El asesinato múltiple de María Luisa Zambada, su hija y dos sobrinas y la posterior detención de dos sobrinos como presuntos culpables, una vez más muestra como la Procuraduría General de Justicia del Estado en forma expedita ofrece culpables que ya lo quisiera Interpol y no sorprendería si no fuera porque los presuntos culpables son miembros del entorno familiar de la víctima.
Recuperando datos de la memoria, en el asesinato de la profesora universitaria Perla Lizeth Vega Medina, el 26 de mayo de 2012, inmediatamente se detuvo a un tío de la víctima y luego se mencionó como culpable a Juan Carlos Cristerna Fitch, un ex novio que supuestamente habría cometido el crimen por despecho, porque la víctima habría roto la relación que sostenían.
El 2 de julio del mismo año cae asesinado en una avenida de Culiacán, Jesús Alfredo Cuén Ojeda, hermano el ex rector de la UAS y dirigente del PAS. La sospecha recayó inmediatamente en la esposa, la señora Yesenia Armenta Graciano, quien según la PGJE habría pagado apara eliminar a su cónyuge con el que supuestamente tenía problemas; fue detenida encontrándola culpable un juez, por lo que ahora purga una sentencia condenatoria. Esto ocurrió aun cuando ella defendió su inocencia y ha declarado que la confesión le fue arrancada a través de maltrato y tortura.
Recientemente, fue asesinado en Mazatlán Aldo Sarabia, músico integrante de la Banda El Recodo, y la acusada también fue la esposa, la señora Alma Delia Chávez Guerrero, quien supuestamente animaría a su amante para que acabaran con la vida de su esposo. La historia de esta muerte sorprende por la rapidez con que se conocen los supuestos amantes y cómo deciden cometer un crimen que evidentemente se tomaría como un caso especial y vaya que lo fue, pues la nota trascendió fronteras, por dos hechos, la fama internacional de la Banda de Don Cruz Lizárraga y porque el crimen se sumaba a la de músicos que han sido asesinados en los últimos años.
Ahora ocurre el asesinato de la ex Procuradora del DIF, María Luisa Zambada y nuevamente los principales sospechosos son del entorno familiar, y bueno, ante este hecho recurrente caben dos posibilidades de interpretación:
Una, que la espiral de violencia ha roto la fuente natural de integridad de los afectos amorosos y familiares, de manera que es notoria la descomposición de la llamada célula básica de la sociedad y dos, que ante la situación de violencia que se vive en Sinaloa —que si bien ha disminuido respecto de los peores años sigue siendo alta—, el estado sigue encontrándose en los primeros lugares de homicidios dolosos por cada 100 mil habitantes, y que no todos los crímenes son iguales, pues hay algunos que tienen una mayor relevancia social y para la autoridad resulta urgente dar respuesta judicial y mediática.
No hay duda que en Sinaloa, los crímenes en el entorno familiar no son nuevos, se conocen algunos escandalosos, incluso no es raro que leamos historia espeluznantes de ellos en los medios impresos; sin embargo, me resisto a pensar que en los crímenes más mediáticos siempre hay detrás un afecto lastimado.
No tengo idea de cuantos de estos casos, luego se caen por falta de pruebas, pero si tengo claro que cuando aparece una autoridad declarando que se dio con el presunto asesino, la burbuja mediática tiende a desinflarse con extraordinaria rapidez.
Y en México, y digo México no Sinaloa, pocos medios de comunicación siguen la secuencia judicial en este tipo de casos como una manera de garantizar derechos de víctimas y victimarios.
Y eso en un contexto de corrupción y ánimo de encontrar culpables para cerrar casos que podrían poner en entredicho la eficacia de la autoridad, ¿recuerda usted el documental cinematográfico Presunto Culpable?, se pueden cometer injusticias y abusos contra miembros de familias que están lejos de haber cometido un crimen.
Esto no quiere decir que en los casos señalados haya inocentes, ¿cómo saberlo?, esa es tarea de un juez, quien valora las pruebas que ofrece el investigador y condena o absuelve en cada uno de los casos.
Pero me queda la pregunta: ¿cuántos inocentes en estos casos podría haber en las cárceles de nuestro estado?
