Que las paredes hablen, bato…

 

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La orden del jefe fue “entrevisten a ese bato”. Se refería al artista gráfico conocido como Doctor Feis, quien concluyó el jueves 1 de junio un mural en honor a Javier Valdez Cárdenas, y con él, un mensaje escrito: Que las paredes hablen, bato, ya que la ciudanía calla.

Alguien dijo que no daba entrevistas, que incluso al mismo Javier le negó una, sin embargo el artista accedió. “Nomás por ser de Ríodoce”, bromeó sentado a la mesa en el Guayabo. Quería un cigarro suelto y se lo pedía al Zurdo, quien ataviado con su típico traje todo blanco destapaba una cerveza Indio al entrevistador, recién llegado al lugar.

Luego, voltear a la puerta, buscar al regordete del sombrero, pero nada, nadie llega, más de 17 días de impunidad tratan de convencerte. Luego, Casimira y los cacahuates. El Feis le paga y ella agradece. Después de dos cervezas, la entrevista se pactó al día siguiente en una cafetería del centro, en el Guayabo había demasiada nostalgia como para efectuar la tarea ahí.

El mural, ubicado sobre la acera poniente de la calle Jesús G. Andrade entre Ángel Flores y Antonio Rosales es una de las más concurridas del centro de la ciudad. Ahí, locales comerciales, bares y restaurantes, dan vida a esa parte del centro histórico las 24 horas del día, y el Doctor Feis explica que la frase no es suya, la frase se la dio el mismo Javier Valdez.

 

—Tuvieron esa charla, ¿por qué o cómo se origina, qué fue lo que te dijo Javier?

—Hace unos años cuando pasó el caso de Sandra Luz Hernández, le había hecho un retrato a su memoria, que de alguna manera son temas que te impactan, a mí en lo personal me impactó y platicaba con Javier al respecto, él me comentó la frase, se me hizo muy poderosa.

Me hizo mucha resonancia cuando pasa lo de su asesinato porque él es un claro ejemplo de la voz de toda la raza, con sus libros, con todos los textos que hizo y esa frase me brincó un chingo, el mensaje que está en un muro que puede ver toda la gente, ya sea que lo entienda o no pero que lo pueda… de alguna manera que lo lleve a un punto de reflexión.

Al momento de la entrevista el conteo de días de impunidad iba en 18, la información de la Fiscalía escueta y la ciudadanía alejándose, pero unos pocos siguen sumando esfuerzos, como el colectivo de intervenciones urbanas RecuperArte, quienes desde el 31 de mayo trabajan en una manta gigante para honrar al cofundador de Ríodoce y corresponsal de La Jornada.

Y el Feis se explica. Pidió su café en vaso para llevar y procura un cigarro, lo enciende. De repente hace pausas, un camión y su estruendo le dan oportunidad de hacer pausa para coger aire y confesarse.

“Se me hizo muy pertinente poner una frase que él mismo dijo, porque es lo que está pasando, no hay una respuesta por ninguna de las autoridades en el caso de Javier, pero hay un chingo que se quedan sin seguimiento o lejos del seguimiento resolverlos, y la verdad es que sí estoy de alguna manera muy indignado por ser el personaje que representa la palabra y la voz y por ser mi amigo, pues, por ser una persona que yo conocí y que no tenía pedos con nadie, era un cabrón muy, muy… de ley, pues.

—¿Es raro volver al Guayabo ahora que sabemos que ya no está Javier?

—Justo yo fui un día después del velorio… pues ver al Zurdo, ver a doña Casimira que también los vi en el velorio y ver a cualquier gordito entrar con sombrero ahí, pues de repente es un lugar que concurro mucho y ver a tantos Javier entrar en un día y te da algo, te da como cierta rabia, te pones a pensar qué chingados tienes que hacer.

La catarsis y la charla con Javier

La gente pasa, saca el celular y hace una foto o la selfie. Sube la imagen a redes sociales con la etiqueta #JusticiaParaJavierValdez. Estudiantes, en su mayoría, se le quedan viendo, la admiran, la piensan. Doctor Feis explica el proceso, su móvil.

“El retrato de Javier es un poco diferente a los otros porque es estar hablando con un compa tuyo, estar en el muro, haciéndolo, lejos de qué colores le vas a meter o cómo va la proporción, de cómo lo distribuyes. Yo tenía de alguna manera una plática con él”.

—O sea, el realizar el mural fue una plática con él…

—Exacto, es una charla con el Javier, güey, de estar pintando y estar pensando de alguna manera en las frases que Javier decía o estar volteando a ver el boceto que traía en la mano y pintar el ojo, los dientes, de cómo le haces la arruga de la expresión de que está sonriendo pero es una sonrisa de ‘me la pelan, putos’, ¿no? Porque para mí eso es lo que es, o sea…

Quién sigue, pues y bajo qué circunstancias vamos a estar en cinco o seis años, a cuántos más nos van a matar por estar levantando la voz de que estamos hartos de tanta mierda que tenemos. Si nos van a matar por eso pues como dijo el Javier, pues que nos maten a todos a la chingada, o sea no es nuestra culpa tener esta situación por el beneficio o el poder que le genera a unos cuantos, yo creo que somos más los buenos que los malos, el problema es que la gente no sale, el problema es que la gente no alza la voz, no grita y por eso es la frase: si la gente no lo hace, que los muros lo hagan.

En su explicación, el artista se refería a un tweet realizado por Javier el 25 de marzo, donde criticó el asesinato de su compañera en La Jornada, Miroslava Breach. “A Miroslava la mataron por lengua larga. Que nos maten a todos, si esa es la condena de muerte por reportear este infierno. No al silencio”.

Y con las latas de aerosol, el Feis rompe el silencio. El azul, el amarillo, la sonrisa, el Javier.

No callar, mejor llenar la ciudad de colores

La relación entre Javier y el Doctor Feis se vuelve estrecha a partir del crimen de la activista Sandra Luz Hernández, a quien la asesinaron el 12 de mayo de 2014. Sandra Luz sólo quería encontrar a su hijo desaparecido, y su caso, fue seguido de cerca por Javier. Luego, el artista realiza un mural de ella.

“Vamos a llenar (la ciudad) de muertos también pero ahora con color, con dibujos, en donde se pueda pintar y dejar una imagen. Yo creo que una imagen expresa más que palabras en algunos casos, pues, y aquí es una imagen con palabras, que al final la palabra viene siendo de un carácter estético que también es una imagen, es como una cuestión que engloba todo”, añade.

A la fecha, el Feis contabiliza entre 10 y 15 retratos de gente asesinada en Culiacán. La consigna no es ninguna otra que no callar. Al pie de la letra tomar el “no al silencio” que tanto dijo Javier. En los primeros cinco meses cifras oficiales dicen que son alrededor de 720 homicidios dolosos.

—No nos van a alcanzar las paredes entonces, si seguimos a este ritmo, a Culiacán no le van a alcanzar las paredes para contar lo que la gente estamos callando.

—Pues entonces… o sea yo no sé qué es lo que quiere el gobierno que pase, o hasta donde se va a llegar… y pues no hay que dejar de alzar la voz entonces, de escribir, de dibujar, de pintar, de hacer acciones, de concientizar, esa es la palabra, creo en la conciencia.

—Y hablando de conciencia, Feis, ¿cuál fue tu móvil para hacer este mural, qué fue lo que te movió?

—Desde que pasó lo de Javier, desde el primer momento, bueno obviamente en el primer día no pensé en nada más que en no creerlo y en que no me cayera el veinte y después pensaba en hacerlo grande, en hacerlo chico para que la gente rebuscando lo viera y después pensé en no hacerlo, pero al día siguiente matan a otro, a maestros, a un fotógrafo, o sea, el llevarlo a hacer es como empezar a no callarse.

Puedes estar muy concha en tu casa, en tu oficina y estar viendo cómo pasan las noticias, dando like a las imágenes o nada más compartiendo pero, digo, puedes empezar así pero no puedes pasar todo el tiempo nada más viendo cómo te pasan los muertos, levantando los pies como si fueran topes para no tropezarte con ellos.

La palabra como imagen de Javier Valdez

Para el Doctor Feis la palabra paredes es algo que tiene muchas lecturas, que puede ser desde paredes de un periódico, de las redes sociales, de las calles, de lo que se deje, pero la onda es dejar un mensaje que sea visto, y luego reflexiona.

“¿Por qué tienen que matar a tu hermano, a tu papá o a tu primo para que salgas a la calle? Y no es irte a quejar, no es ir a decir lo mataron y estoy triste, es un grito y ya estamos hasta la madre, cabrón, estamos hasta la madre de que estén matando a nuestros amigos, a nuestros seres queridos o aunque no los hayas conocido”.

“Como el caso de Jassiel, yo no lo conocí personalmente, o sea no era mi amigo pero es algo que te llena de rabia bien cabrón, Sandra Luz también, el Poncho, la Yeny, el Bambucha, o sea todos los compas que ni la deben ni la temen y los matan por nada, cabrón”, añade.

—Cuando hacías el mural me platicabas de unas personas que se acercaron y te preguntan que si quién era Javier, ¿me podrías contar eso?

—Obviamente el estar en un lugar concurrido la gente pasaba, inclusive me encontré a una persona que se miraba muy humilde y me gritó: ¿le puedo tomar una foto al gordo? Simón, le dije. Era mi amigo machín, me dijo, y está quedando bien chingón, y dices, no mames, obviamente que Javier vive en el pinche recuerdo de las personas, sobre todo los que lo conocieron, los que no, como fue un caso muy sonado, con decirle es el periodista asesinado.

Una señora que me preguntó quién es Javier para la sociedad sinaloense y una vez que le explico quién era Javier y que lo asesinaron, porque me dijo ‘ah, se murió’, no, le dije, no se murió, lo asesinaron, esa es la frase, lo asesinaron. Sí, sí leí, pobrecito y hacía una negación la señora con la cabeza. Otras personas llegaron a pedir carteles porque hay una movilización de pegas de carteles pidiéndome a mí carteles y yo explicándoles que no era yo pero éramos parte de. Luego una persona que se notaba que no tenía nada que ver con el arte urbano, en su camioneta pero interesado también por el contexto que está pasando, te hace reflexionar en muchas cosas.

Hace una pausa y explica las técnicas que utilizó en el retrato medio caricatura, que no es realista pero que logra capturar la imagen de Javier Valdez y su sonrisa socarrona, pícara. El tiempo invertido en la obra, casi dos días. Luego reflexiona otra vez en los rasgos de su mural.

Y esa reflexión lo lleva al final. Entre la incredulidad, la indignación y la tristeza, el artista desea no tener que pintar más homenajes, terminar con esa catarsis de una buena vez, aunque explica que no será el último Javier que pinte.

“El estar creando una sinergia con la gente que iba pasando, y preguntándote. ‘Ah, el gordo se reía así’. Una amiga me dijo, esos son los ojos de Javier, yo miro esos ojos cuando se reía, una risa y los ojos entre picarescos, te dicen muchas cosas y esos recuerdos te hacen agüitarte pues, su puta madre, cabrón, la pinche sonrisa que entre comillas le borraron y eso hace que a la gente le dé ese coraje y seguir y seguir, no tenemos que callarnos, sea la técnica que sea, ya sea por medio del performance, del mural, la escultura, la música, lo que sea, hay que seguir hablando y de Javier y de todos los que están cayendo”, dice.

“Como lo mencionaste ayer, no hay que hacer homenajes a la gente asesinada, hay que exigir justicia. Yo no quiero hacer más homenajes de gente, no porque no lo merezcan, más bien no quiero que pase, no quiero que asesinen”, concluye.

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