No pidas menos que el cielo

Carlos Slim.

 

Todos los humanos tenemos necesidades básicas muy diversas. Las hay estrictamente biológicas y las hay de las que suelen denominarse radicales (la libertad, por ejemplo). Existen necesidades secundarias y las que deben considerarse fundamentales. Su rango y su urgencia las va definiendo la misma gente. No hay sociólogo que pueda hacerlo por ella.

 

Pero los pueblos suelen equivocarse a la hora de demandar las soluciones: mezclan, en un insensato revoltijo, lo fundamental y lo secundario. Y ahí, en ese colage, se halla uno de los infortunios de las resistencias populares. Los pliegos petitorios, lugar de las demandas de la gente, suelen ser verdaderos chorizos de pedidos. Recuerdo bien que en una maratónica asamblea estudiantil en la Universidad  Chapingo los oradores se desgañitaban discutiendo si el jabón que pedirían debía ser Palmolive o Camay.

 

Los avances que se observan en los nuevos movimientos sociales incluyen la certeza de que tal deficiencia debe superarse. La articulación  de las diferentes resistencias sociales, por la que se pugna en muchas latitudes del territorio nacional, tiene entre sus cinco componentes centrales enarbolar plataformas de demandas que sólo recojan lo fundamental de las carencias humanas.

 

Para el caso de México, se coincide en que cuatro son los problemas básicos de nuestro pueblo.

 

Uno de esos problemas fundamentales se recoge en el slogan “justicia social”, esto es, distribución de la riqueza nacional de manera que todos disfrutemos de ella sin distingos ni exclusiones. Ha sido ampliamente documentado que México es una eficiente fábrica de ricos y una inagotable fuente de pobreza y de miserias de larga, muy larga data. Más de 63 millones de mexicanos viven en la pobreza, mientras alrededor de 16 multibillonarios ilustran las páginas de Forbes; al lado de cerca de 400 multimillonarios que desde México acompañan al capital transnacional que impone al mundo políticas de imperio. Son algunos de los que se desayunan en París, toman un cafecito en Río, almuerzan comida indonesia en Amsterdam y cenan en las Islas Fidji. Para gloria del capital mexicano, Carlos Slim Helú gana 2 millones 200 mil dólares por hora mientras Germán Larrea Mota, sólo en la minería se despacha la friolera de 4 millones 400 mil dólares diarios. ¡Ni preguntar por nuestro salario mínimo!

 

He aquí a algunos de ellos, los Amos de México, con su dinerito:

Carlos Slim Helú                                      50,000

Germán Larrea Mota                                9,200

Alberto Bailleres                                        6,900

Eva Gonda de Rivera                                6,100

Marisún Aramburuzabala                        5,500

Jerónimo Arango                                       4,400

Ricardo Salinas Pliego                              4,300

Antonio del Valle Ruiz                              2,600

Emilio Azcárraga Jean                              2,100

Carlos Hank Rhon                                      2,100

(Las fortunas son en millones de dólares)

 

¿Para qué damandar jabón Palmolive, el servicio público, crédito para cultivar alguna parcela o levantar una vivienda?

 

Hay carencias de cuya solución depende que todas sean solventadas. O, a la inversa, ninguna demanda será resuelta de manera verdadera, de raíz y de forma irreversible, si no se resuelven las carencias fundamentales.

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