Cónclave cenecista destapa ambiciones de poder; panistas cierran filas

 

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Cantan tricolores tiro político

Media banda sinaloense amenizaba el ágape cenecista que se celebraba en el auditorio del Comité Campesino Número Cinco. En los patios, tres tinas con barbacoa se cocían a fuego lento, a la leña.

Adentro, más de 80 comisariados ejidales e invitados se cocían también, pero por el calor de la canícula de agosto.

Estaban allí convocados por la plana mayor cenecista para la renovación de la presidencia del organismo, tras que el líder natural, Gilberto Irazoqui Galaviz, se había excedido en el cargo que mantuvo por dos periodos y durante cinco años. “Ha llegado el tiempo de entregar. Ya fue suficiente. No es que esté cansado, pero es necesario un relevo. Voy a la banca, a pensar, sopesar alguna nueva responsabilidad. Mientras llega, a descansar y trabajar en organización campesina”, dijo.

Frente a él, Martín Damián Castro Cota, ex comisariado ejidal de la Cuchilla de Cachoana, su relevo, sostenía en la diestra la aceptación de su planilla única, cuyos miembros lo secundaban.

Conocido desde la educación secundaria por el apodo del Pachón, saltó a las dirigencias campesinas como comisariado ejidal de su natal Flor Azul, luego a la presidencia del módulo de riego “Taxtes”. En el 2013 tomó las riendas del Comité Municipal Campesino luego de que Pilar López Félix abandonara el organismo de manera abrupta, a mediados del 2013. Pedro Limón, entonces Oficial Mayor del organismo lo agarró algunos meses hasta que Irazoqui Galaviz fue ascendido como delegado especial en funciones de presidente. Al año siguiente, obtuvo la presidencia formal por los siguientes cuatro años. En ese periodo, repitió en la presidencia del módulo de riego de donde pasó a dirigir la Red del Valle del Fuerte y finalmente llegó a una regiduría.

Durante su gestión campesina, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) recuperó la presidencia municipal, las diputaciones locales y la federal, principalmente por el voto verde y útil del sector.

Irazoqui abrió la asamblea ante sus correligionarios. Contó su lustro de historia en minutos, desde que agarró un sector dividido, un edificio en ruinas y una actividad destrozada por la voracidad empresarial. Recordó como empresarios nativos de Ahome quebraron la industria azucarera y escaparon con sus bolsillos llenos de dinero a costa de la miseria de los campesinos, pues nunca pagaron la producción de caña ni las rentas. “Muchos de nuestros campesinos murieron esperando justicia. Esperamos todavía la justicia para los más jodidos de la cadena productiva, nosotros, los campesinos”.

Por eso, advirtió, la unidad política es el arma; la unidad gremial, el camino. Y lanzó su petición: no abandonar el barco.

Y a su relevo le reiteró: mantener la unidad al interior es el reto mayor, pues las luchas por precios para las cosechas se viven en otro ring.

El relevo gremial estaba como ajeno. Ido. Sus antecedentes no eran los mejores, y el lastre era su meteórico ascenso a la dirigencia accidentada del módulo de riego “Sevelbampo”, cuando estalló un escandaloso caso de corrupción que llevó a la toma, división y disolución de la mesa directiva. Martín Damián Castro Cota salió en esa purga, pero reapareció como dirigente campesino. Y allí se mantiene, junto con Gloria Manuela Valdez, como secretaria de organización. Ella, la que se encargará de organizar al campesinado con miras a las elecciones del 2018, dividió a su propio ejido, Jiquilpan, que ahora enfrenta demandas por la venta de terrenos por más de mil 200 millones de pesos. El juicio principal por disolver el padrón de ejidatarios fue repuesto por orden de un tribunal de alzada.

Pese a todo, Ana Cecilia Romero, presidenta de la Liga de Comunidades Agrarias de Sinaloa; Álvaro Ruelas Echave, primer priista municipal y Aldo Prandini Camarena, presidente del Comité Directivo, coincidieron en que la meta es mantener las posiciones políticas logradas, e ir por las senadurías en manos de la oposición.

Los tres, coincidieron que el mensaje de la asamblea era para los de “enfrente, y para los de al lado”.

Romero, sentenció: “No permitamos que se caiga o se pierda el trabajo político”; Ruelas, arengó: “Debemos estar unidos para dar respuestas a la gente. Los campesinos podemos tener la mayor representación en la historia, es de justicia”; y Prandini se declaró listo para el reto político.

Lanzado el reto político, los panistas de Ahome reaccionaron y cerraron filas al llamado de sus líderes Zenén Aarón Xóchiahua Enciso y Miguel Ángel Camacho Sánchez.

Joshio Vargas, regidor en el cabildo de Ahome, resumió que la asamblea interna fue exitosa pues ya se planean estrategias para reducir la influencia de sus opositores. “Estamos listos; daremos la pelea en su propio territorio.”

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