Inicia el año con el homicidio de un adolescente

 

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Inicia el año con el homicidio de un adolescente y el culpable, un policía, dejado en libertad

Las primeras horas del 2017 dejó una pérdida irreparable para Joel Ontiveros. De oficio gondolero, a su único hijo varón le quitaron la vida a causa de un disparo de arma de fuego, y la promesa de justicia no es suficiente. La justicia, a una semana, sigue ausente.

En pleno festejo de año nuevo, el adolescente de 15 años viajaba en la parte posterior de una motocicleta sobre la avenida Las Lilas, en la colonia Jardines de San Bartolomé, de la sindicatura de Aguaruto, cuando una bala le impactó por un costado.

“Yo estaba aquí en la casa y él (Joel N) le mandó un mensaje a mi mujer, le dijo que si ya había llegado yo. ‘No, le dijo, tu papá aquí está, no se ha movido de aquí’ y él dijo ‘pues ahí voy para allá’ y ya de ahí fue cuando me avisaron que lo habían baleado. El chavalo que andaba con él vino y me avisó, me fui con él y fue cuando lo levanté ya sin vida”, relata el padre de Joel.

El informe de la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE) indica que en la sindicatura de Aguaruto, el día 1 de enero, a las 3:40 horas, un agente de la Policía Federal atacó a dos personas que iban a bordo de una motocicleta y al culpable, Jonathan ‘N’, le aseguraron una pistola calibre .9 milímetros. El reporte indica que el menor falleció antes de recibir atención en el Hospital Civil de Culiacán.

Esa misma madrugada, a Joel Ontiveros y a su familia las autoridades le explicaron que el supuesto culpable estaba detenido.

“Desde que estaba detenido… no sé, no sé cómo pasaron las cosas, lo único que sé es que lo levanté y me lo llevé pero de ahí a cuando llegué al Ministerio Público y me habían dicho que ya lo habían agarrado”.

Sin embargo, el día martes 3 de enero, el juez de control determina dejarlo en libertad y le notificó en audiencia que tendría que presentarse el miércoles 4 a las 12:00 del día para formularle la imputación por parte del Ministerio Público, sin embargo, Jonathan N no acudió.

Las intermitencias del nuevo sistema

El subprocurador de Justicia del Estado, Martín Robles, explicó la tarde del 4 de enero el procedimiento llevado a cabo durante la detención del supuesto culpable, al cual le giraron orden de aprehensión.

“Nosotros lo que hicimos fue detenerlo cuando esta persona se presenta en la Unidad Especializada en Homicidios Dolosos, se presentó allá y ahí fue detenido y se le aseguró el arma de fuego en el interior del vehículo ‘Mustang’ y sus credenciales de identificación; nosotros consideramos que había flagrancia delictiva, no podíamos dejarlo ir y nosotros lo pusimos a disposición en base al señalamiento que tenemos de dos testigos presenciales de los hechos”.

Según el Nuevo Sistema de Justicia Penal, una forma de abreviar un proceso se puede dar cuando el inculpado reconozca, en presencia de un juez y de su defensor, los hechos delictivos que se le atribuyen. En dicho caso deben existir elementos suficientes que relacionen al inculpado con los hechos.

Martín Robles explicó que el peritaje realizado de balísticas y el aseguramiento del arma de fuego junto con los más de 15 casquillos localizados en el lugar de los hechos, confirman que esos casquillos fueron percutidos con el arma de fuego del agente de la Policía Federal, y de que se trataba de un arma de fuego oficial asignada para la prestación de un servicio de un elemento de policía, sin embargo, el juez de control lo deja en libertad.

“Con esos datos nosotros consideramos mandarlo al juez de control; el juez de control no está diciendo que él no sea culpable o probable (culpable) de este delito, lo único que está diciendo este juez es de que no fue detenido en flagrancia delictiva”, explicó.

Según el ABC del Nuevo Sistema de Justicia Penal, la prisión preventiva será la excepción y no la regla y sólo se podrá privar de la libertad a la persona sujeta a proceso penal tratándose de delincuencia organizada, homicidio doloso, violación, secuestro, delitos cometidos por medios violentos, armas y explosivos, así como por delitos graves cometidos contra la seguridad de la nación, el libre desarrollo de la personalidad o contra la salud.

Y durante el día de la audiencia en la Sede Regional de Justicia Penal Acusatoria y Oral de la zona Centro, familiares de Joel N confirmaban sus sospechas. La justicia no llegaría. El supuesto culpable no acudió a la audiencia, no hubo prisión preventiva. Además, el mismo subprocurador explicó que ellos advirtieron eso.

“Me pegaron, güey”

A bordo de una motocicleta, en la parte trasera, Joel sujeta fuertemente a su acompañante, quien conducía el vehículo. Suena la detonación y el adolescente de 15 años recibe el impacto y dice: “me pegaron, güey”.

El acompañante, al igual que los testigos del crimen, no quiso dar más detalles por temor a represalias. Es un bato pesado, dijeron. Lo único que quieren es que se haga justicia.

“Nomás sentí que me abrazó fuerte y luego sentí como si se fuera a caer y lo agarré con la mano izquierda. Lo llevé a la vuelta, a dos calles, y ahí lo bajé, yo creí que algo lo había golpeado, no sabía que la bala le pegó”.

A Joel le gustaban las motos y las bicis, le gustaba repararlas y dar saltos en ella. También le gustaba el futbol, era aficionado a las Águilas del América y su sueño era jugar en ese equipo, y en unas semanas acudiría a un visoreo, pero eso no va a suceder. Su cuerpo yace bajo tierra porque una bala truncó su sueño.

 

 

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