Cuando me preguntan cómo le fue al PAN en estas elecciones del pasado 5 de junio, les contesto: ¿En dónde: en el país o en el estado de Sinaloa?
En el país al PAN le fue extraordinariamente bien, ganó siete gubernaturas de un total de 12. Gobernará Chihuahua, Durango, Aguascalientes, Tamaulipas, Puebla, Veracruz y Quintana Roo. Interesante el triunfo de un hombre decente en Chihuahua, me refiero a Javier Corral, quien con algunos problemas ganó la candidatura en su partido y después en el Estado.
Estos resultados alientan al panismo nacional y lo enfilan hacia la Presidencia de la República. En realidad fue un voto de castigo por la mala conducción del país por el Presidente de la República, Enrique Peña Nieto. Probablemente Manlio Fabio Beltrones será removido de la presidencia nacional del PRI. Sus nueve gubernatura no llegaron.
Morena se afianza como una alternativa. Su presencia en Veracruz, Zacatecas y la Ciudad de México, lo hacen ver como una izquierda respetable, muy por encima de las otras izquierdas.
Los candidatos independientes en Sinaloa, tanto a la gubernatura, presidencias municipales o diputaciones no alcanzaron ningún triunfo. Tienen que tener recursos económicos, un equipo humano que lo dote de una estructura previa y un proyecto serio que ofrecer.
No basta presentarse como puros, inmaculados e incorruptibles. La lucha contra las maquinarias partidarias es muy desigual. Son verdaderas estructuras oligárquicas, como lo describe Robert Michels, en su ya clásico libro Los Partidos Políticos.
Es imposible saber cuánto “dinero negro” —recursos gubernamentales y privados no registrados por el INE y por tanto ilegales— entraron en la campaña de 2016 y en qué medida desequilibraron la competencia y, sobre todo, hasta qué punto se dedicaron a la compra de votos. ¿Cuánto dinero gastó Quirino Ordaz Coppel, candidato ganador del PRI a la gubernatura? ¿Cuánto dinero gastó Héctor Melesio Cuen y Martín Heredia, ambos candidatos a la gubernatura, también? El candidato independiente Francisco Frías Castro decía que por cada cien spot de sus contrincantes, se escuchaba uno de él.
Interesante es el resultado del Partido Sinaloense, fuerza local, que después de 35 años de estar el PAN ocupando el segundo lugar, es desplazado a una tercera posición. Sus triunfos lo consolidan, obtiene tres presidencias municipales: Mocorito, Angostura y Cosalá, más de cinco diputaciones y alrededor de 40 regidurías. El camino a la Senaduría en el 2018 se despeja para Cuen Ojeda. ¿Con quién hará alianza? esa es la incógnita.
Un resultado lamentable es la baja participación ciudadana, participó el 44 por ciento según datos del PREP. El resultado final lo conoceremos pronto.
La izquierda en Sinaloa languidece, sus resultados son precarios.
La consigna “voto por voto, casilla por casilla”, fue coreada por manifestantes en el municipio de Escuinapa, tal y como se escuchara en el 2006 en todo el país. Hoy la nueva legislación electoral la recoge y cuando los comicios son cerrados, se abren los paquetes electorales y se cuentan voto por voto, así fue en Mazatlán y Mocorito. Esto da certidumbre a los participantes y afloja tensiones. El derecho a acudir a los tribunales electorales lo tienen los actores políticos.
La calidad de las elecciones del pasado 5 de junio, “no fueron las peores, pero tampoco las necesitamos”, como escribiera Lorenzo Meyer hace unos días. De todas formas, se pueden sacar conclusiones.
Vale mencionar una reflexión que le escuché en Zacatecas a Felipe González, quien fuera Presidente de España: “La democracia llega a un país cuando la factibilidad de la derrota es aceptada por los actores, es decir, cuando los candidatos están preparados para ganar, pero también para perder”.
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