pescadores sospechan que los marinos están coludidos con los piratas?

—Se dice… ¿Uno qué más tiene que  pensar?  Pues dice uno que están, porque también cuando ellos te pasan una revisión de rutina, como llaman ellos, te revisan el producto, pero ellos no tienen nada qué hacer en bodega.

—¿Los marinos se meten a la bodega?

—Se meten, te andan preguntando, qué cuántos costales de esto, qué tanto camarón grande. Te checan todo.

—Antes de ser asaltados, ¿habían tenido una “revisión de rutina” de elementos de La Marina u otra autoridad?

—No, de nadie.

—¿Fueron asaltados en la misma zona donde asaltaron el barco Maros IV, en diciembre de 2013?

—Sí, en el mismo pedazo.

Recuadro

Asaltos decembrinos

—Diciembre de 2013. En la bahía de Altata, Navolato, un grupo de hombres armados y encapuchados asalta al barco camaronero Maros IV, propiedad del empresario José Eduvigildo Carranza. Los piratas nunca fueron detenidos.

—Diciembre de 2015. Al menos seis hombres encapuchados armados despojan de 2 mil 700 kilos de camarón al barco Kukulkán II, propiedad de Fernando Medrano, en la bahía de Altata, Navolato.

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