Después del 7 de Junio, la guerra

pecuni y heriberto

Las elecciones del próximo 7 de junio son más importantes por lo que representan para el año entrante, que por la designación de los ocho diputados federales sinaloenses.

Hoy todos los actores políticos están jugando para posicionarse en la disputa por la gubernatura, los 18 municipios y las 40 diputaciones locales.

Lo que resulte en votos y posiciones serán determinantes para establecer alianzas grupales y coaliciones electorales.

Aunque ya se vislumbran dos grandes agrupamientos que podríamos dividirlos, entre los que vienen con el apoyo real o supuesto de la Presidencia de la República y quienes inspirados en la experiencia de 2010, buscarán seguir teniendo control sobre el gobierno del estado.

Fuera de esa matriz no parece haber mucho, así el punto inicial es quién será el candidato del PRI a la gubernatura, si la balanza se inclina hacia David López o Heriberto Galindo, es probable que el otro grupo promueva la misma alianza partidaria de 2010, incluso ampliarla al PAS.

Ahora está más fácil, me decía una persona cercana al ex gobernador Juan Millán, con la certeza quizá de que López y Galindo no tienen el arraigo, visibilidad, influencia y dinero del empresario Jesús Vizcarra y éste no quiere repetir el agravio de verse exhibido como un empresario con dinero mal habido.

Más se le agregaría a este empresario la debilidad de Peña Nieto para imponer un candidato so riesgo de ser derrotado y balcanizar el poder priista.

Pero este balance positivo para el grupo gobernante es mitad cierto y mitad falso, ciertamente López y Galindo, como cualquier otro aspirante que reclame estar en el ánimo del presidente Peña Nieto, cómo me lo expresó Galindo en una larga conversación que sostuve con él, “esto será en noviembre cuando iré con el Presidente para preguntarle si le sigo o le paro”, es decir, para entonces ya las cosas deben estar más que claras.

La pregunta que me asalta en clave de qué resolvería Peña Nieto sobre la candidatura priista: lo haría mediante el mecanismo de lograr la unidad del priismo con una candidatura que acepten todos los grupos o a través de una decisión absolutamente centralista, con fuertes dosis de autoritarismo que en las últimas semanas estamos viendo en otros ámbitos de la vida pública.

Quiero pensar que privilegiará el acuerdo interno pero no con cualquier candidato, sino con quien haga puente entre los distintos grupos priistas y eso podría abrir el paso a quien se han movido en las dos aguas, Diva Hadamira y Aarón Irízar, pero igual podría ser que en un acto de autoridad como líder del partido imponga como candidato a David López o Heriberto Galindo.

Sin embargo, tendría que venir acompañado con medidas coercitivas como sucedió en la época de Salinas de Gortari, cuando echó a varios gobernadores y aspirantes que simplemente no tenían la confianza del entonces Presidente.

Y eso significaría la guerra del Presidente contra los “traidores” que han esgrimido varios aguilaristas, entre ellos Jesús Burgos Pinto, y eso pasa por la judicialización de la política.

Abrir expedientes y encauzar judicialmente algunos de los personajes que están buscando repetir la dosis de 2010 para despejar el camino y generar otro escenario de competición, ya no contra la oposición interna sino contra la externa.

Hay indicios de que ante la crisis de credibilidad del Presidente y el sentimiento de “que haga lo que haga la percepción seguirá siendo la misma”, la opción dura es una alternativa para alinear los astros y evitar un mayor fraccionamiento político.

El Presidente Peña sabe que su principal apoyo le viene del PRI y aceptar que en los estados franjas de ese partido establezcan alianzas con la oposición debilita sensiblemente su liderazgo y aun con toda la crisis de credibilidad, se impone la disciplina.

Hay recursos para hacer la vida pesada a Malova y su gabinete, como sus aliados en el último tramo del sexenio. Alguna vez confió Heriberto Galindo al director de Ríodoce que luego de la publicación de un artículo de mi autoría sobre un encuentro con el ex gobernador Millán Lizárraga, le habría confiado Osorio Chong, Secretario de Gobernación, “estoy con ustedes”, y esto podría significar nosotros estamos contra ellos.

En fin, las elecciones de junio arrojarán tendencias para definir pesos específicos y posibles aliados para el 2016, pero también pudiera ser la caja de Pandora de la que saldrían todo tipo de órdenes centralistas con fuertes dosis de autoridad.

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