Las réplicas de la tragedia, 32 años después

 

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Dolor y tristeza por muertes en sismos de Ciudad de México, Puebla, Morelos, Estado de México, Tlaxcala, Chiapas, Oaxaca, Guerrero, Tabasco y Veracruz

 

 

 

Septiembre quedará inscrito en la memoria de los capitalinos como el mes más negro en la vida de esta gran ciudad. La saña y la ira con la que  se hizo presente la  naturaleza el pasado martes 19 de septiembre, revive el duelo colectivo de una urbe que aún no sana las heridas que dejaron las muertes de miles de personas que quedaron atrapadas y en muchos casos, sepultadas entre los escombros y varillas retorcidas de  edificios que se desplomaron por la furia del temblor aquella mañana de septiembre 19.

El pasado martes a las once de la mañana, la capital mexicana rendía homenaje  a las víctimas  de aquel temblor del 85 con un simulacro que activó la alarma sísmica por toda la ciudad, recordando con ello un aniversario luctuoso de una tragedia que por su impacto, no deberá nunca quedar en el olvido.

Un par de horas después, a la una de la tarde con 14 minutos, la tierra hizo estragos de nuevo en la capital. Un temblor de  7.1 grados sacudió el subsuelo de la Ciudad de México y por la ubicación tan próxima del epicentro, tomó por sorpresa a millones de habitantes acostumbrados a escuchar la alerta que por esta vez no se activó.

Minutos después de ocurrido el sismo, llegó de nuevo la tragedia. Las calles de gran parte de la ciudad estaban invadidas por la gente que salía espantada de los edificios. Era común ver los rostros frente a los celulares intentando comunicase con sus familiares que estaban de uno y otro lado de la urbe, en las escuelas, centros de trabajo, o en actividades de rutina. Pero no había señal.

El pánico se acentuaba porque a los pocos minutos, se escuchaban las sirenas de ambulancias por toda la capital y fue la primera señal de que algo había pasado. Los habitantes del centro y norte de la ciudad decían que el movimiento había sido intenso, porque los primeros segundos los sacudía de arriba hacia abajo y luego de un lado a otro. En el sur se sintió trepidatorio, los edificios sintieron un reacomodo en sus estructuras, como no se sentía antes, decían los residentes.

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La tragedia repetida

 

Pasados 20 minutos la radio empezó a transmitir los primeros informes de lo que ocurría. Con sorpresa narraban del reciente sismo con magnitudes y ubicación que variaban al inicio. Poco a poco empezaban a describir que gran parte de la ciudad se había quedado sin luz; que el transporte colectivo estaba paralizado; que la señal de los teléfonos estaba bloqueada y encima de ello seguía temblando en la ciudad.

Las réplicas del sismo se sentían por todas partes y el pánico era mayor cuando se escuchaba más intenso el sonar de sirenas de ambulancias que empezaban a desplazar personas que corrían por la calles sin sentido, algunas heridas o pidiendo auxilio ante la situación.

La radio anunciaba ya daños cuantiosos, edificios derrumbados en la colonia del Valle, la Condesa, la Roma, la Narvarte y en el primer cuadro de la ciudad. Con insistencia pedían calma y permanecer en sus lugares porque la ciudad estaba paralizada. Sin transporte para desplazarse y sin luz, las calles eran un caos como la misma ciudad, sin semáforos, espectaculares derribados, y la gente y los vehículos peleándose la preferencia por llegar primero a casa.

Las primeras escenas de pánico se observaban sobre el  Paseo de la Reforma donde minutos después del sismo, la gente abandonó los modernos rascacielos y corría por los camellones de la amplia avenida huyendo de la amenaza de desplomarse edificios que ya desprendían vidrios desde las alturas.

Los medios advertían sobre  un fuerte olor a gas. Esto daba cuenta ya del desplome de edificios habitacionales, principalmente en las colonias de la Delegación Benito Juárez y Cuauhtémoc, dos de las cinco más afectadas. La tragedia empezaba a retratarse; edificios departamentales colapsados en las colonias clasemedieras de la Roma Norte, Condesa, Narvarte, del Valle, donde empezaban a arrojar datos de personas atrapadas entre escombros, lo que empezaba a suponer la magnitud de la tragedia.

CIUDAD DE MÉXICO, 19SEPTIEMBRE2017.- Decenas de personas entre cuerpos de rescate y sociedad en general ayudan en las labores de rescate entre los escombros de edificios que colapsaron tras el fuerte sismo de 7.1 grados en escala de richter que se registró esta tarde en la Ciudad de México. En la imagen, un centro comercial ubicado en Taxqueña y Tlalpan. FOTO: SAÚL LÓPEZ /CUARTOSCURO.COM

 

Dos horas después del suceso  el diagnóstico era fuerte. El desplome  del edificio del Colegio Enrique Rébsamen donde había decenas de niños atrapados y los escombros que invadían la avenida Álvaro Obregón, en la Roma y la Condesa, La Narvarte, que a estas alturas estaban ya saturadas de voluntarios que acudían  al llamado de solidaridad que había dejado aquella experiencia del sismo del 85.

Los hospitales que también sufrieron daños en sus estructuras, sacaban a los pacientes a sitios más seguros, en tanto que las salas de emergencias no se daban abasto para atender a los heridos. Al mismo tiempo, los reportes indicaban daños en actividades estratégicas de la ciudad. El aeropuerto internacional suspendió sus vuelos en la terminal Dos por la aparición de grietas en una de las pistas. Los sobrevuelos de helicópteros por toda la ciudad eran cada vez más frecuentes.

Las actividades laborales y educativas estaban paralizadas. Edificios de centro comerciales, oficinas públicas, escuelas universidades, fábricas y otros, detuvieron su marcha ante el temor de que las réplicas registradas echaran abajo los construcciones que al parecer habían sufrido daños.

A las tres de la tarde, algunas líneas del metro reanudaban el servicio igual que la telefonía celular. En las redes sociales circulaba la tragedia en imágenes impactantes de los edificios, justo en el momento en que se desplomaban. Alrededor se observaban ya los jóvenes “milenials”, con picos, palas y cascos, prestos a rescatar vidas. Por la tarde del martes empiezan a registrarse las primeras víctimas y a instalarse los albergues en parques, espacios públicos y casas en condiciones habitables.

 

Sedena y voluntarios por el control

 

A diferencia del sismo de 1985, donde la sociedad civil tuvo una marcada participación en los trabajos de rescate de las personas afectadas, en el sismo del martes pasado el Gobierno Federal, a través de las Secretarías de Marina (Semar) y de la Defensa Nacional (Sedena), y de la Comisión Nacional de Protección Civil, estableció el control de mando sobre las tareas de rescate de las víctimas.

De acuerdo al Protocolo de la Sedena, se dio a conocer que los trabajos de rescate, búsqueda y localización de víctimas se realizarían en un término de 72 horas —después de ocurrido el sismo—, tiempo suficiente para garantizar el rescate con vida de las víctimas. Pasado el plazo se continuaría con la etapa de reconstrucción, que implica iniciar el inventario de daños tanto en la ciudad de México como en otras Entidades afectadas.

En las primeras horas de sucedido el sismo, pelotones de soldados de ambas dependencias junto con elementos de protección civil, acordonaban los edificios derribados y otros que sufrieron daños menores. Los medios de comunicación simultáneamente solicitaban a la población no asignada a tareas de rescate, abstenerse de ir a las áreas colapsadas.

Sin embargo, colonias como la Roma, Condesa y Narvarte, estaban muy concurridas por grupos de jóvenes que deambulaban por las calles en espera de ser incorporados en los trabajos de salvamento de personas. A  partir de esta exclusión de los grupos de rescate voluntarios —incluidos familiares y vecinos de las víctimas— se generan fricciones de ambos lados.

Elementos del Ejército argumentan que los grupos voluntarios no siempre están capacitados para este tipo de maniobras y su presencia aumenta el riesgo de más accidentes, o bien dificultan las labores de rescate por parte de los elementos asignados. De ahí que solo incorporaron voluntarios como “topos aztecas” y los especialistas que llegaron de algunas entidades y países como Israel, Japón, España, El Salvador, Guatemala, Perú y Honduras, que  trabajan coordinados en los puntos críticos de Ciudad de México.

Esta decisión desencadenó  fuertes críticas en las redes sociales  señalando el “pragmatismo” de las Fuerzas Armadas, que en tres días quieren desaparecer todo rastro del sismo, sin pensar en las personas que aún siguen en suspenso debajo de los escombros, en espera de ser rescatadas. En sus argumentos sostienen que en el sismo de 1985, se rescataron vidas ocho e incluso 40 días después del siniestro.

La Marina dice que en los sitios donde ingresará la maquinaria es porque hay la certeza de que no hay más vidas en riesgo, y esto lo fundamentan en que los rescates se realizan con tecnología muy avanzada que permite asegurar si hay o no personas bajo los escombros de edificios afectados.

Presionado por esta confrontación, el Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera, declaró que son solo rumores difundidos por redes sociales y el gobierno de la ciudad no permitirá que se remuevan escombros en los próximos días hasta que se haya corroborado que no hay vidas humanas atrapadas. Hasta el cierre de esta edición se dio a conocer que en colonias como la Condesa y Roma, donde se ha concentrado el rescate de personas, hay maquinaria retirando escombros.

El jueves por la noche, familias de un edificio derribado que se ubica en Chimalpopoca en la Narvarte, estuvo al borde de confrontarse con militares que desde esa noche intentaban recoger escombros, cuando —según los vecinos— había una mujer atrapada.

La polémica  deja asomar la inconformidad de la sociedad civil contra la clase política e instituciones como el Ejército y la Secretaría de Marina, las Cámaras de Diputados y Senadores, estos últimos acusados por su indiferencia frente a la tragedia en la ciudad de México.

En las redes sociales circulaba un texto que decía. “El sismo dejó 628 desaparecidos. Desde ayer no se les ha vuelto a ver, Son los 500 diputados y 128 Senadores. Si alguien los localiza, recuérdenles que LA PATRIA ES PRIMERO!!”

 

Muertos y edificios afectados

 

La cifra de muertos por el sismo de magnitud 7.1 que sacudió el centro y el sur de México la tarde del martes 19 de septiembre, aumentan conforme transcurre el tiempo, de acuerdo a los reportes de la Coordinación Nacional de Protección Civil de la Secretaría de Gobernación. Al igual que el número de edificios y casas dañadas desde averías leves hasta de gravedad, que deben ser desalojados con urgencia.

Tan solo en la Ciudad de México, la Asociación APL Ingenieros Consultores, destacó que hay  un promedio de 3 mil edificios afectados y en riesgo de colapso por el sismo reciente. Y las cifras se reflejan con el acordonamiento mayor de manzanas completas de edificios  en el Centro Histórico y algunas colonias de la capital.

En las colonias Anzures, Nápoles, Narvarte, del Valle, Hipódromo Condesa y Tlatelolco, hay edificios de hasta 20 niveles que pueden caer al presentar fisuras y daños estructurales en muros, columnas y trabes.

El representante de la empresa consultora, Alberto López Acevedo, aseguró  que los edificios —al borde del colapso— fueron detectados a través de un servicio —gratuito— de ayuda ciudadana, que se activó a través de las redes sociales.

“Abrimos varias cuentas de WhatsApp, donde la gente envía fotografías de las fisuras y daños en su vivienda; éstas son evaluadas por una docena de ingenieros y arquitectos.

Si después de la evaluación se concluye que existe daño estructural que ponga en peligro el edificio, se envía una brigada terrestre, para determinar si es necesario evacuar de inmediato, señaló.

De ese número, apuntó, los ingenieros han detectado inmuebles con fisuras en 45 grados sobre los muros, que nacen de las trabes y estructuras; también hay columnas afectadas que implican el riesgo de caída de techos. Se están detectando muchas fisuras en ‘X’, lo que significa que muchos edificios pudieran estar al borde del colapso, aseguró.

Se tienen casos tan delicados como un condominio en San Antonio Abad 66, que ya está al borde del colapso y se ha recomendado a la administración su desalojo. Otro caso muy grave es la escuela secundaria técnica 17, ubicada en Avenida Miguel Hidalgo 62, Coyoacán, que presenta daños en columnas. “Si la fisura está sólo sobre la pintura o de aplanado, no hay riesgos graves; pero si está dentro del tabique, ya es grave”, dice.

El delegado de la Cuauhtémoc, Ricardo Monreal, informó que existen 27 edificios derrumbados y alertó por otros 24 a punto de colapsar en esta zona. En coordinación con el Fideicomiso del Centro Histórico de la Ciudad de México, monitorean el área y hasta la tarde del jueves se observaban amplias zonas acordonadas. Entre los inmuebles emblemáticos que sufrieron daños está la Torre Latinoamericana y alrededor de 45 templos que datan de más de 400 años y edificios frente al Palacio de Bellas Artes.

 

Albergues por toda la ciudad

 

El paisaje urbano de las colonias “nice” como la Condesa, lucen diferente. Después del sismo, cafeterías y espacios públicos que daban vida a la glamorosa rutina de los cafés y rincones europeos, ahora están abarrotados  por ejércitos de voluntarios con picos y palas que deambulan  por sus calles en espera de entrar en acción.

Casonas que en los años cincuenta fueron residencias elegantes, funcionan como albergues para dar hospedaje a más de 400 residentes que abandonaron sus viviendas, en tanto se redefine su situación. De un lado de esta zona se observan grupos de jóvenes en espera de turno para cargar su celular o utilizar el servicio gratuito de internet en los cafés.

Por otro, los rescatistas, desenterrando los últimos cuerpos que había sobre las calles de Ámsterdam, Laredo, Oaxaca, Medellín y otras calles y avenidas que horas, días atrás vivieron tristezas, alegrías, gritos  y los cantos victoriosos de rescatistas y soldados que vivo o muerto, encontraban una víctima más.

 

 

Los daños del último sismo*

 

Ciudad de México

155 personas fallecidas

3 mil 848 inmuebles dañados

Municipios y localidades afectadas: colonias Condesa, Roma, Obrera y Centro Histórico, en Delegación Cuauhtémoc; Narvarte y Del Valle, Benito Juárez, San Gregorio, en Delegación Xochimilco; diversos puntos en las delegaciones Coyoacán y Tlalpan

 

Morelos

73 personas fallecidas

20 mil inmuebles dañados

Municipios y localidades afectados: Cuernavaca, Jojutla, Tlayacapan, Yecapixtla, Zacatepec, Zacualpan de Amilpas, Jonacatepec, Ocuituco, Miacatlán y Jantetelco, Yautepec, Cuatla y Yautepec.

 

Puebla

45 personas fallecidas

1 mil 700 inmuebles dañados

Municipios y localidades afectados: Puebla, ruta Izúcar-Chiautla de Tapia y Atlixco.

 

Estado de México

13 personas fallecidas

2 mil 146 inmuebles dañados

800 se destruyeron totalmente

Municipios y localidades afectados: Ocuilan, Malinalco, Tenancingo, Tonatico, Zumpahuacán, Ecatzingo y Amecameca, Xalatlaco, Santiago Tianguistengo, Toluca, Ecatepec, Tlanepantla y La Paz.

 

Guerrero

6 personas fallecidas

1 mil inmuebles resultaron dañados

Municipios y localidades afectados: Atenango del Río, Huitzuco, Tepecoacuilco y Copalillo, Iguala, Xochihuehuetlán y Chilapa.

 

Oaxaca

1 persona fallecida

1 mil 866 inmuebles dañados

Municipios y localidades afectadas: Huajuapan de León, Zapotitlán y Ayuquililla, Santiago Ayuquililla

 

* Cifras con corte al viernes 22 de septiembre de 2017.

 

 

 

 

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