Protestan bases magisteriales contra la “evaluación punitiva” en el puerto

“¡Usted y la compañera chaparrita traen la consigna de dividir el movimiento!”, reclamó un maestro a su interlocutor que proponía repetir sólo el viernes 10 de junio y no el domingo 12, la marcha contra la reforma educativa que había dado una lección cívica a los propios maestros que se estaban educando.

Esa tarde del 2 de julio, la manifestación del contingente de maestros había marchado desde la discoteca Valentino’s, recorriendo la avenida Rafael Buelna hasta el Monumento al Agua, contra la reforma educativa considerada punitiva.

Desafiando el intenso calor que la resolana despedía del asfalto, los manifestantes coreaban un rotundo no a la evaluación magisterial.

Ya plantados en la glorieta del Monumento al Agua, los maestros y maestras micrófono en mano sostenían que las bases magisteriales de la CNTE y el SNTE habían rebasado a los líderes sindicales que durante años se solazaban en sus puestos burocráticos, traicionando a trabajadores de la educación.

“Va a caer, va a caer, la reforma educativa, va a caer”, gritaban al unísono.

Para consolidar la solidaridad que se vivía en esa tarde calurosa, uno de los docentes argumentaba sobre la unidad sin líderes, pues todos los manifestantes se habían convertido esta tarde en dirigentes del movimiento magisterial.

“Fuera colores políticos, fuera ideologías, fuera individualismos”, arengaban en aras de la unidad.

Después de compartir el micrófono, las bases de la CNTE y el SNTE lograron consensuar que habría manifestaciones el 10 y 12 de julio, replicando las protestas que se están dando en casi todos los estados del país contra la “punitiva” y “falsa reforma educativa”, que dicen, pretende dejarlos sin trabajo.

Y con esa consigna se dispersaron las bases magisteriales, prometiendo que la rebeldía de esa tarde no sería “llamarada de petate” y que volverían a tomar las calles para expresar su total repudio a la política educativa del gobierno federal.