Un sistema electoral es el procedimiento de conversión de los votos en cargos ejecutivos y legislativos. En América Latina se usa para todo lo que tiene que ver con elecciones y sus leyes y reglamentos.
Existe un sinnúmero de sistemas electorales. No obstante, es posible reducir esta diversidad en unos pocos tipos básicos. Tradicionalmente se definen de la siguiente manera: Sistema de mayoría y sistema proporcional. El sistema de mayoría es aquel que elige el candidato que obtiene la mayoría. El sistema proporcional es aquel en que la representación política refleja, si es posible exactamente, la distribución de los sufragios entre los partidos.
Se dice que el sistema de mayoría tiende a favorecer a los partidos grandes y producen una brecha entre los porcentajes de votos y escaños obtenidos por los diversos partidos, en desventaja de los partidos pequeños.
El sistema electoral de tipo proporcional tienden a producir una mayor concordancia o concordancia relativa entre los porcentajes de votos y escaños obtenidos por los diversos partidos.
Durante los primeros treinta y cinco años de los Estados Unidos de América, el presidente no era elegido por el pueblo. El voto popular entró a formar parte de la contienda electoral por primera vez en la elección del sexto presidente, en 1824, pero menos del 5 por ciento de los electores participaron. Antes de 1824, sólo el colegio electoral seleccionaba al presidente entre los candidatos escogidos por ellos mismo. En la elección de 1824, las legislaturas estatales nombraron a los candidatos.
Con el actual sistema electoral, conocido como Colegio Electoral, los votantes eligen a 538 compromisarios que se reparten por estados conforme su población. El candidato más votado en cada uno de los estados —con la excepción de Maine y Nebraska—, logra todos sus compromisarios, lo que permite que el ganador del voto popular no sea siempre quien más compromisarios obtenga.
Esto es lo que pasó el pasado martes 8 de noviembre, cuando el republicano Donald Trump obtuvo 306 compromisarios por 232 de Hillary Clinton, pese a que la demócrata aventajó a su rival en cerca de un millón de votos (siete décimas).
Creo que las fuerzas democráticas en Estados Unidos deberán de trabajar en la actualización de su sistema electoral. Para esto ya hay iniciativas en el Congreso de aquel país.
Hay una iniciativa que pretende eliminar el Colegio Electoral e instaurar el sistema de una persona, un voto.
Sin embargo, al tratarse de una enmienda constitucional, requiere el apoyo de dos tercios de las dos cámaras —ambas controladas por los republicanos— y del 75 por ciento de los estados, también en su mayoría en manos conservadoras, por lo que su aprobación es improbable, en el corto plazo, si no hay un debate amplio en todo el país.
Los republicanos ya se beneficiaron en el 2000 de este sistema, cuando el expresidente George W. Bush perdió el voto popular frente al demócrata Al Gore, pero ganó la mayoría de compromisarios del Colegio Electoral y se hizo con la Casa Blanca.
Este es el único cargo de todo el país en el que puedes sacar más votos y aun así perder. El Colegio Electoral es un sistema antidemocrático que no representa la democracia del siglo XXI.
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