El Colegio de Sinaloa

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Ernesto Hernández Norzagaray

José Ángel Pescador Osuna, ex secretario de Educación Pública y hasta principios de diciembre presidente de El Colegio de Sinaloa, ha sido siempre un político muy prudente en su relación con el poder. No se agota fácilmente en infiernitos y es de los que escoge sus batallas.

Así lo hace saber en la entrevista balance que otorga a Noroeste a través de Héctor Guardado, sobre su paso por esa institución que tiene por objetivo: “la difusión entre la sociedad sinaloense, con absoluta libertad de expresión, de lo más avanzado, relevante y actualizado del saber universal del conocimiento científico, de las innovaciones tecnológicas, de las bellas artes, así como de las diversas manifestaciones artísticas”. También habla de la relación del Colegio de Sinaloa con los sucesivos gobernadores.

El pasado 28 de noviembre entrega su renuncia como presidente al Consejo Colegiado, la cual fue aceptada el 6 de diciembre. Inmediatamente este Consejo nombró a Enrique Villa, quien en el gobierno de Felipe Calderón fue Director del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología.

Siguiendo el protocolo de despedida, espero que eso signifique un mejor momento para esta institución, que cuenta con 15 personalidades sinaloenses del mundo de la ciencia, el pensamiento y las artes.

Pescador Osuna no se va como alguien que no quiere quemar totalmente las naves, sino se va y quema las naves. Sus declaraciones a Noroeste, aunque son las de un profesional de la política, deja entrever que se va molesto por el trato que le dieron los principales funcionarios del “gobierno del cambio”.

Lo dice claro: “Sentimos que a Gobierno del Estado no le interesa el trabajo que realiza o puede desarrollar El Colegio de Sinaloa. Malova ha sido muy respetuoso en su trato, pero prácticamente se podría decir que es indiferente, hemos recibido un mal trato por parte del Secretario de Administración y Finanzas, abulia de parte del Secretario General de Gobierno, sólo en algunas ocasiones el Secretario de Educación Pública y Cultura asistió a algunos de nuestros eventos, por eso nos hemos dedicado a trabajar por nuestra cuenta”.

Más aun agrega:  “El Colegio de Sinaloa tiene la responsabilidad de asesorar al Gobierno, quizá el que más se acercó con nosotros para consultarnos fue Jesús Aguilar Padilla; Juan Millán nos trató bien, a Renato Vega no le interesó El Colegio de Sinaloa, fue la época más difícil, él quería que el Colegio desapareciera o se convirtiera en otra cosa”.

Pescador Osuna buscó siempre que la actividad de El Colegio de Sinaloa no pasara desapercibida gracias a la personalidad de los colegiados y los convenios que tiene el Colegio con diversas instituciones públicas que le permitieron una actividad muy intensa en los últimos años, muy a pesar de que los recursos, dice, desde 2010 han venido disminuyendo un millón cada año.

¿Que podría explicar esta actitud del llamado “gobierno del cambio”? Me atrevo a señalar tres hipótesis: Una, que Pescador Osuna no era el candidato del Gobernador sino otro, y eso se tradujo en el estrangulamiento económico de la institución; dos, su elitismo o de plano, el poco respeto que tiene este gobierno por la ciencia, la cultura y las artes.

El Colegio de Sinaloa, recordemos, fue una de las instituciones que creó el entonces gobernador Francisco Labastida Ochoa —quien por cierto había  traído a Pescador Osuna para que como candidato del PRI disputara la Presidencia Municipal de Mazatlán, la cual ganó y dos años después renunció quizá previendo la concertacesión política que ocurriría en 1989 en favor del PAN—, y si bien aquel vínculo no puede ser utilizado como argumento de su salida, lo cierto es que ante el nivel de nuestra clase política, no les resulta fácil tratar con gente de sabiduría y cultura.

Incluso gobernantes acomplejados ante la estatura intelectual de la mayoría de los miembros del Colegio, no dejaron de verlo como una institución elitista que poco podía ofrecer a Sinaloa, además la intelectualidad siempre ha sido un riesgo para el poder. Entonces, con eso resulta explicable la discreta distancia que casi todos tuvieron con el Colegio al grado de que Renato Vega lo quiso desparecer.

Finalmente, la ignorancia entre los políticos es mala consejera, y eso también puede estar detrás de la renuncia de Pescador Osuna, quien seguramente se vio presionado y buscando dejar una pega al Gobernador y al propio Enrique Villa, termina la entrevista deseando “que la relación entre el nuevo presidente, el doctor Enrique Villa y el Gobernador sea mejor, ambos son de Los Mochis”.

Esperemos que este balance crítico no represente una fractura en esta institución académica que ha prestado buenos servicios a Sinaloa.

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