Migrantes sinaloenses, sin derechos laborales y sin seguridad social

MIGRANTES. Sinaloa, sin dependencia de atención a migrantes.
MIGRANTES. Sinaloa, sin dependencia de atención a migrantes.

Nelda Ortega
Los ojos de doña Esther recorren cada expresión de su hijo cuando escucha todo por lo que tuvo que pasar para llegar “al otro lado”.
En silencio, la madre del Pineda, como es conocido en El Palmito del Verde, Juan Carlos Estrada García, da cuenta del día que decidió dejar el terruño y adentrarse al mundo de los migrantes que salen de su pueblo para mejorar la calidad de vida de la familia.
Ya pasaron 14 años que viajó por primera vez como indocumentado con una prima y todavía no olvida los seis cadáveres que encontraron a su paso mientras se internaba en el desierto de Sonoita para cruzar a Estados Unidos.
El día que decidió salir de Escuinapa rumbo a la frontera, lo hizo a bordo de un autobús, y fue en el primer intento que lo deportaron por 20 años por haber portado documentos apócrifos.
Con 19 años de edad llegó a California, donde se dio cuenta que no existía como ciudadano, que la credencial del IFE y los billetes mexicanos son considerados menos que basura, y que si no contaba con documentos que respaldaran su estadía allá, y dólares, no era nadie.
El destierro por 20 años poco le importó, y a los 15 días ya se estaba brincando la malla fronteriza, ingresó por San Luis Río Colorado y llegó a Phoenix, Arizona de “raite”.
“Ahí sí sufrí porque mi primo me vendió con un pollero; él iba ganando conmigo 300 dólares, me vendió y ellos (los polleros) se iban a encargar de mandarme al destino: Fresno, California. Yo tenía que pagar mil 500 dólares… ahí era mi última parada”, dijo.
“Es una mafia, agregó, el pollero que me compró era de El Salvador, había más gente, éramos como algunos 80, todos en un cuarto; hombres, mujeres y niños, ahí estuvimos ocho días porque estaban sacando por grupos y luego se suspendía porque estaba caliente con la migra”, explicó.
En ese cuarto, relató, se hacía todo, cocinaban y se bañaban por turnos, pero no todos los días.
Divididos por estados, el Pineda contó unos 30 sinaloenses, los de Durango, Michoacán y Oaxaca sumaban 60 aproximadamente, mientras que la minoría provenía de El Salvador y Nicaragua, unas cinco mujeres llevaban niños y niñas de tres años, a lo mucho los más grandes tendrían unos diez años, pero todos padecieron por igual las carencias y limitaciones del hacinamiento.
No hay gobierno que lo apoye a uno
Pasó por Los Ángeles antes de llegar a Fresno acompañado de una prima que fue por él, se instaló en Livingston, California por dos años, tiempo que trabajó en la plantación de nuez.
Las tareas de limpieza y azadón duraron para el escuinapense un año, después se mudó a otro rancho donde los caporales eran sinaloenses e inmediatamente fue contratado, pero ya no como peón, sino como tractorista y encargado de cuadrillas.
Y le valió la procedencia, pues entre puros michoacanos, los sinaloenses se apoyaron y subieron de escalafón.
La solidaridad y apoyo que no existe en ninguna oficina gubernamental del estado de Sinaloa, está latente en la camaradería de los paisanos, que lo mismo se dan la mano en lo laboral, que en las reuniones de convivencia.
“¿Es de Sinaloa, compa?, véngase a la carne asada”, y así se conoce la gente y te preguntan de dónde vienes, ‘no pos que de Culiacán’, ‘yo de Mazatlán’, ‘Escuinapa’, los que me dieron el trabajo de encargado de cuadrilla eran de El Obispo, Sinaloa, el Meño le decían al encargado”, relató.
El Meño, también ilegal, ya había logrado tener allá a toda su familia, agregó.
El sueldo eran 400 dólares a la semana, y todos los días a las cinco de la mañana tenía que estar en la parada del camión con el lonche listo para esperar el “raite” a su trabajo, y al terminar la jornada, de regreso a la casa que compartió con su prima.
“Y así todos los días, ya sabía uno que si fallaba un día, pues era un día menos de sueldo, menos dinero, y pues menos alcanzaba”, dijo.
Solos, echados para adelante, los sinaloenses que mandan semanalmente remesas a sus familias no cuentan con apoyo estatal en caso de alguna contingencia, ni existe asesoría.
“No hay gobierno, ni una oficina, nadie que te ayude, uno está solo, a su suerte, no hay nada del Gobierno del Estado de Sinaloa, si acaso la credencial de César Chávez para que la policía no te levante, pero esa no la respeta la ‘migra’, te la quita y la rompe y te deporta”.
Los paisanos recurren más a la oficina del consulado, agregó, donde sí hay apoyo, lento, pero lo hay.
Es mentira que hay apoyo, los migrantes son tomados en cuenta nada más cuando al gobierno le conviene, como ahora que Enrique Peña Nieto fue a California, acompañado por Mario López Valdez, señaló.
“Apoyan más los americanos que el gobierno de México; tan así que hay una avenida que se llama Sinaloa, y existe una comunidad muy grande de puros sinaloenses”, comentó.
Vicente Fox fue a hacer campaña y prometió muchas cosas, y la gente le dio el apoyo, salió a votar por él y nunca regresó a cumplir lo que ofreció, dijo, nada más enredó a la gente.
Prometió una amnistía para los 4 millones de indocumentados cuando George Bush era presidente, y también fue mentira, acusó.
La credencial para votar es arrojada al rostro del mexicano que tenga la osadía de quererla mostrar como identificación, dijo, y lo mismo pasa con el billete mexicano; lo rompen y te avientan con él.
DEUDAS PENDIENTES. Ser beneficiarios de una pensión y restituirles sus derechos políticos.
DEUDAS PENDIENTES. Ser beneficiarios de una pensión y restituirles sus derechos políticos.

Cadáveres sobre el camino
Dos años tuvo como patrón al Meño y regresó a Escuinapa.
En el 2006, su amigo el Canario, menos conocido como Ramón Núñez Flores, fue su compañero de viaje y se aventuró a pasar ilegalmente de nuevo, pero en esta ocasión por Sonoita.
“Y sufrí, lo que es sufrir como ilegal otra vez para llegar a Estados Unidos, de ahí me fui con unos burreros, que trasladan mariguana para el otro lado”, mencionó.
Sin pagar un solo dólar, y con la certeza de que no se vería involucrado en asociación delictuosa alguna, salió de Escuinapa con los hombres hasta cruzar la frontera sin que nada ni nadie se los impidiera.
Pasó siete días y siete noches en el desierto que nunca olvidará, como tampoco olvida que la comida era sólo para cuatro días y que después no probó ni agua.
Y es que los polleros que irían por él y otros ilegales no pudieron moverse porque el patrullaje estadounidense no se lo permitía.
Adultos mayores, niños y una mujer embarazada tuvieron que depender de las mañas de los polleros que arrancaban bejucos y extraían agua para sobrevivir a las altas temperaturas.
“Ahí ya tenía yo 23 años, gracias a Dios no me enfermé”.
“Una señora se andaba muriendo porque se deshidrató, encontramos cadáveres en el camino, era gente grande, con la piel seca, ya carcomidos, supimos que eran hombres porque tenían pantalones y tenis”, dijo.
Como si fueran animales, agregó, apareció el primer muerto seco, como a los 100 metros había otro y así como que fueron cayendo uno tras otro.
De regreso al Palmito del Verde, Juan Carlos recuerda las veces que probó mangos de huertas escuinapense, conocidos como “IQ”, de Ignacio Quevedo, y el orgullo de probarlos y encontrar tan lejos algo que en su tiempo, tuvo al alcance de la mano.
—¿Se volvería a ir?
—No, sin papeles, ya no.
Y es que a la fecha, el Pineda fue electo comisario en uno de los poblados considerados como un bastión hortícola al sur de Sinaloa; tres años durará su gestión y apenas corre el primero.
Es productor de chile, prepara actualmente la tierra para plantar los almácigos y emplea a tres personas, cuyas familias dependen de que levante las 80 toneladas proyectadas por hectárea para su comercialización en Jalisco principalmente.
Una tradición migratoria ignorada
No existe una sociedad, leyes ni un gobierno que entiendan que hay una tradición migratoria de casi dos siglos y que se trata de una condición geográfica que difícilmente cambiará.
Juan Manuel Mendoza, catedrático de la UAS en la Facultad de Ciencias Sociales, quien tiene un doctorado en historia fronteriza, opinó que el tema con los migrantes va muy lento.
El especialista en Etnicidad e Identidad de los migrantes mexicanos que viven en Estados Unidos, expuso que se requiere una modificación al sistema educativo para no degradar a los niños y jóvenes que regresan al país para reincorporarse al sistema educativo.
Destacó la necesidad de incluir el inglés y no imponer sólo el español como método de inmersión obligatoria, para la integración de los menores en el sistema educativo, tema que por cierto fue considerado por las cortes de Estados Unidos como inconstitucional, toda vez que va en contra de los derechos y la dignidad humana.
Asimismo, agregó, que encuentren en el sistema de seguridad social (IMSS) una opción como beneficiarios que les permita vivir de una pensión al retirarse de la vida laboral, porque actualmente no la tienen; trabajan durante décadas y envían dinero a sus familias, contribuyen a la economía del país, pero no les es retribuido de ninguna manera.
Otra deuda con los paisanos, dijo, son los derechos políticos; al irse a Estados Unidos pierden la posibilidad de votar y ser votados, no existe en Sinaloa una ley electoral que salvaguarde esa condición, y la pierden por el solo hecho de irse en busca de mejores oportunidades laborales.
La Constitución de Estados Unidos establece que toda persona nacida allá es ciudadana norteamericana y del estado en el que nace, es decir que sus derechos políticos los tiene garantizados, pero en México no se ha avanzado en esos derechos políticos.
Otro derecho perdido es que si un ciudadano sinaloense no vive aquí, pierde —por ejemplo— el derecho a un descuento del impuesto predial.
“¿Qué significa no ser ciudadano en un estado?, significa no ser nada (…) pierde sus derechos políticos, porque te obliga a tener arraigo, ir a una urna, estar físicamente, ni representación, ni ser candidatos”, señaló.
El principio básico que debe ser atendido es que las constituciones locales eliminen el requisito domiciliario para que el ciudadano pueda tener derechos. Flexibilidad en las leyes, que sean incluyentes y no sea el pretexto la condición de migrante para no tomarlos en cuenta.
La condición migratoria también implica reconocer la transnacionalidad, expuso el especialista, es decir, que una persona pueda tener lealtad a dos culturas sin que parezca exótico o raro, sino que es su condición.
Pero en Sinaloa, al igual que en otros estados, esto no siempre es bien visto, sin embargo tanto la constitución de Estados Unidos como la de México lo permiten, y una persona puede contar con ambas nacionalidades.
“Debemos de ser tolerantes en que ellos tienen intereses políticos, económicos y culturales allá y también aquí”, expuso.
También hay que considerar las aportaciones culturales que la comunidad migrante ha hecho con respecto a la música, la alimentación y los negocios, y no marginarlos.
Datos del migrante sinaloense
—El 25 de agosto el presidente Enrique Peña Nieto realizó una gira de trabajo por California acompañado de 11 gobernadores, entre ellos Mario López Valdez.
—Sinaloa no está dentro de los 29 estados que cuentan con una dependencia en México ni en Estados Unidos para atender a migrantes.
—750 mil migrantes radican en California, estima el Gobierno de Sinaloa.
—Malova propuso capitalizar la presencia de paisanos para hacer negocios con los productos regionales.
—262 millones de dólares suman las remesas enviadas por sinaloenses durante el primer trimestre del 2014.

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